El pasado domingo 18 de junio, múltiples canales de televisión dieron alerta sobre la posible -y ya confirmada- desaparición de un submarino a cargo de OceanGate Expeditions, que tenía como destino realizar una expedición turística hacia los restos del famoso Titanic.
El navío tiene a bordo un total de cinco pasajeros, entre quienes se encuentran el aviador britanico y multimillonario dueño de la empresa de jets privados “Action Aviation”, Hamish Harding; el empresario de origen paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman.
Además, está el francés Paul-Henry Nargeolet conocido como “El señor Titanic”, un veterano buceador y experto en los restos del transatlántico que se hundió en 1912. La identidad de la quinta persona a bordo aún no está confirmada, pero podría llegar a ser el director general de OceanGate Expeditions, Stockton Rush.
Una carrera contra el tiempo
El submarino tiene un límite de 96 horas desde que se sumerge hasta agotar las reservas de oxígeno. En relación al poco tiempo restante, el capitán del servicio de guardacostas estadounidense, Jamie Frederick, expresó el pasado martes en una conferencia de prensa que solo quedaban unas “40 horas de oxígeno”, por lo cual el tiempo vital se agota. Sin embargo, también añadió que uno de los rastreos que se envió de 13.000 km2 “no ha dado ningún resultado hasta ahora”.
Por otra parte, una de las informaciones difundidas es que el sumergible habría perdido rastro con la superficie luego de dos horas de haber partido. Según la Guardia Costera, la búsqueda de carácter subsuperficial es de una profundidad de aproximadamente 2,5 millas, es decir, 4 kilómetros.
Entre los procesos de búsqueda se intentó, incluso, rastrear sonidos a través de “boyas de sonar” enviados por Canadá alrededor del Titanic para poder lograr obtener algún tipo de información. Esto intensifica el proceso de rastrillaje marino no solo en la superficie sino también en las profundidades marinas.
La importancia de leer la letra chica
Como testimonio válido al subtítulo, existe la anécdota del guionista de televisión estadounidense Mike Reiss quien en el año 2022 visitó lo que queda del Titanic. Este aseguró a un programa de televisión del canal británico BBC, que su experiencia en aquel momento fue hasta incluso, desorientadora.
El guionista destacó que la presión del mar es “400 veces mayor que en la superficie”. Posteriormente, añadió que «La brújula dejó de funcionar inmediatamente y empezó a dar vueltas, así que tuvimos que dar vueltas a ciegas en el fondo del océano, sabiendo que el Titanic estaba en algún lugar».
En relación a lo ocurrido el pasado domingo, quienes forman parte de los desaparecidos dentro del submarino, según el guionista, eran totalmente conscientes del peligro en el que se podrían encontrar presenciando dicha expedición. Y sumó a su testimonio que «firmás un documento antes de subir y en la primera página se menciona la muerte tres veces».
La inseguridad de estas experiencias y un resultado alarmante
Este tipo de experiencias o “caprichos” en muchos casos de personas con un poder adquisitivo muy alto suelen ser de carácter sumamente arriesgado. En diversos medios estadounidenses destacan que el exdirector de la empresa “OceanGate”, David Lochridge, ya había anunciado mucho antes de ser despedido que el riesgo en estas expediciones era muy alto.
Sus preocupaciones tienen lugar en la carta redactada antes de su despido en el año 2018. Sin embargo, tiempo después, el portal del New York Times dio a conocer que les líderes de esta empresa tan cuestionada en estos días, también redactaron una carta en donde explicaban sobre el peligro de posibles problemas «catastróficos» en relación al desarrollo que conlleva el submarino como tal.
Esta carta fue enviada al actual director Stockton Rush por parte de la comisión de vehículos submarinos guiados por humanos de la Sociedad de Tecnología Marina. Este lleva un total de 60 años guiando al público sobre cómo dar a conocer la tecnología marítima y la educación de la misma.