Un día como hoy, hace 31 años, Astor Piazzolla, uno de los grandes exponentes del tango, dejaba el mundo. Tras él, una estela de música mantendría vivo su legado, el cual se extiende por todo el mundo. Alabado por su capacidad de fusión, una de las transformaciones que impulsó al género musical son la incorporación del jazz y la música clásica.
Les detractores de estos cambios sostenían que su música no era tango, e incluso las radios se negaban a transmitir sus obras. Recién casi hacia el final de su carrera obtuvo el reconocimiento que merecía.
Su forma de revolucionar el tango y los motivos que lo llevaron a impulsar estos cambios hay que buscarlos en el tango mismo. Esta música arrabalera que tuvo su auge en la década de 1880, necesitaba de un cambio acorde a la transformación de la ciudad. Las nuevas corrientes musicales como el rock y el pop desplazaban al género, que necesitaba reinventarse con urgencia.
Nota al Pie conversó con Orlando Restivo, médico, historiador de Piazzolla y del tango moderno y escritor. Es autor del libro Astor Piazzolla, la revolución del tango.
Además, tiene una cuenta de Instagram llamada Espacio Piazzolla en la que este 4 de julio se realizarán, como una serie de homenajes, actividades para difusión de su música.
Astor Piazzolla y la revolución del tango
Astor Piazzolla revolucionó el tango tradicional al crear un nuevo estilo de vanguardia. “El tango necesitaba un cambio, una transformación, una revolución”, señaló Restivo.
Según les historiadores, este estilo musical hizo eclosión en los arrabales porteños hacia 1880 y empezó a dirigirse a la ciudad. “En ese momento tenía una potencia vital muy grande. Se hizo popular, masivo, convirtiéndose en la música del pueblo de Buenos Aires. Pronto abarcó todas las capas sociales, pero aún más las clases populares y trabajadoras”, agregó.
El tango como tal tenía una potencia renovadora muy importante. Esto se vio expresado en algunas corrientes como la del propio Carlos Gardel, luego Pedro Maffia o Julio De Caro. En esa potencia de cambio surgió el tango de la belle époque, a fines de los años 30 y década del 40.
Sin embargo, de acuerdo con el entrevistado, “ese tango se agotó porque no hubo quien continuara esa potencia renovadora. También porque el negocio del tango, las discográficas, las radios, las revistas necesitaban continuar con ese tango. Eso llevó a una cristalización que hizo que a fines de la década del 50 el tango empezara a declinar muy rápidamente”.
En la década del 60’, el tango fue desplazado por las nuevas vanguardias musicales del mundo, como el pop y el rock. “El tango empezó a morirse, por eso la necesidad de una transformación y revolución radical era imperiosa. El tango lo necesitaba”, puntualizó.
“Es magnífico porque Piazzolla logró transformar una cosa tan simple como el ritmo dos por cuatro, cuatro por ocho, seis por ocho; lo cual era una cosa regular y rítmica, pero que a la larga resultaba tediosa”, explicó Restivo.
El nacimiento del nuevo tango
Entre las modificaciones que propuso se encuentran el cambio a un ritmo tres tres dos, la introducción de fugas, ostinatos, pizzicatos con el violín. “Todas esas cosas las copia de De Caro, al que reconoce como uno de sus maestros. Esto lo lleva a lograr algo que difícilmente se pudiera lograr con los ritmos tradicionales del tango”, afirmó.
“El nuevo tango expresa la nueva Buenos Aires, una ciudad cosmopolita, llena de obreros y de trabajadores. Esa metrópolis tan inmensa como todas las grandes capitales del mundo y no el arrabal de la vieja aldea de los años 1880-1900”, diferenció Restivo.
En ese sentido, “el nuevo tango es un cambio radical y profundo en el centro estético y técnico del tango. Cambia la técnica con el ritmo y la introducción de los sinfonismos y los ritmos jazzísticos”, indicó.
En cuanto al cambio estético se refiere a que “es la voz combinada del Buenos Aires de arrabal con el nuevo Buenos Aires, esta nueva metrópolis que surge en los años 40 y 50”.
Las principales obras de Astor Piazzolla
Pueden mencionarse las primeras canciones que vienen a la mente pero es muy difícil hacer una abstracción de las principales obras de Piazzolla. “Se pueden nombrar a ‘Adiós Nonino’, ‘Fuga y Misterio’, ‘Libertango’, la ‘Suite de las estaciones porteñas’, ‘Reunión cumbre’, ‘Años de soledad’. Todas esas obras son muy diferentes entre sí, expresan momentos muy distintos”, comentó el historiador.
Además, “de cada periodo de la evolución y transformación piazzolliana, que es muy compleja, habría que decir cuales las grandes obras de cada periodo”, sostuvo Restivo.
Para hacer un repaso puede decirse que, por ejemplo, en los años 60’ se destacan “Adiós Nonino”, “Tango para una ciudad”, “La suite del ángel”, “El romance del diablo”. En la siguiente década se puede nombrar a Tristeza de un doble a, Vardarito y la etapa del tango canción, con “Balada para el loco”, “Balada para mi muerte”, “Balada para él”, entre otras. Incluso se debe hablar de las sinfonías como “Suite Punta del Este” y “Suite Aconcagua”. “Estas canciones las hace en el período final de su carrera donde llega al cenit, al máximo de su potencial creativo”, indicó Restivo.
Espacio Piazzolla
El Espacio Piazzolla es un espacio virtual donde se difunde la obra del bandoneonista, junto con anécdotas y curiosidades. Se comparten diferentes materiales y entrevistas a variados músicos, en especial a grupos de tango modernos.
También se difunde el libro escrito por Orlando Restivo, llamado Astor Piazzolla, la revolución del tango. El mismo cuenta con el reconocimiento de la Fundación Astor Piazzolla. “La idea es transformarlo en un espacio proactivo donde se pueda conformar una comunidad del nuevo tango, pero esto ya es música del futuro”, expresó Restivo.
Una de las anécdotas menos conocida es la que llevó a que componga un tema a su perro caniche. Cuando Piazzolla vivía en Francia, realizó una gira en 1977. En ese momento fallece su caniche toy Windy, por lo que su esposa busca un perro igual. Al tiempo, Piazzolla se da cuenta y compone un tema que integra el álbum de Persecuta.
Además hay muchos recuerdos con Gardel. Piazzolla le regaló una estatuilla y cuando Gardel tuvo el accidente en el avión en Medellín, la policía colombiana la encontró. No se sabe el motivo, pero esta reliquia terminó en una tienda de empeños en Nueva York.