El pasado sábado, el estado de Texas comenzó a desplegar un muro fronterizo sobre el Río Bravo, con el objetivo de detener la migración mexicana a Estados Unidos. El gobernador texano, Greg Abbott, ratificó su instalación en el marco de la operación Lone Star, que busca contener el flujo migratorio. A su vez, disparó contra la gestión demócrata de Joe Biden.
Muro flotante en el Río Bravo
Como comienzo de las obras, se inició la instalación de una cadena de boyas gigantes en aguas del Río Bravo, que separa a México de Estados Unidos, medida con la que las autoridades de Texas buscan obstaculizar la entrada de inmigrantes provenientes del país limítrofe. Varios camiones cargados con decenas de boyas color naranja fueron vistos en el tramo de la frontera entre las localidades de Eagle Pass y Piedras Negras.
El gobernador texano declaró que la acción pretende contener el “flujo descontrolado de migrantes” desde México. Esto se suma a que el estado fronterizo usa 5 mil millones de dólares para construir un muro fronterizo y desplegar soldados de la Guardia Nacional y el Departamento de Seguridad Pública. “Usaremos todas las herramientas para asegurar la frontera”, aseguró Abbott.
Operativo Lone Star
La iniciativa del gobernador marca una nueva fase del Operativo Lone Star (OLS), un esquema creado en marzo de 2021 para criminalizar y deportar rápidamente a les migrantes, quienes en general buscan protección en Estados Unidos. Financiado por 2 billones de dólares provenientes de fondos estatales, la política incluye el despliegue de 20.000 miembros del personal militar de Texas y los contingentes de 13 estados republicanos para vigilar la frontera.
Acusades de traspasar ilegalmente tierras privadas, miles de migrantes latino y afroamericanes son arrestades y llevades a prisiones estatales en condiciones inhumanas. En abril de 2022, un grupo de abogades presentó una demanda federal contra la operación, con el argumento de que los arrestos “son discriminatorios por motivos de raza y origen nacional, incluido el estatus migratorio percibido”.
A la vez, la organización no gubernamental Proyecto Derechos Civiles de Texas también planteó que el gobernador incumple la propia Constitución de Estados Unidos, al interferir en temas de inmigración y fronteras.
La política migratoria estadounidense
“Los soldados de la Guardia Nacional de Texas desplegados en la operación Lone Star trabajan día y noche para mantener la línea contra la crisis fronteriza de Biden”, planteó Greg Abbott. El refuerzo de este esquema expresa la decisión de les gobernadores del Partido Republicano del sur de Estados Unidos de enfrentar y debilitar al presidente Joe Biden.
La negativa de la administración de la Casa Blanca a “asegurar” la frontera deja espacios vacíos que les gobernadores republicanes llenan con políticas más racistas y discriminatorias que las vigentes.
Desde el inicio de su gestión, Biden ha hecho anuncios en el sentido de dar marcha atrás con los cambios migratorios dispuestos por Donald Trump. Por ejemplo, el 1 de abril de 2023, el Gobierno informó que a partir del 23 de mayo perdería vigencia el llamado Título 42, utilizado en la pandemia para la deportación de inmigrantes en la frontera, cambio que jamás se realizó. También dio de baja el programa “Quédate en México” apenas comenzó su presidencia, situación que tampoco prosperó por intervención judicial.
Si bien el Partido Republicano ejerció su poder en la extensa red de la Justicia estadounidense para bloquear esas transformaciones, el argumento de “fronteras abiertas” es tan solo un recurso político para confrontar contra el presidente. Desde hace décadas se mantiene el acuerdo entre republicanes y demócratas para despojar de derechos civiles básicos a les migrantes latines y afroamericanes.