A fines de 2022 y principios de 2023, Argentina sufrió la sequía más fuerte de los últimos 35 años, la cual impactó de lleno en los principales cultivos del país: el maíz, el trigo y la soja.
Sin embargo, el fenómeno climático no solo afectó al sector agricultor, sino a la economía nacional en su conjunto, debido a que los productos de esta actividad están dirigidos en gran parte a la exportación. En este sentido, al caer las cosechas, cayeron fuertemente las exportaciones de la agroindustria, y en consecuencia la entrada de divisas extranjeras.
Varios meses después, sigue a la vista el impacto que tuvo la sequía en la economía. Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el nivel de actividad económica retrocedió en mayo un 5,5% interanual a causa de la sequía.
Por su parte, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) reveló que a pesar de que otros rubros como la exploración minera, hotelería y restaurantes y el comercio tuvieron resultados positivos, el sector que contempla la agricultura cayó un 43,8% respecto a mayo de 2022. Esta caída se evidenció en el porcentaje general de actividad económica.
Al respecto, desde la Secretaría de Política Económica indicaron que el EMAE “fundamentalmente refleja el impacto de la sequía” no sólo en la actividad agropecuaria, sino también por arrastre en el transporte y la recaudación. “Quitando el impacto de estos sectores, la actividad habría continuado mostrando avances, con una suba cercana al 1%”, afirmaron.
La sequía en números
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) afirmó que la superficie no cosechada de soja, maíz y trigo fue un área récord de 6.5 millones de hectáreas. Esto se tradujo en la abrupta disminución de las estimaciones de cosecha para la temporada 2022/2023.
Además, el informe de cierre de campaña de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que las exportaciones estarían valuadas en 12.542 millones de dólares, un 50% menos que en la campaña anterior. También se redujo el ingreso de divisas al Banco Central en materia de recaudación fiscal: ingresaron solo 4.350 millones de dólares, lo que representa una caída del 57% interanual.
El ministro de Economía, Sergio Massa, sostuvo que “Argentina enfrenta una restricción inesperada. La sequía nos quitó de una semana para otra el 20% de los dólares que se necesitan para mantener estable la balanza comercial, para poder producir, importar y abastecer nuestro mercado interno”.
El rol de la sequía en la relación con el FMI
Desde abril, el Ministerio de Economía trabaja en una renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La sequía está en el centro de la discusión, ya que trajo consigo un cambio en las condiciones económicas del país.
El planteo del gobierno consiste en que, a raíz de la sequía, resulta imposible afrontar los vencimientos pactados y cumplir con las metas fiscales que exige el organismo de crédito internacional. Además, la cartera que conduce Massa pidió al FMI que adelante los desembolsos previstos para este año por la situación crítica de las reservas del Banco Central.
“Hablamos sobre el impacto de la peor sequía en la historia argentina y nos comprometimos a continuar trabajando juntos para fortalecer el programa ante este escenario dificultoso”, señaló Gita Gopinath, subdirectora gerente del Fondo, al comienzo de las negociaciones.
El equipo económico se encuentra ahora en Estados Unidos para intentar cerrar un acuerdo que tenga en cuenta la situación causada por la sequía. Sin embargo, el tiempo corre y el acuerdo no llega, con vencimientos inminentes y en pleno año electoral.