Este último jueves se estrenó el film documental “¡Oh, por Lenin!”, una historia tan atrapante como honrosa. Esta ópera prima del director Lucho Corti examina la vida y las acciones del sacerdote franciscano Fray Antonio Puigjané.
A través de una narrativa cautivante y una cuidadosa selección de material de archivo, la película transporta al espectador a un tiempo tumultuoso tanto en lo social como político de Argentina, donde el Cristianismo y la Revolución se entrelazaban de manera inseparable.
Las funciones diarias están programadas hasta el miércoles 28 de junio a las 20:10, en el Cine Gaumont, Rivadavia 1635, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
¡Oh, por Lenin!, una pieza valiosa para la justicia social
El documental sorprende para bien al presentar una visión completa de la figura de Fray Antonio Puigjané, desde sus días como militante en el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y el Movimiento Todos por la Patria hasta su controvertido ataque al cuartel de la Tablada.
El director Corti muestra un profundo compromiso con la precisión histórica, permitiendo al público comprender las motivaciones y el contexto en el que se desarrollaron las acciones del protagonista.
Uno de los aspectos más destacados del documental es su habilidad para explorar la complejidad moral y política de las decisiones tomadas por Fray Antonio. Se evita la simplificación de su historia, presentándolo como un personaje multifacético que creía firmemente en la justicia social y estaba dispuesto a arriesgar su libertad personal por sus convicciones. Esta representación matizada y empática agrega profundidad a la narrativa y desafía a reflexionar sobre los límites del activismo y la lucha por el cambio.
El buen uso de archivos históricos
Si en algo resulta tan certero como efectivo, es el enfoque visual de este film en manos de Lucho Corti. La combinación precisa de imágenes de archivo, un puñado de entrevistas a personas claves y escenas reales de los eventos históricos, permiten no solo mantener un buen ritmo, sino sumergir al espectador en el tiempo y el lugar de los sucesos.
En la voz de antiguos colaboradores y activistas, como así del propio Puigjané, el film recorre parte de su vida y sigue sus pasos en diversas regiones del país. Desde sus inicios en la urbe costera de Mar del Plata, su posterior traslado a Anillaco, la localidad de origen de Carlos Menem en la provincia de La Rioja, hasta su regreso a Buenos Aires, donde se estableció en Villa Itatí, en el partido de Quilmes.
En resumen, “¡Oh, por Lenin!” es un documental apasionante y conmovedor que explora la vida y las acciones de Fray Antonio Puigjané en el contexto de la lucha por la justicia social en Argentina.
El director logra presentar una narrativa rica y equilibrada, capturando la complejidad moral y política de los acontecimientos. Este atrapante film es una contribución valiosa al cine documental y una invitación a reflexionar sobre el compromiso personal y las luchas sociales en busca de un cambio significativo.
La edición y el manejo de cámara son simples pero impactantes, y logran plasmar con acierto la intensidad de los momentos de protesta como la serenidad de los momentos íntimos de este revolucionario padre.
Al terminar este documental, es seguro que al espectador no le quedará duda alguna que Antonio Puigjané fue un ciudadano con un vasto compromiso social. Este es el núcleo central de la película, la cual busca rendir un tributo a su figura y exponer su labor a lo largo de los 82 minutos de duración.
Quién era realmente Fray Antonio Puigjané
Antonio Puigjané, nacido en Córdoba en 1928 y criado en una familia humilde, tomó la decisión de convertirse en sacerdote a la temprana edad de 11 años. Abrazando los principios del Concilio Vaticano II, se estableció en la Villa Martillo Chico de Mar del Plata, donde erigió una capilla y brindó servicios en cooperativas, una biblioteca y una farmacia, entre otros. Sin embargo, debido a las diferencias ideológicas con el obispo Antonio Plaza, tuvo que abandonar dicha ciudad.
Su próximo destino fue Anillaco, la tierra de los Menem, donde los sacerdotes comprometidos con la causa del tercer mundo enfrentaron difamación y persecución incluso antes del golpe de Estado. Durante este tiempo, colaboró estrechamente con el obispo riojano Enrique Angelelli hasta su trágico asesinato en 1976.
Posteriormente, se trasladó a Buenos Aires y comenzó su labor en la Villa Itatí en Quilmes. Allí, Puigjané fue testigo de los métodos represivos de la dictadura y se enteró de la incipiente organización de las Madres de Plaza de Mayo. Pronto comenzó a oficiar misas en las que mencionaba a los desaparecidos por su nombre, y se convirtió en uno de los primeros hombres en unirse a las Madres en sus marchas alrededor de la pirámide.
Después de unirse al Movimiento Todos por la Patria (MTP) y ver su crecimiento, Puigjané dividió su tiempo entre la iglesia, la Villa Itatí y viajes al interior del país para fortalecer el movimiento. En 1988, participó en una conferencia de prensa junto a los líderes del MTP para denunciar el intento de desestabilización del gobierno de Raúl Alfonsín por parte de los carapintadas.
Sin embargo, el 23 de enero de 1989, y ante la sospecha de un inminente golpe de Estado, aproximadamente setenta militantes del MTP decidieron tomar el Regimiento de Infantería Mecanizado 3 de La Tablada.
Puigjané fue juzgado y condenado a veinte años de prisión, considerado el ideólogo del asalto, a pesar de su negación de cualquier conocimiento previo sobre el mismo y su postura en contra de la violencia. Pasó por la cárcel de Caseros y luego la de Ezeiza antes de obtener su libertad condicional.
En un gesto de reconciliación, el presidente Carlos Menem le ofreció el indulto, el cual rechazó debido a que no incluía a sus compañeros. Finalmente, en 2003, el senador Eduardo Duhalde, quien se encontraba a cargo del Ejecutivo en ese momento, le otorgó el indulto.
Fray Puigjané falleció el 27 de agosto de 2019 a la edad de 91 años en el convento de Nuestra Señora del Rosario, en Nueva Pompeya.