El pasado sábado llegó a Argentina el Skyvan PA-15, uno de los aviones utilizados durante la última dictadura cívico-militar para arrojar a les secuestrades durante los denominados “vuelos de la muerte”. La exhibición de la aeronave en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) generó sentimientos encontrados en la Madres de Plaza de Mayo, quienes se mostraron en contra de “hacer de la muerte un show”.
El Skyvan fue presentado el último lunes en un acto encabezado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. A ella la acompañaron el ministro de Economía, Sergio Massa; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof; y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti.
Además, estuvieron presentes, en representación de los organismos de Derechos Humanos, Estela de Carlotto y Taty Almeyda, junto a las hijas de Azucena Villaflor y Esther Ballestrino de Careaga, dos de las integrantes de Plaza de Mayo que formaron parte de les “12 de la Santa Cruz” y fueron víctimas de los “vuelos de la muerte”. Las hijas Cecilia de Vincenti y Mabel Careaga fueron dos de las impulsoras de la repatriación del avión que se realizó gracias a la intervención de un equipo del Ministerio de Economía.
Antes de volver al Aeropuerto Jorge Newbery, el avión estuvo 20 días viajando desde su salida de Estados Unidos, porque debió realizar varias escalas y una parada técnica en Jamaica por problemas en un motor. Finalmente, llegó a la provincia de Tucumán, desde Bolivia, y de allí emprendió vuelo hacía la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde arribó el sábado a la tarde.
Historia del Skyvan
El SC.7 Skyvan Series 3 de matrícula PA-51 es un avión de fabricación inglesa con capacidad para 19 pasajeros y dos tripulantes. Es uno de los cinco Skyvan que obtuvo la Prefectura en 1971. Dos fueron derribados en la Guerra de Malvinas y los otros dos fueron vendidos a Reino Unido y Luxemburgo. Tres de ellos se utilizaron en los “vuelos de la muerte”. Entre 1976 y 1978, los Skyvan realizaron cerca de 200 de estos viajes nocturnos que duraban entre dos horas y media y tres, donde arrojaban personas al mar.
La investigación que encontró el avión fue liderada por el fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo y por la periodista y sobreviviente de la ESMA, Miriam Lewin. Elles encontraron la aeronave en 2010, en Fort Lauderdale, Florida. Había sido comprada por una compañía llamada GB Airlink, que se dedicaba al correo aéreo.
Sus compradores aún tenían las planillas de vuelo. Así se pudo verificar que ese avión fue el que salió desde el Aeropuerto Jorge Newbery el 14 de diciembre de 1977. El dato confirmó que el mismo arrojó al mar a “los 12 de la Santa Cruz”, un grupo de militantes secuestrado una semana antes, entre los que estaban las dos monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, y las Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Blanco.
Recién en 2005 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró los restos de las Madres de Plaza de Mayo que no habían sido tragadas por el mar. Estaban enterradas como NN en un cementerio cerca de la costa de Santa Teresita.
La información derivada del hallazgo del avión también sirvió para que en noviembre del 2017 se condenara a cadena perpetua a dos de los pilotos del Skyvan, Mario Daniel Arrú y Alejandro Domingo D’Agostino. El tercer piloto, Enrique José De Saint Georges falleció en las instancias finales del juicio.
Repudio de las Madres de Plaza de Mayo
En el momento en que las Madres de Plaza de Mayo se enteraron de la repatriación y exhibición de unos de los aviones de los “vuelos de la muerte”, sacaron un comunicado para repudiar la decisión. En esa línea, expresaron estar en contra de “hacer de la muerte un show”.
En el comunicado firmado por las filiales de Mar del Plata, Mendoza y Tucumán, piden que en vez de “exhibirlo como un trofeo de la memoria” se funda el hierro y se lo convierta en un pañuelo blanco gigante que “honre nuestra lucha”.
“Nuestro pueblo y las futuras generaciones, necesitan de nosotras una memoria fértil, en movimiento, que ponga el foco en recordar la vida y las luchas revolucionarias de nuestros hijos e hijas, y no en el horror”, explicaron las Madres. “No al recuerdo del horror, sí a la memoria de la lucha”, concluyeron.