En el último tiempo, las relaciones bilaterales entre China y varias potencias occidentales sostienen una vinculación tensa por cuestiones comerciales. A ello se le suma las guerras como la de Ucrania y Rusia, y la problemática con Taiwán. Todo apunta a que el enfrentamiento de base es con Estados Unidos por la hegemonía comercial a nivel global.
Sin embargo, en este tenso contexto, China tuvo un acercamiento a Occidente mediante dos reuniones. Por un lado, entre el primer ministro chino, Li Qiang, y el jefe de Gobierno alemán, Olaf Scholz. Por el otro, la visita diplomática al actual presidente del país oriental, Xi Jinping, por parte del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, la cual apuntó al descongelamiento de la relación bilateral.
Un vínculo en clave diplomática
El canciller alemán, Olaf Scholz, y parte de su gabinete recibieron a funcionarios chinos liderados por Lian Qiang, quien anteriormente se había reunido en Berlín con el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier.
Tras la reunión, los líderes dieron una conferencia de prensa en la que sostuvieron la importancia de trabajar de forma conjunta en materia de cambio climático. En esa línea, ambos países acordaron un “diálogo sobre clima y transformación” en relación a los procesos industriales. A su vez, se planteó la aceleración en la transición hacia fuentes de energía renovables. En este sentido, Scholz señaló eventos climáticos extremos, tales como sequías en China e inundaciones en Alemania.
Por otro lado, Scholz sostuvo que China debe endurecer su posición con Rusia en torno a la guerra con Ucrania. “Hice un llamado nuevamente al gobierno chino para que ejerza su influencia aún más fuertemente sobre Rusia en esta guerra”, afirmó. A su vez, comentó que, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es muy importante que el gigante asiático continúe sin entregar armas a dicho país.
Además, agregó que “la coexistencia pacífica en todo el mundo se basa en este orden internacional basado en normas, no en el poder del más fuerte”. En ese sentido, celebró que tras su visita a China en noviembre del año pasado, se continúe con la posición conjunta de no sostener amenazas en el uso de armas nucleares.
En tanto, ante las cuestiones relacionadas a la postura china en la guerra Rusia y Ucrania, Qiang no declaró nada al respecto.
En cuanto al aspecto económico, el funcionario alemán mencionó la intencionalidad de reducir la dependencia comercial. Hasta el momento China es el principal socio, por eso Scholz habló de diversificar el suministro de productos desde un enfoque que llamó “eliminación de riesgos”.
Por su lado, Qiang sostuvo: “Pienso que la mayoría de los amigos de la industria alemana no verán a China como un riesgo y no aceptarán una supuesta política de ‘reducción de riesgos’ contra China”. Asimismo, remarcó que “la desglobalización está estallando nuevamente, y la economía global carece de dinámica de crecimiento”.
A su vez, Scholz explicó que el acceso al mercado chino y las condiciones para las empresas alemanas aún son un desafío, pero que están trabajando para obtener mejoras concretas.
¿Un descongelamiento trunco?
En un marco de acusaciones cruzadas, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, arribó a China con el fin de distender la relación.
A partir de las declaraciones de los funcionarios, se informó que las potencias pudieron lograr avances y encontrar algunos puntos en común. Sin embargo, aún hay desacuerdos entre las posturas sobre la independencia de Taiwán. Ante esto, Blinken señaló que Estados Unidos no los apoya, pero sí le preocupan las acciones chinas.
Por su parte, Xi Jinping declaró: “Espero que el secretario Blinken, a través de esta visita, aporte un resultado positivo a la estabilización de las relaciones entre China y Estados Unidos”.
En tanto, Joe Biden, afirmó que están por buen camino sobre la reunión bilateral. Sin embargo, tan sólo un día después de la reunión entre Xi y Blinken, la tensión volvió a ser noticia, debido a que el presidente estadounidense calificó a su par chino de dictador.
Como respuesta a los dichos, la portavoz de la Cancillería del país asiático, Mao Ning, expresó en una sesión informativa que “China expresa su agudo descontento y enérgica protesta”.
En tanto, el portavoz del departamento de Estado estadounidense, Vedant Patel, intentó aplacar la situación al comentar que, pese a los desacuerdos, Washington cree en la diplomacia para encarar las relaciones bilaterales. Sin embargo, a juzgar por lo reciente, el deshielo quedó en la retórica.