En el marco del ciclo Homenajes en el Gaumont, se llevará a cabo una función especial de la película Tango Feroz: La Leyenda de Tanguito, en conmemoración de los 30 años desde su estreno. Esta proyección tendrá lugar este lunes 26 de junio, a las 19:30, y la entrada será gratuita. El director de la película, Marcelo Piñeyro, y parte del elenco, estarán presentes durante la función.
El 3 junio de 1993, Piñeyro estrenó su ópera prima Tango feroz, la cual se convirtió rápidamente en un éxito entre la audiencia joven. En esta producción participaron destacadas figuras del cine argentino de los años 80, como Héctor Alterio e Imanol Arias, junto a jóvenes actores, como Fernán Mirás, Cecilia Dopazo y Leo Sbaraglia.
La trama de la película, escrita por Piñeyro y Aída Bortnik, entrelaza dos líneas narrativas. Por un lado, se presenta la vida de José Alberto Iglesias, una figura clave de la música popular argentina y precursor del rock nacional a finales de los años 60. Por otro lado, se enfoca en el contexto histórico, destacando las tensiones políticas entre una juventud comprometida con el cambio social y las autoridades encargadas de reprimirlos y controlarlos.
Tango Feroz obtuvo distinciones internacionales, incluyendo el Premio del Jurado Joven en el Festival de San Sebastián, y fue exhibida en el Festival Internacional de Toronto. Además de convertirse en un éxito de taquilla –casi un millón y medio de espectadores, todo un récord para una producción nacional–, fue la primera producción nacional en generar su propio merchandising. De este modo, la banda sonora se transformó en un éxito comercial paralelo a la película.
El film no es una biopic, sino una metáfora de un personaje que se convierte en víctima de un estado autoritario. Tango, interpretado por Fernán Mirás, se enfrenta primero a aquellos que quieren comercializar su música y luego a las autoridades que intentan obligarlo a entregar a militantes políticos. Tanto el poder político como el económico buscan avasallar sus derechos y destruir su dignidad.
A partir del éxito del filme, Piñeyro descubrió que criticar al establishment genera el beneficio necesario para seguir filmando. Las audiencias aceptan y consumen la fórmula de los héroes caídos porque les permite re imaginar formas alternativas de vida, más libres y desinteresadas, desafiando al sistema. En la década del 90, su filmografía se llenaría de esta clase de personajes.
Tango Feroz se convirtió en un rotundo éxito comercial para sus creadores, lo cual sirvió como trampolín para sus actores. Pero, a su vez, distorsionó de manera significativa los orígenes del rock nacional.
Del sótano a la historia: la contracultura del rock argentino
La década del 60 fue escenario de cambios sociales y políticos en todo el mundo. En Estados Unidos ocurrieron asesinatos como los de John F. Kennedy y Martin Luther King Jr., así como movimientos contra la guerra de Vietnam y por los derechos civiles, y la primera cobertura televisada de una guerra. Los disturbios internacionales también afectaron a ciudades como Praga, París, Roma y también a Tokio y Moscú.
El mundo experimentó una profunda transformación social que dejaría huellas permanentes. En esos días turbulentos, en Buenos Aires, un pequeño sótano en la Avenida Pueyrredón al 1700 se convirtió en el punto de encuentro de quienes, sin saberlo, serían los pioneros del rock nacional. Antes, un modesto cabaret, ahora un refugio para los amantes del nuevo género musical.
En sintonía con su origen urbano, el barrio de Once se convirtió en el epicentro de los primeros acordes del rock nacional. La Cueva y La Perla se erigieron como pioneros de este fenómeno contracultural que nació, y se expandió, en la noche porteña. Este movimiento no estuvo ajeno al contexto de la época, especialmente por ser uno de los espacios donde se construyeron nuevas identidades juveniles en oposición al establishment.
Los 70 fueron testigos de diversas manifestaciones de rebeldía y se estableció el escenario perfecto para el surgimiento de la cultura del rock. La primeras fueron las rebeliones políticas y estudiantiles, con protestas en las calles y la toma de universidades por parte de estudiantes y profesores de izquierda, como ocurrió en el Mayo Francés y en el Cordobazo.
Otras surgieron a partir de las estructuras establecidas en cuanto a costumbres, normas y modelos de vida. El movimiento hippie en Estados Unidos, el feminismo, la cultura psicodélica, el amor libre, la música progresiva, el abandono de las ciudades y las nuevas formas de vida fueron algunos ejemplos.
Asimismo, los procesos políticos y las guerras de liberación en países del tercer mundo, como la Guerra de Vietnam, las experiencias guerrilleras, el liderazgo de Mao Tse Tung en la Revolución China, Fanon en Argelia y Fidel Castro en Cuba, influyeron en el imaginario ideológico y revelaron cambios sociales profundos. A partir de finales de los años 60 y principios de los 70, la juventud identificó un enemigo colectivo: “El Sistema”.
La Balsa, el himno del rock nacional
Como se relató en múltiples ocasiones en la historia del rock argentino, todo comenzó en La Cueva, donde los jóvenes se reunían para escuchar jazz y luego tocar música rock de manera informal. Este espacio fue un lugar de encuentro para los aspirantes a pioneros del rock argentino, entre ellos Tanguito, Moris, líder del trío Los Beatniks; Litto Nebbia y Los Gatos; Javier Martínez; y el poeta Pipo Lernoud.
La mayoría de ellos se habían distanciado de sus familias. Los Gatos emigraron a Buenos Aires desde Rosario con un contrato para tocar en clubes sociales. Como recuerda Nebbia, apenas lograban ganarse la vida y solo podían alquilar habitaciones en hoteles deteriorados, donde se mezclaban con Moris, Martínez y Lernoud. Estos últimos eran jóvenes de clase media de Buenos Aires y mudarse a hoteles representaba una forma de vida muy diferente a la que se suponía que debían tener.
Aunque estaban familiarizados con la música internacional, no tenían una formación musical formal, sino que aprendieron su arte de manera autodidacta. La leyenda cuenta que la composición La Balsa fue realizada en el baño del bar La Perla. Litto Nebbia, junto con Tanguito, dieron forma a una canción que acabaría siendo considerada la piedra angular del rock argentino.
Según relata Nebbia en su libro Mi banda sonora, una noche de 1966, “Tanguito me pidió que lo acompañara al baño para ver si se me ocurría algo para continuar con el inicio de un tema que él no sabía cómo continuar. Cuando me mostró el comienzo, que decía ‘estoy muy solo y triste acá en este mundo de mierda’, tomé la guitarra, completé la música y la letra y la titulé ‘La Balsa’”.
En junio de 1967, Los Gatos grabaron un sencillo para RCA. La canción tuvo un éxito instantáneo, vendiendo 250.000 copias en seis meses, y consagró el español como el idioma del rock argentino. Se convirtió en el himno de los jóvenes, quienes contribuyeron a dar forma a un movimiento que los posicionó como portadores de una política cultural centrada en sentimientos y prácticas no convencionales y antiautoritarias.
Tango Feroz: La leyenda de Tanguito reescribió su historia
Tanguito es considerado uno de los pioneros del rock en su país. Nació el 16 de agosto de 1945 en la ciudad de Buenos Aires y falleció trágicamente el 19 de mayo de 1972, a la temprana edad de 26 años.
Desde muy joven, mostró un gran interés y talento por la música. Influenciado por el rock y el movimiento de la música beat que se vivía en la década de 1960, comenzó a componer sus propias canciones y a tocar la guitarra. Su estilo musical se caracterizaba por ser fresco, desenfadado y rebelde, con letras que reflejaban las preocupaciones y vivencias de la juventud de aquel entonces.
A mediados de la década de 1960, se convirtió en una figura prominente dentro del emergente movimiento del rock argentino. Participó activamente en la escena musical de Buenos Aires, donde se reunía con otros artistas y músicos influyentes de la época. Formó parte de bandas como Los Dukes y Los In, dejando una huella en la historia del rock nacional.
Tuvo una vida tan corta como poderosa. Sin embargo, su personalidad, la represión policial y los brutales tratamientos que recibió en el Borda lo llevaron a un final tan precoz como confuso. A pesar de ello, sus pares lo admiraban enormemente y dejó su impronta en cada uno de ellos.
La versión de Tanguito que presentó la película poco tuvo que ver con la vida y obra del verdadero Tango. Incluso, la producción no pudo contar con su mayor éxito, La Balsa, ya que Nebbia se negó a ceder los derechos, enojado con el guion de la película.
Marcelo Piñeyro no solo presentó en pantalla una versión estética del recorrido de un artista trascendente, sino que, siendo un outsider, lo introdujo abruptamente en el mainstream más absoluto, siendo casi desconocido para la generación a la que la película iba dirigida. Todo esto no se logró flexibilizando la historia real, sino reescribiéndola.
.