Emmanuel Macron, el presidente francés, inauguró este jueves en París la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Internacional, en el cual intervendrán durante dos días decenas de líderes mundiales y varios representantes de los máximos organismos financieros del mundo.
Participarán, entre otros, los presidentes de Francia, Emmanuel Macron; de Brasil, Lula da Silva; de Colombia, Gustavo Petro; el canciller alemán, Olaf Scholtz; el primer ministro de China, Li Qiang; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen; la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
Sin embargo, hay algunos ausentes de renombre. Entre ellos, los estados del norte no respondieron a la invitación. Joe Biden estará representado por su secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Canadá y Japón, miembros del G7, enviarán ministres. Incluso Narendra Modi, que preside el G20 y coorganiza la cumbre, estará ausente.
El objetivo del encuentro será discutir un nuevo sistema financiero internacional que reemplace al de Bretton Woods y responda “a la lucha contra la desigualdad, el cambio climático y la protección de la biodiversidad”.
Cabe recordar que los acuerdos de Bretton Woods son todas las resoluciones de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas, realizada en la localidad de Bretton Woods, entre el 1 y el 22 de julio de 1944, que estableció las políticas económicas mundiales y la creación de instituciones como el FMI y el Banco Mundial (BM) que monitorean la aplicación de estas políticas, principalmente en los países periféricos
En su discurso de apertura, el mandatario francés pidió “soluciones muy concretas” para reformar ya la financiación del desarrollo de forma que los países afectados puedan afrontar también las consecuencias del cambio climático. Además, sentenció que ningún país debe tener que elegir entre la reducción de la pobreza y la protección del planeta.
La palabra de Amnistía Internacional
La organización que vela por los derechos humanos en el mundo expresó en un artículo la importancia que tiene la cumbre financiera y que la misma debe proporcionar ayuda urgente a los Estados que afrontan crisis climática y de deuda.
“Los dirigentes mundiales que asistirán mañana a la Cumbre de París deben garantizar que las naciones más ricas se comprometen con un alivio completo de la deuda para las naciones de ingresos más bajos que incluya la cancelación de préstamos y el aumento de la asistencia internacional a Estados vulnerables”, declaró Amnistía Internacional.
Además, sostuvieron que muchos Estados vulnerables están desbordados por reveses económicos, deudas que no pueden pagar y también efectos del cambio climático. “Estos desafíos no tienen precedentes y exigen replantearse cómo se configura la arquitectura financiera mundial”, afirmó Agnès Callamard, secretaria general de la organización.
Además, explicaron que “todos los Estados deben apoyar y financiar la creación de un fondo mundial de protección social para ayudar a los países que tienen dificultades para proporcionar las protecciones adecuadas, tal y como proponen la Organización Internacional del Trabajo y el relator especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos”.
Cabe recordar que, según un informe del FMI, alrededor del 15% de los países de bajos ingresos ya se encuentran sobreendeudados y otro 45% enfrenta vulnerabilidad de deudas elevadas.
El listado de naciones que más le deben al FMI lo encabeza Argentina con una deuda de más de $45.000 millones de dólares. En segundo lugar, está Egipto con US$18.177 millones, tercero Ucrania con US$12.164 millones y Ecuador con más de US$8.200 millones, según cifras del propio Fondo.
Dos países agobiados
Egipto y Túnez son dos de los países que se encuentran agobiados por la crisis económica y enfrentan desafíos importantes en sus países. Por este motivo, ambos presidentes han pedido en París “más justicia” y “mejorar” los mecanismos del sistema financiero global para que los países vulnerables obtengan apoyo en sus esfuerzos por alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible.
Egipto se enfrenta a una fuerte deuda externa debido a su dependencia de los préstamos del FMI y otras instituciones financieras. Esta situación, sumada a la gran inflación, llevó al gobierno a tomar medidas para fomentar el papel del sector privado, especialmente a los países del Golfo.
“Los programas de energías renovables, destilación de agua, mejora de las redes de carreteras y el uso de vehículos de transporte eléctricos nos cuestan sumas importantes de dinero”, reconoció el presidente de Egipto Abdel Fattah Al-Sisi.
Túnez, por su parte, se encuentra en una situación similar. Su presidente, Kais Saeid, se encuentra en negociaciones con el FMI en búsqueda de obtener un préstamo. A pesar del respaldo de la Unión Europea, su economía se debilita.
En París, Saied ha destacado la necesidad de “adoptar enfoques no tradicionales en las relaciones económicas y financieras internacionales que tengan en cuenta los derechos y los desafíos emergentes del mundo en general y de las naciones en desarrollo en particular”.