El invierno trae el frío y con él, un aumento del uso de calefacción que, a su vez, sube los riesgos de sufrir intoxicación por monóxido de carbono. Por eso es necesario saber de qué se trata, cuáles son los síntomas y cómo evitarlo. Con ese motivo, Nota Al Pie habló con el Dr. Daniel Buljubasich (MN8641), neumonólogo, miembro fundador y ex presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
Al monóxido de carbono le dicen el “asesino invisible” porque no tiene olor, color, sabor y no irrita los ojos ni la nariz. “Es un gas que se encuentra en el aire cuando hay elementos que tienen mala combustión”, explicó el Dr. Buljubasich y citó como ejemplos de estos elementos, una estufa, una cocina, un brasero, un motor o un caño de escape.
El monóxido de carbono penetra en el organismo y tiene mucha más afinidad por la hemoglobina que el oxígeno. La hemoglobina es una partícula de sangre que transporta el oxígeno. Entonces, en palabras del neumonólogo: “Cuando entra el monóxido de carbono al organismo reemplaza al oxígeno. Cuando es mayor que el nivel de oxígeno de sangre es cuando empiezan a producirse los síntomas”.
Es una fuente muy frecuente de intoxicación, de acuerdo al neumonólogo: “Provoca, aproximadamente, en nuestro país unas cuarenta mil intoxicaciones por año. Con el lamentable resultado de doscientas muertes anuales. Es decir que, más o menos cada dos días o un poquito menos, muere alguien por inhalar monóxido de carbono”. Además, no se suele reportar todos los casos por lo que podrían ser muchos más.
En cuanto a quiénes tienen más riesgo de intoxicarse, el experto sostuvo: “Las personas más susceptibles son, por supuesto, los ancianos, los que tengan trastornos de la conciencia, los que estén alcoholizados o los que tomen medicación para dormir y no puedan detectar los síntomas precoces de esto”.
¿Cuáles son los síntomas y qué hay que hacer cuando une se da cuenta?
Al ser inoloro e incoloro, imposible de detectar, el primer síntoma que aparece es una sensación de cefalea, un dolor de cabeza, que luego es seguido de un embotamiento. Si este estado persiste y eventualmente no se controla, se va perdiendo la conciencia. “Es un sueño muy dulce”, detalló Bujubasich y “su efecto final es la muerte”. “Es la principal causa de muerte por envenenamiento en nuestro país”, agregó.
“Lo que hay que hacer, cuando uno es consciente de estos síntomas, es abandonar el ambiente donde se encuentra la concentración de monóxido de carbono excesiva que provoca esta situación”, aclaró el ex presidente de AAMR. Además, recomendó a quienes asisten a un intoxicado por monóxido de carbono a “ventilar los ambientes y sacarlo lo más pronto del lugar donde se están contaminando”.
Prevención de este accidente doméstico
Una de las recomendaciones que realizó el neumonólogo es que, antes de que empiece el invierno, habría que revisar todos los artefactos, sobre todo los que no tengan salida al exterior. Y, si tienen salida al exterior, vigilar que esa salida no esté obstruida. “A veces una bolsa de nylon, un nido de pájaros puede hacer que esa salida esté obstruida y generar que los gases no salgan al exterior de la manera correcta”, explicó Buljubasich.
En ese sentido, detalló que las empresas de gas ponen en todos los lugares donde hay artefactos a gas, rejillas y como suelen ser rejillas grandes, los días de mucho frío y viento penetra viento frío que puede ser molesto en el momento. Lo que hay que hacer es no caer en la tentación de cubrirlos con una bolsa de nylon y cinta adhesiva, especificó.
También, destacó que hay que controlar el color de las llamas. “Si la llama es amarilla seguramente hay una combustión inadecuada e insuficiente y eso puede generar una intoxicación por monóxido de carbono”, desarrolló Buljubasich. Debe ser azul. A su vez, hay que evitar usar las hornallas o el horno como fuentes de calefacción porque “pueden generar mucho más fácilmente concentración en monóxido de carbono altas”, que lo que puede generar una estufa, por ejemplo.
“No tenemos que quedarnos con el garage cerrado mientras el motor del auto se calienta porque eso puede generar niveles muy altos de monóxido de carbono y una intoxicación grave”, sugirió el neumonólogo. Luego, destacó que hay detectores domésticos que se pueden colocar para medir los niveles excesivos de monóxido de carbono con una alarma sonora.
“Si mantenemos una ventilación adecuada, controlamos los artefactos a gas de nuestro hogar y evitamos fuentes de contaminación exógenas como motores o combustión a través de otros elementos como calefaccionarnos con el horno u hornallas (sobre todo en los hogares más humildes), vamos a evitar contaminarnos con monóxido de carbono y no formar parte de estas tristes estadísticas”, resumió el Dr. Buljubasich.
Para concluir, el neumonólogo precisó que el mito más frecuente, que también pasa en otras circunstancias en la vida, es creer que a uno no le va a pasar, una situación de exceso de confianza: “Siempre tenemos que tener la precaución de revisar y de estar alertas a todo este tipo de circunstancias. Porque el ‘a mí no me va a pasar’ se puede transformar en una triste experiencia”.