En el marco de la Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo, organizada en La Habana (Cuba), desde el 3 al 7 de julio, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó un informe con cifras preocupantes. En él aseguran que América Latina y el Caribe registraron el aumento de temperaturas más alto en los últimos 30 años a nivel mundial.
A la alarma por el incremento promedio de 0,2°C por década, se suma el dato de que la sequía de 2022, ocurrida en la cuenca del Paraná-La Plata, fue la peor desde 1944.
Algunos datos del informe
En el verano pasado, la combinación del calor extremo con los suelos secos alimentó períodos de incendios forestales récord, lo que provocó que las emisiones de dióxido de carbono alcanzaran los niveles más altos en 20 años.
En los meses de enero y febrero, Argentina y Paraguay registraron un aumento de más del 250% en el número de puntos críticos detectados. Una brecha importante en comparación con el promedio del periodo entre 2001 y 2021.
«Los ciclones tropicales, las fuertes precipitaciones, los eventos de inundaciones, y las severas sequías de varios años provocaron la pérdida de vidas y miles de millones en daños económicos a lo largo de 2022. El aumento del nivel del mar y el calentamiento de los océanos plantean riesgos cada vez mayores para los medios de vida, los ecosistemas y las economías costeras», dijo en un comunicado el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Según los expertos muchos de los eventos extremos fueron influenciados por un fenómeno llamado La Niña, el cual es un evento climático que forma parte de un ciclo natural-global. Este fenómeno del clima es conocido como El Niño-Oscilación del Sur y tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, precisamente conocida como La Niña.
A su vez, los acontecimientos también llevaban el sello distintivo del cambio climático inducido por el hombre. Recientemente, ocurrió la llegada de El Niño que subirá el calor y traerá consigo un clima más extremo.
Acciones contra el cambio climático
En este contexto, Taalas aclaró que los sistemas de Alertas Tempranas «serán vitales para proteger vidas y medios de subsistencia» de los países, pero solo el 60% de la población de la región está cubierta por estas tecnologías”.
Y agregó que ”además, la sequía en la cuenca del Paraná-La Plata produjo la caída de la producción hidroeléctrica, por lo que los países se vieron obligados a reemplazar esa fuente energética por combustibles fósiles, que comprometen sus esfuerzos para la transición energética”.
Ante esta situación, el organismo llamó a aprovechar el potencial de los recursos solares y eólicos de la región, que representaron solo el 16 % de la generación renovable total en 2020.
En el verano de 2022, se detectó una pérdida «casi total» de la capa de nieve en los glaciares andinos centrales, amenazando los ecosistemas y la futura seguridad hídrica de millones de personas. Dicho esto, les expertes remarcaron que América Latina y el Caribe juegan «un papel vital» en la producción de alimentos y servicios ecosistémicos para todo el planeta.
«Las áreas de máxima prioridad para la adaptación y mitigación del cambio climático en la región son la agricultura, la seguridad alimentaria, y la energía», concluyó el secretario general de la OMM.