Este jueves 29 de junio a las 18, en la Federación Gráfica Bonaerense se traza un nuevo momento histórico en la historia de la lucha feminista en Argentina. Activistas lanzarán la Campaña Nacional por una Reforma Judicial Argentina que busca repensar la estructura, composición, funcionamiento e intervención del Poder Judicial.
Nota al Pie dialogó con la abogada, docente e investigadora Marisa Herrera para comprender la necesidad de una Justicia transfeminista. Si bien las leyes en materia de género de nuestro país son pioneras en Latinoamérica, existe un problema estructural que no responde a las demandas sociales desde hace años.
Es necesario mirar hacia atrás para dar cuenta que fue la lucha de los colectivos feministas la que ha forjado caminos y logrado avances culturales. Fueron esas batallas ganadas en, por lo menos, los últimos 10 años las que han desnaturalizado las prácticas violentas y sistemáticas que vivieron las mujeres y disidencias a lo largo de la historia.
Esa violencia, la opresión y la discriminación se desprenden del sistema patriarcal que se resiste a dejar los espacios de poder. Es así que la Justicia está estructurada por el verticalismo y los privilegios. A su vez, son las bases que se derraman en fallos que no dan una respuesta a las demandas sociales. En vez de cerrar heridas, las abren.
La necesidad de hablar de justicia transfeminista
Para Marisa, la Campaña Nacional viene a decirle a la sociedad dos cuestiones centrales. Por un lado, “el Sistema de Administración de Justicia observa deficiencias estructurales, tanto de fondo como de forma, siendo esta una de las grandes deudas pendientes de la democracia”.
Por otro lado, cualquier cambio, reforma o transformación profunda debe ser en clave feminista. Asimismo, agregó: “Se trata de un sistema perimido, que no funciona en tanto servicio/poder de cara a la sociedad. Por lo tanto, hay que repensar sus cimientos con un paradigma contrario al tradicional, que cada día da mayores muestras de su desgaste”.
A la pregunta de cómo se reconstruye este sistema judicial, respondió retoricamente que se debe promover “una interpelación profunda desde lógicas feministas”. Esto quiere decir, “en clave territorial, horizontal, oxigenada, abierta, paritaria, o sea, bases democráticas absolutamente contrarias a las que aún siguen vigentes”.
Mujeres feministas al poder
La Corte Suprema de la Justicia está compuesta por 4 varones; presidida por Horacio Rosatti, le siguen Carlos Fernando Rosenkrantz; Juan Carlos Maqueda y Ricardo Luis Lorenzetti. El quinto miembro es un pendiente del gobierno nacional desde noviembre de 2021, cuando Elena Highton de Nolasco presentó su renuncia.
Sobre esto, Marisa Herrera dijo: “Una muestra más −y bien elocuente, en clave feminista− del poco interés real por repensar lugares estratégicos como es la Corte Federal, modificar desde adentro un sistema absolutamente patriarcal, verticalista, elitista y conservador. ¿Acaso el feminismo no es justamente lo opuesto a estas nociones?”.
“Por eso, no se trata de más mujeres a secas, sino de más mujeres feministas que estén dispuestas a dar debates profundos. A «meter el dedo en la llaga», a abrir puertas de recovecos oscuro”, sostuvo.
Se trata más bien de mover el status quo, remarcó. La cúpula del poder judicial está blindada y parece atender poco a lo que sucede territorialmente en materia de género. De hecho, la Corte Suprema fue la única que no se capacitó con la Ley Micaela.
“El máximo órgano del Poder Judicial de nuestro país es encabezado por cuatro varones blancos, cis, hererosexuales, propietarios, cuyos fallos reproducen discursos jurídicos machistas, racistas y clasistas”, dice el documento de la Campaña.
La falta de voluntad política para un debate incómodo pero necesario
La investigadora dedicó varios trabajos a conceptualizar y darle un marco a la reforma transfeminista. Pero no lo hizo sin conocer el sistema desde adentro: dejó su cargo como asesora del Consejo del Ministerio de Mujeres y se dedicó a dar cursos y formación a futures abogades.
En la actualidad, forma parte de la Campaña Nacional por la Reforma Judicial Feminista. Sobre su recorrido académico, reflexionó: “Como toda deconstrucción profunda, y más cuando compromete al poder estatal menos democrático, es un camino larguísimo”.
No obstante, afirmó que se debe comenzar a transitar para introducir reformas y transformaciones estructurales. Aunque eso signifique afrontar dificultades, como “la falta de voluntad política para llevar adelante un fuerte debate social en torno a qué Justicia nos merecemos”.
“Un ejemplo claro lo hemos visto con la labor realizada por el Consejo Consultivo para el Fortalecimiento del Poder Judicial creado por decreto 635/2020. Se elaboraron una gran cantidad de propuestas tendientes a introducir modificaciones más o menos estructurales en los órganos más importantes de la Justicia Federal. Y ello no tuvo absolutamente ninguna repercusión, ni interés en quien propuso llevar adelante este tipo de debate académico con claros ribetes prácticos/políticos”.
Sobre esto, concluyó: “Las grandes transformaciones políticas necesitan de fuertes decisiones, precisamente, políticas. Y ella ha estado ausente en los últimos tiempos; en un silencio que cada vez es más ensordecedor”.