La Embajada de China en Japón se pronunció en contra de la iniciativa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de instalar una oficina de enlace en Tokio. Según Pekín, tal acción podría socavar la confianza entre los países de la región. Nota al Pie analiza la táctica de la OTAN en el marco de su estrategia para contrarrestar el poder de China a nivel internacional.
Oficina de Enlace
En mayo, el gobierno japonés confirmó la intención del organismo internacional de abrir una oficina de comunicaciones en Tokio para expandir su influencia a la región del Asia-Pacífico. “Ya estamos en conversaciones, pero aún no se han concretado los detalles”, planteó por aquel entonces el ministro de Exteriores nipón, Yoshimasa Hayashi.
Sin embargo, a partir de la última Cumbre del bloque militar celebrada en Lituania la semana pasada, el plan fue ratificado y la Embajada china en Japón rechazó la propuesta denunciando que viola las reglas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
China considera que la medida podría perjudicar la paz y la estabilidad regional. Asimismo, señala que Asia se encuentra más allá de los límites geográficos del Atlántico Norte, manifestando la contradicción de la OTAN de posicionarse como un alianza regional pero en búsqueda de una expansión geopolítica. “No necesita una réplica de ese bloque militar”, expresó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Wang Wenbin.
Pívot al Asia-Pacífico
La instalación de la oficina en Japón deja en evidencia una de las principales estrategias de la OTAN: su expansión a la región del Asia-Pacífico. La alianza militar pretende contrarrestar el creciente poder de China en la definición de los asuntos globales y en esa línea viene desarrollando diferentes propuestas.
En primer lugar, cuestionando la política de “Una sola China” mediante la cual el gigante asiático trabaja para reintegrar a Taiwán a su control político. En ese sentido, la visita de Nancy Pelosi en 2022 a la isla fue una señal de respaldo para los intereses separatistas.
En segundo lugar, fortaleciendo el mecanismo AUKUS. Este acuerdo, suscripto en 2021 entre Estados Unidos, el Reino Unido de Gran Bretaña y Australia, es una nueva alianza militar que consiste en el traspaso de tecnología de punta, una nueva generación de submarinos y mayor presupuesto en Defensa.
En tercer lugar, la expansión de la OTAN al Asia-Pacífico. El bloque militar conducido por Washington se apoya en uno de sus principales aliados para ampliar su presencia sobre el territorio de quien considera su “rival sistémico”: China.
La OTAN, brazo armado del Unipolarismo Financiero que se impuso con el Consenso de Washington, sabe que no tendrá chances de contener el despliegue de la multipolaridad sin confrontar con China. El centro de gravedad de la economía internacional se ha desplazado del Atlántico Norte al Asia-Pacífico. En efecto, el 45% del comercio mundial pasa por el Mar de la China Meridional.
Resistencias
Sin embargo, la definición de la OTAN no está desprovista de debate interno. Si bien en la Cumbre de Madrid ya se había diseñado el Concepto Estratégico que califica al Asia-Pacífico como una región clave para la seguridad euroatlántica, la táctica de extender su logística a Japón generó rechazo en algunos de sus miembros. Francia cuestionó la iniciativa argumentando que es un error elevar los grados de confrontación con China y que la mudanza al Asia-Pacífico debilitaría la seguridad en el Atlántico Norte, razón de ser de la alianza.
En consonancia, el ex primer ministro de Australia, Paul Keating, descalificó al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, por su aspiración de aumentar lazos en Asia para contener a Pekín. Crítico del rol injerencista de Estados Unidos, Keating planteó como un problema la estrategia de acorralamiento a China en su propia región. Al igual que en Madrid, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Japón fueron invitados a la cumbre del espacio.
El factor Ucrania y la voluntad de Wang Yi
El desarrollo de los sucesos en Europa del Este son un factor de preocupación para los integrantes del bloque militar. Si bien todos los miembros promovieron la escalada bélica en Ucrania, sabido es que no hay perspectivas favorables para la OTAN.
El esquema unipolar no ha sido capaz de debilitar de forma significativa en el plano económico y financiero a Rusia, que demuestra voluntad de sostener el enfrentamiento. Además, la tensión en la frontera entre Polonia y Bielorrusia suma un frente de agresión en el que Vladimir Putin está decidido a usar “todos los medios” para defender a su aliado. Por ende, Francia e Italia vienen oponiéndose de forma sistemática a la ampliación del bloque al Asia-Pacífico. Consideran que una eventual extensión dispersaría las ya debilitadas fuerzas de la alianza.
Por otro lado, China comienza a diseñar una nueva estrategia en su región para desactivar los intereses unipolares. Según trascendidos, Wang Yi, máximo diplomático del Partido Comunista chino, le propuso a Japón y Corea del Sur llevar a cabo conversaciones a nivel de vicecancilleres con miras a una cumbre trilateral.
De acuerdo a su mirada, los tres vecinos deben “crear un atmósfera para una reanudación temprana de reuniones entre líderes”. Desde ya, Pekín se propone disuadir los planes de la OTAN fortaleciendo los mecanismos de diálogo y cooperación con Seúl y Tokio.