Argentina cuenta con una extensa historia en la industria naval. Los astilleros, también conocidos como diques secos o varaderos, son lugares estratégicos donde se construyen y reparan buques y embarcaciones de diversos tipos.
Ahora bien, debido a la situación económica y política del mundo tras la Primera Guerra Mundial, con la exportación de materia prima y del comercio, el país debió aumentar su defensa con respecto a su soberanía.
De esta manera, el 17 de diciembre de 1934 se creó la Comisión de la Marina Mercante, que impulsó un plan específico e integral de construcciones navales. Las mismas se llevaron a cabo posteriormente en Puerto Belgrano, Tigre, San Fernando y en Río Santiago, localidad de Ensenada, provincia de Buenos Aires.
Para entonces, la Marina de Guerra había encomendado la creación de nueve rastreadores Parker (corbetas multipropósitos de la armada). Frente al trabajo naval que implicaría la decisión de crear íntegramente dichas corbetas en el país, se estableció un punto estratégico en el desarrollo naval.
Para construcciones navales militares, se decidió crear los Talleres Generales de la Base Naval de Río Santiago, hoy conocido como Astilleros Río Santiago (ARS).
El 15 de junio de 1953, el entonces presidente Juan Domingo Perón firmó el decreto a través del cual creó AFNE en el marco de un plan estratégico de industrialización nacional.
— Astillero Río Santiago (@astilleroARS) June 15, 2023
¡Hoy celebramos nuestros 70 años produciendo para la #Defensa! #ARS70años pic.twitter.com/IDgawasKa0
Sin embargo, ante la decisión de crear dicho establecimiento, se comenzó a formar al nuevo personal y se perfeccionó al ya existente. La formación atravesó todos los niveles y especialidades: operarios, técnicos, trazadores, dibujantes, ayudantes de laboratorio, almacenistas, etc.
Asimismo, se creó una escuela de artesanos. Allí ingresaban aprendices entre los 14 y 16 años que luego egresaban como ayudante obrero. En la actualidad funciona como Escuela Técnica ARS.
Una estrategia naval y un desarrollo específico en el país
En el escenario económico de Argentina, los astilleros desempeñan un papel fundamental en la promoción del desarrollo industrial y en el impulso de la economía.
Las instalaciones especializadas son cruciales para la construcción, reparación y mantenimiento de buques y embarcaciones. Además, tienen un impacto significativo en diversos aspectos de la sociedad; desde la generación de empleo hasta la promoción de la soberanía naval y el impulso de las exportaciones.
Estos espacios cuentan con una importante infraestructura, grúas, talleres especializados, equipos de soldadura y sistemas de elevación. Todo ello permite realizar los trabajos de construcción naval y mantenimiento de barcos.
En términos de desarrollo, contribuye a la soberanía naval y a la generación de empleo. En estas instalaciones trabajan profesionales como ingenieros navales, técnicos especializados, soldadores y personal de logística.
La industria naval en su conjunto, incluyendo proveedores y servicios relacionados, genera puestos de trabajo en sectores como el transporte, la manufactura y el turismo. El empleo que se origina gracias a los astilleros es un importante estímulo para la economía local y contribuye al desarrollo social de las comunidades en las que se ubican.
Construcciones navales
Con la necesidad del comercio vía fluvial, el impulso a crear más astilleros en el país fue en aumento. Cabe destacar que los astilleros se encargan también de armar turbinas eléctricas, cargueros, petroleros, entre otros.
Uno de los beneficios que tiene Argentina es la promoción de la soberanía naval. Al contar con la capacidad de construir y reparar sus propias embarcaciones, se independiza de la necesidad de adquirir buques extranjeros. De este modo fortalece su capacidad defensiva y la autonomía en términos de política marítima.
En un territorio con una extensa costa marítima, donde la protección y vigilancia de las aguas nacionales son vitales para la seguridad y el desarrollo económico, la industria naval es uno de sus puntos estratégicos.
Haciendo un retroceso en la historia, en 1936 se crearon los talleres navales en el “Riachuelo de los Navíos”, hoy barrio de La Boca de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Allí se reciclaban y armaban antiguos buques mercantes que conformaron la primera escuadra nacional de Azopardo y, tiempo después, la escuadra del Almirante Guillermo Brown.
Ya en 1970, bajo la presidencia de Nicolás de Avellaneda, se autorizó por decreto un taller y astillero en el Río Luján, donde funcionó el primer dique flotante del país.
Posteriormente, se creó el Arsenal Naval Buenos Aires. El mismo luego se convirtió en Talleres Dársena Norte S.A.C.I. y N. (TANDANOR), construyéndose allí los dos primeros diques secos, en 1896.
Un año después, se construyó la Base Naval Puerto Belgrano, en donde se realizaban operaciones de reparaciones. Con la llegada de la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Argentina obtuvo un nuevo impulso en el desarrollo industrial y en la economía nacional.
Impulso al desarrollo económico
Con la llegada de dicha petrolera, surgen los astilleros Sánchez, Hansen y Pucini y ASTARSA, el mayor astillero privado. En ese sentido, se logra un impacto positivo en el comercio exterior y en las exportaciones.
La capacidad de construir barcos y embarcaciones le permite al país posicionarse en el mercado internacional, compitiendo con otras naciones en la venta de productos navales.
Frente a la situación del cierre de varios talleres en los años 90’, en el 2017 el Congreso Nacional sancionó la Ley Nº 27.418 de Régimen de Incentivo, Promoción y Desarrollo de la Industria Naval Argentina.
La misma permitió crear un listado de astilleros y talleres navales con el objetivo de promocionar la producción local y la asignación específica a través del Fondo para el Desarrollo de la Industria Naval Nacional (FODINN).
Entre los principales se encuentran: el Astillero Río Santiago (ARS); Astilleros Servicios Portuarios Integrados S.A. (SPI); el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR); y Astilleros Mestrina S.A.
En conclusión, los astilleros argentinos desempeñan un rol crucial en la economía del país. A través de la generación de empleo, la promoción de la competitividad y el fortalecimiento de la soberanía marítima, las instalaciones contribuyen al desarrollo económico y al crecimiento de la industria naval nacional.