Christopher Nolan finalmente grabó una biopic. El director británico tuvo un intento fallido de hace dos décadas cuando escribió una historia sobre el aviador Howard Hughes, que luego describió como el mejor guion que jamás haya realizado. El proyecto murió cuando The Aviator (2004, Martin Scorsese) entró en producción. Ahora, Nolan realizó una película sobre el padre de la bomba atómica, J. Robert Oppenheimer.
Sin embargo, es muy probable que Oppenheimer rompa las expectativas convencionales de las películas biográficas. Nolan llevó su guion a Universal —después de su ruptura con Warner por el estreno mixto de Tenet en el servicio de streaming HBO Max durante la pandemia—, y el estudio describió a la nueva película como «un thriller épico sobre un hombre enigmático».
Cillian Murphy, elegido para el papel principal, mencionó que «la historia está ahí, todos saben lo que sucedió, pero Chris lo cuenta de una manera diferente, como era de esperar con Chris. Eso es todo lo que puedo decir».La película ha acumulado un elenco y un equipo enormes. El guion es de Nolan, y es una adaptación del libro ganador del premio Pulitzer American Prometheus. Ludwig Goransson escribió la música, Hoyte Van Hoytema trabajó como Director de Fotografía. Emily Blunt interpreta a la esposa de Oppenheimer, Matt Damon se pone en la piel del director del Proyecto Manhattan, que fue responsable del desarrollo de la bomba, y Robert Downey Jr. se convierte en Lewis Strauss, el presidente de una comisión que cuestionó la lealtad de Oppenheimer a los Estados Unidos. Florence Pugh, Benny Safdie, Rami Malek, Kenneth Branagh y Dane DeHaan completan una lista repleta de estrellas.
“Nos guste o no…”, comenzó a declarar el director durante su presentación en la CinemaCon en abril pasado, “J. Robert Oppenheimer es la persona más importante que jamás haya existido. Hizo el mundo en el que vivimos, para bien o para mal”, continuó.
Nolan amplió esas ideas en una entrevista con Wired, diciendo que la importancia de Oppenheimer y su historia es una de las razones por las que la gente debería ver su película, que se estrena el próximo 20 de julio.
El director llamó a la película un «paseo salvaje», una evaluación razonable de una historia de vida entrelazada con lo que él ve como «literalmente el momento más dramático de la historia». Luego repite para enfatizar, “en la historia”.
Pero, ¿qué marca una película de Nolan? Atención al tiempo, la memoria, y cada parte de la experiencia cinematográfica. ¿Qué hace que Nolan se destaque como director? ¿cómo encaja una película sobre un evento histórico, que no es la temática habitual del director, en sus intereses más distintivos?
Hay muchas cosas que definen el trabajo de Nolan, algunas de las cuales lo hacen querido por sus fans y otras que levantan dudas. A veces se le critica por hacer películas demasiado clínicas, con poco desarrollo de los personajes, poco interés en personajes femeninos y negros, excepto como apoyo para los protagonistas, y por estar marcadas por las obsesiones personales del director con el tiempo y el engaño.
Sin embargo, aunque algunas de estas críticas tienen mérito, es difícil negar que Nolan es un director importante, que ha logrado encontrar la forma de hacer películas de gran presupuesto que la audiencia quiera ver, analizar, debatir y revisitar después de verlas.
Está muy interesado en la memoria
La mayoría de las películas de Nolan —muchas de las cuales tienen guiones escritos por su hermano Jonathan, creador de Westworld— exploran grandes conceptos filosóficos y ninguna de ellas intenta ofrecer respuestas concretas. Ya sea que esté haciendo ciencia ficción, un drama criminal, una película de superhéroes o una de guerra, Nolan es notablemente consistente en sus temas favoritos.
Uno de sus intereses más claros es la memoria: cómo funciona, cómo se corrompe y cómo nuestras memorias dan forma e incluso crean lo que consideramos «realidad».
Dos de sus películas, Memento (2000) e Inception (2010), son las que abordan sus obsesiones de maners más explícita. En Memento, el protagonista (Guy Pearce) sufre una forma de amnesia que lo deja sin memoria a corto plazo y, tanto su percepción como la del espectador de lo que es «real», se ven afectadas por esa condición. En Inception, con un presupuesto mucho mayor, el protagonista (Leonardo DiCaprio) intenta implantar recuerdos en el subconsciente de otra persona, y la naturaleza de la memoria impulsa la trama.
No obstante, la mayoría de las películas de Nolan tratan la memoria de alguna manera. En la trilogía de The Dark Knight – Batman Begins, The Dark Knight y The Dark Knight Rises–, Bruce Wayne es perseguido por el recuerdo de la muerte de sus padres, y aunque esto no es una invención de Nolan, es algo que sacó del lore de Batman, lo enfatizó. En The Prestige (2006), el gran giro depende de una persona, y la audiencia, confiando en su memoria, solo para descubrir que es defectuosa. Y el mundo cercano al futuro al comienzo de Interstellar (2014) ha intentado borrar su sociedad de una memoria colectiva, afirmando que las misiones Apollo nunca ocurrieron.
Si bien a veces se acusa a las películas de Nolan de ser clínicas y carentes de emoción, al menos parece considerar que la memoria está estrechamente relacionada con nuestras emociones.
En Dunkirk (2017), el papel de la memoria es más sutil que en sus otras películas. Los recuerdos de las experiencias de batalla, que parecen haberse asentado más en los cuerpos de los soldados que en sus mentes conscientes, ciertamente afectan cómo actúan bajo asedio, cómo se agachan ante una bomba o reaccionan en espacios cerrados.
Pero la verdadera relación de Dunkirk con la memoria está en su material de origen: toma como base un evento que forma parte de la historia real y luego ajusta ligeramente ese recuerdo. Además de quitarle algo del mito triunfalista que ha crecido en torno al evento, no termina en una nota optimista.
Entonces, Nolan no aborda directamente la memoria; en cambio, la película realiza una pequeña y benévola inserción propia, reformulando con sutileza los recuerdos de la audiencia sobre un importante evento histórico.
También está muy interesado en el tiempo
En películas como Tenet, Inception, Interstellar, Memento y su primer largometraje Following (1998), a Nolan le gusta jugar con la forma en que estamos condicionados a pensar sobre el tiempo, donde esperamos una progresión relativamente lineal del tiempo que refleje la vida real. No obstante, a Nolan no le interesa seguir esas reglas. En sus películas, el tiempo es solo otra herramienta destinada a ser doblada a voluntad del cineasta y no al revés.
Con frecuencia, lo que en una película de Nolan parece y se asume como un evento cronológico, no es cierto: estas dos escenas no se suceden lógicamente, o ese evento en realidad ocurrió en un momento diferente. Por lo general, no es solo un truco ingenioso, sino más bien una parte integral de la narración. De repente, la audiencia debe sentirse desubicada, dándose cuenta de que todas sus suposiciones sobre el mundo son una cuestión de percepción.
En Memento, la historia se cuenta en dos líneas temporales paralelas; una avanza, pero la otra retrocede. La historia se construye lentamente como una especie de danza entre el cineasta y el espectador, que trabajan juntos para encontrar el significado junto al protagonista. La desorientación temporal del público imita la del protagonista, lo que crea una experiencia de visualización más impactante.
El amor de Nolan por jugar con el tiempo no es sorprendente, ya que los recuerdos van de la mano con el tiempo y son la forma principal en que el pasado es «real» para nosotres.
En ese sentido, para mirar a Nolan hay que tener en claro que los recuerdos pueden ser defectuosos, especialmente en el mundo que él construye. Eso significa que a veces nuestra percepción del tiempo también es defectuosa. Perdemos la noción de cuándo ocurrió algo, o en ese momento no reconocimos cómo encajaba con otros eventos de la vida. Nolan obliga repetidamente a les espectadores a reconsiderar los «hechos» que consideramos verdades establecidas sobre nuestro mundo al ofrecernos una pequeña lección en el cine.
Una de las características clave que distingue a Dunkirk de otras películas de guerra es cómo trata el tiempo: la película se desarrolla en tres planos temporales separados, que se presentan al comienzo de la película y se alternan a lo largo de ella. Observamos a un grupo de personajes durante una semana, a otro durante un día y a otro durante solo una hora. La película en sí dura aproximadamente dos horas, lo que significa que el «tiempo» avanza mucho más rápido para algunos personajes que para otros.
Eso no es lo habitual en una película histórica basada en una famosa batalla, pero ciertamente se hace con un propósito. Ayuda a enfatizar una experiencia que es difícil de demostrar en una película más convencional: que la guerra —y otras experiencias de estrés extremo— tienden a distorsionar la memoria y la percepción del tiempo. Nuestra experiencia de desorientación desde la butaca se asemeja, de alguna manera, a cómo las personas que estuvieron presentes en los eventos los experimentarían.
Nolan subvierte las convenciones de géneros cinematográficos
Aunque comenzó con thrillers pequeños y de bajo presupuesto, Nolan ha demostrado ser un maestro en diferentes géneros cinematográficos, desde la ciencia ficción y los superhéroes, hasta los dramas criminales y las películas de guerra. Sin embargo, incluso cuando trabaja dentro de estos géneros establecidos, Nolan tiende a subvertir las convenciones y desafiar nuestras expectativas sobre cómo debería ser una película.
En la trilogía de The Dark Knight, Nolan tomó al personaje de Batman y lo convirtió en algo más que un simple héroe de acción. Exploró temas más profundos como la moralidad, la justicia y la dualidad humana a través de complejos villanos como el Joker y Bane. En lugar de centrarse en la acción y los efectos especiales, Nolan dio a las películas una profundidad psicológica y temática que las elevó por encima de las típicas películas del género.
En Inception, Nolan creó un thriller de ciencia ficción único que explora el poder de los sueños y la realidad subjetiva. La película desafía constantemente al espectador al presentar mundos dentro de mundos y capas de sueños, lo que lleva a un final abierto y ambiguo que genera debate y discusión entre les espectadores.
Interstellar es otra película que rompe con las convenciones de la ciencia ficción. En lugar de centrarse en la acción y los efectos visuales, Nolan se centra en la relación entre el tiempo, la gravedad y las conexiones emocionales humanas. La película es más un drama emocional y filosófico que una típica película de ciencia ficción, lo que la convierte en una experiencia cinematográfica única.
Dunkirk también se aparta de las convenciones de las películas de guerra tradicionales. En lugar de enfocarse en la violencia y la gloria de la guerra, se centra en la experiencia humana y el instinto de supervivencia en un contexto de desesperación.
A través de estas subversiones de género y desafíos a las convenciones cinematográficas, Nolan busca ofrecer algo más que una simple experiencia de entretenimiento.
El uso distintivo de la música y la imagen en las películas de Christopher Nolan
Uno de los aspectos más destacados del estilo de Christopher Nolan es su enfoque distintivo hacia la música y la imagen, creando así una experiencia cinematográfica inmersiva y única.
La colaboración de Nolan con el compositor Hans Zimmer ha sido fundamental en varias de sus películas, donde la música de Zimmer se ha convertido en parte integral de su identidad cinematográfica. Esta colaboración ha dado lugar a bandas sonoras memorables que contribuyen significativamente al tono y la atmósfera de las películas.
En el caso de Tenet, dado que Zimmer estaba ocupado componiendo la banda sonora de Dune (Denis Villeneuve, 2021), Nolan se reunió con el compositor Ludwig Göransson para explorar cómo implementar el tema de la inversión del tiempo en la partitura. El director cinematográfico ya tenía una idea musical en mente: darle un enfoque diferente al sonido de la guitarra eléctrica. Esto resultó ser un catalizador importante para ingeniar el paisaje sonoro inverso de la película. En el caso de «Oppenheimer», Göransson y Nolan vuelven a colaborar juntos.
Además de la música, la imagen también juega un papel crucial en el estilo cinematográfico de Nolan. Sus películas se caracterizan por una estética visual impresionante, con un enfoque en la cinematografía y una cuidadosa composición de cada toma. Nolan emplea técnicas como el uso de IMAX y la filmación en 70 mm para crear imágenes expansivas y detalladas que sumergen al espectador en la historia. También es conocido por su preferencia por escenas prácticas y efectos visuales realistas, evitando en la medida de lo posible el uso excesivo de efectos generados por computadora (CGI).
Oppenheimer y la relación con la temática de Nolan
En el caso de Oppenheimer, la película sigue la línea cronológica de los intereses cinematográficos de Nolan, documentando las experiencias de J. Robert Oppenheimer durante las diferentes etapas del Proyecto Manhattan. Se exploran tanto el período de anticipación apresurada, cuando los científicos eran presionados para desarrollar el arma antes que sus homólogos nazis, como los arrepentimientos y deseos de Oppenheimer de retroceder en el tiempo, al oponerse al uso de armas nucleares una vez que reconoció sus peligros potenciales. Estas sensibilidades contrastantes presentes en Oppenheimer también se alinean con otros protagonistas de Nolan que exhiben moralidades ambiguas.
Aquellos familiarizados con las obsesiones cinematográficas de Nolan comprenden por qué el director opta por filmar en película IMAX. Los paisajes inmensos ofrecen un tamaño de imagen lo suficientemente amplio para una de susideas narrativas, y la calidad de imagen satisface a les cinéfiles más apasionados. Con la costumbre de Nolan de llenar el cuadro con efectos prácticos masivos y escenas memorables, Oppenheimer promete ser otra experiencia teatral emocionante para el público.
Una pregunta subyacente que amenaza el futuro trabajo de Nolan es si ha ido demasiado lejos con sus ideas para la historia. Una crítica importante hacia su película más reciente, Tenet, fue la complejidad de la trama y la exposición sobresaturada. Dado que se espera que Oppenheimer sea la película más larga de Nolan, es natural dudar si el aclamado director tiene suficientes sorpresas y giros argumentales para mantener la atención del público durante tres horas.
Oppenheimer se estrenará el 20 de julio en cines nacionales.