El Papa Francisco se reunió este miércoles en el Vaticano con Lula da Silva, presidente de Brasil, y el diseño de la salida pacífica en Ucrania fue el eje principal de su diálogo.
La dinámica de la crisis internacional se profundiza y, al compás del repliegue del Unipolarismo Financiero, se abren nuevos escenarios. Nota al Pie analiza el rol estratégico de estos dos referentes en la construcción de un nuevo orden Multipolar y Pluriversal.
La paz en Ucrania
Después de una operación en el abdomen que lo mantuvo varios días alejado de su agenda de trabajo, Francisco se reunió en la Santa Sede con Lula para poner en primer plano la situación en Ucrania.
El interés político en construir una propuesta de paz que resuelva el conflicto en Europa del Este hizo coincidir a los dos Jefes de Estado, que vienen trabajando hace tiempo en ello. El Santo Padre designó al cardenal Matteo Zuppi como su delegado para construir una propuesta de paz que contenga las miradas de Kiev y Moscú.
Por su parte, y desde su encuentro en abril con el presidente de China, Xi Jinping, Lula ha expresado públicamente su voluntad de construir una mesa política que nuclee a un grupo de países para planificar una solución pacífica y dialogada.
El dirigente sindical y tres veces presidente de Brasil le agradeció al pontífice por el encuentro y por la “buena conversación sobre la paz en el mundo”. “La paz es una flor frágil”, le advirtió Francisco, dejando en claro que el trabajo por delante será arduo y requiere de una clara determinación.
Mientras tanto, la situación de confrontación bélica iniciada el 24 de febrero de 2022 no da indicios en ese sentido sino, por el contrario, parece escalar.
Lula y la multipolaridad
El encuentro de Lula con Francisco en el Vaticano se encuadra en una gira diplomática que el presidente brasilero realizó esta semana por Europa. En Italia se reunió con diversos dirigentes políticos como Sergio Matarella y la propia Primer Ministra, Giorgia Meloni.
En primer lugar, con Matarella abordó el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, situación que Lula pretende discutir porque considera que implica una serie de puntos desfavorables para Sudamérica.
A su vez, con Meloni pusieron en común los desafíos venideros entre el G7 y el G20, espacios económicos que Italia y Brasil presidirán próximamente. Por otro lado, Lula se reunió con Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica. Según trascendió, conversaron sobre la cumbre del BRICS que se celebrará en Johannesburgo entre el 22 y el 24 de agosto.
Asimismo, intercambiaron miradas sobre las visitas de Estado que Ramaphosa emprenderá en Kiev con Zelensky y en San Petersburgo con Putin en favor de la paz en Ucrania. Además, mantuvo un breve encuentro con el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel.
Ya en Francia, el presidente brasilero coincidió con su compatriota Dilma Roussef, flamante directora del Banco de Desarrollo del BRICS. Por último, Lula se reunirá en París con Emmanuel Macron. Su objetivo es negociar las cláusulas en materia ambiental que el Parlamento Francés aprobó en relación al acuerdo entre el bloque europeo y el sudamericano.
En paralelo, Macron pretende presionar al líder brasileño para ser convocado a la cumbre en Sudáfrica, escenario que tensiona las conversaciones con Rusia.
Después de cuatro años de relativo aislamiento en política exterior producto del gobierno de Jair Bolsonaro, Lula se fortalece como un actor internacional de peso con capacidad de mediar entre los múltiples polos de poder.
Francisco y el nuevo orden pluriversal
En otro orden de cuestiones pero con la misma orientación, Francisco también fortalece su posición. Así como Lula expresa el desarrollo de la multipolaridad dialogando con el conjunto de los actores que participan del conflictivo y crítico diseño de la política internacional, el Papa trabaja en sintonía pero en otro plano.
La crisis sistémica del orden consolidado a partir del Consenso de Washington presenta a un nuevo esquema emergente: el Multipolarismo Pluriversal con asiento en el trabajo y la producción pero también el ecumenismo.
En el plano cultural-estratégico, la multipolaridad se propone un cambio de paradigma: el pasaje del Choque de Civilizaciones propio de la ambición imperialista al Diálogo de Civilizaciones.
En ese sentido, Francisco es un actor central. Jefe de la Iglesia Católica que reúne a 1400 millones de fieles en todo el planeta, desde su asunción en 2013 ha trabajado en favor del diálogo interreligioso entre las cuatro grandes religiones: el cristianismo, el judaísmo, el islam y el budismo.
Y la crisis en Ucrania representa un gran desafío para Francisco, quien ha planteado que “la unidad es superior a las partes y la suma de las partes”. Así como desde el inicio de la confrontación ha abogado por la paz en el Este europeo, denunció oportunamente “los ladridos de la OTAN”.
Además, convocó al Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, Kirill, para promover el bien común en lugar de ser “el monaguillo de Putin”. “Hermano, no somos clérigos del Estado, no podemos usar el lenguaje de la política, sino el de Jesús”, le transmitió al brazo derecho del mandatario ruso en una conversación telefónica en 2022.
Tensando la situación, Francisco recibió en mayo a Volodimir Zelensky, quien le pidió que rechace los crímenes de Moscú en territorio ucraniano.