En la próxima Cumbre de los BRICS, que se realizará del 22 al 24 de agosto en Johannesburgo, el grupo que integra a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica debatirá su demandada e inminente expansión. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, lo confirmó el pasado domingo 18 en una entrevista con la cadena Arabic RT y aseguró que “Rusia está complacida que cada vez más países muestren interés por el grupo”.
De esta manera, el evento cobra una especial relevancia porque más de 20 países han expresado su intención de adhesión a la alianza económica y esperan su incorporación. Del mismo modo, uno de los puntos nodales de la agenda es la creación de una moneda internacional basada en una canasta de divisas nacionales con el objetivo de reemplazar al dólar estadounidense en el comercio global.
Una alternativa multipolar
Mientras estudia los mecanismos para iniciar su proceso de ampliación, el bloque de los BRICS se consolida como un actor fundamental en este escenario de redistribución del poder en el sistema internacional. El grupo que nació en 2006 como una asociación de las economías emergentes se transformó, a través de los años y con más rapidez a partir del conflicto en Ucrania, en una plataforma económica, diplomática y política alternativa al Unipolarismo Financiero y sus instituciones multilaterales.
En la actualidad, los BRICS no sólo representan más del 40% de la población mundial sino que, según estudios financieros recientes, aportan el 31,5% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. Para dimensionar el peso económico de la alianza, por citar un ejemplo, supera al foro internacional por excelencia de Occidente: el Grupo de los Siete (G7), que comprende a Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Reino Unido e Italia y que representa el 30,7 del PBI Global.
Su posición, a su vez, le permite discutir la construcción de una nueva arquitectura financiera mundial y, a través de su Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), ofrecer una opción frente a instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). En este sentido, junto a otros organismos que integran el esquema multipolar, es la punta de lanza en la pelea por romper con la hegemonía del dólar en el comercio internacional.
Sin embargo, no es solo la potencialidad económica del espacio lo que seduce a cada vez más países a solicitar su adhesión. Los BRICS, con una propuesta que expresa una heterogeneidad capaz de contener a diversas culturas y civilizaciones, prometen el respeto al derecho internacional y a la soberanía de los países en su elección de vía de desarrollo.
En un sistema internacional en transición pero marcado por la agresividad de Estados Unidos como potencia unipolar en declive, la asociación entre los emergentes multipolares atrae a las naciones por los no condicionamientos a la hora de establecer relaciones diplomáticas y económicas.
El proceso de ampliación
El jueves pasado, en un comentario a la agencia TASS, el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabko, indicó que “la lista de candidatos para unirse a la asociación continúa aumentando”. El funcionario, en la misma línea que distintas autoridades de los países que integran los BRICS, afirmó que “el número de Estados que buscan unirse a esta asociación se acerca a los veinte”.
Asimismo, Riabko destacó que la solicitud de membresías que recibió el bloque “refleja el papel creciente y ya considerable de BRICS en la arena internacional como una asociación de países con posiciones similares”. En ese sentido, el viceministro de Exteriores ruso detalló que “continúan las discusiones sobre cuáles podrían ser los criterios para unirse a los BRICS” e informó que Sudáfrica, país que preside el bloque en la actualidad, “ha intensificado este trabajo”.
Entre los países que de manera oficial o informal han expresado su deseo de incorporarse a los BRICS se encuentran: Afganistán, Arabia Saudita, Argelia, Argentina, Bahréin, Bangladesh, Bielorrusia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Kazajistán, México, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Senegal, Sudán, Siria, Tailandia, Túnez, Turquía, Uruguay, Venezuela y Zimbabue.