Especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) lideraron un estudio que comprobó que garantizar los derechos de tenencia de la tierra a las comunidades indígenas, ayuda a reducir la pérdida de bosques. Para llegar a esta conclusión, les investigadores analizaron dos décadas de datos de la región del Chaco Seco, la cual se extiende por territorio de Argentina, Bolivia y Paraguay.
Además, el resultado de esta investigación generó la creación del primer mapa que muestra estas tierras indígenas en dicha área. En referencia al mismo, la investigadora del CONICET en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL, CONICET – UNNE) y primera autora del artículo, Micaela Camino, explicó: “Diferenciamos aquellas que tienen tenencia segura de la tierra de aquellas que tienen tenencia insegura”.
¿De qué trata el estudio?
El artículo que detalla la investigación fue publicado en la revista Global Environmental Change. Allí destacaron que, para llegar a las conclusiones pertinentes, se midió la superficie boscosa de este territorio entre los años 2000 y 2019 y luego registraron la pérdida de cobertura que sufrió en esas décadas.
Con ese método identificaron que, al menos, 44% de los bosques remanentes están en tierras indígenas, y que el 65% de estos tiene tenencia insegura. Esto último significa que registran irregularidades en distintos aspectos respecto a lo que hace a la propiedad.
Para les investigadores, la tenencia segura de las tierras indígenas es fundamental porque consideran que las mismas funcionan como barreras ante el avance de la deforestación en la región chaqueña. Cabe mencionar que, según les especialistas, la seguridad de las tenencia de las tierras refiere a “la certeza de que los derechos serán reconocidos por los demás y recibirán protección frente a impugnaciones específicas”.
Por el contrario, cuando hay una tenencia insegura no es tan factible que puedan detener la deforestación. En este marco, Camino señaló que si se quiere hablar de conservación en el Chaco Seco hay que trabajar, también, en que se garanticen los derechos de tenencia de tierra de las comunidades indígenas. Para eso es necesario que las medidas a tomar se piensen en conjunto con la población local, respetando sus derechos, necesidades y cosmovisiones.
Investigaciones previas
En el mismo sentido, pero de una manera más general, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto con el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) realizó un informe de características similares. Este documento, publicado en 2021, destacó que en los territorios comunitarios e indígenas es donde se preservan los mayores niveles de biodiversidad.
Para ello reunieron 300 investigaciones de los últimos 20 años. Allí, se encontraron con que entre 2000 y 2016 la deforestación fue de un 11,2% en aquellos bosques que están por fuera de territorio indígena. Mientras que en los comunitarios fue del 4,9%.
Asimismo, el informe destacó que, en ese momento, más del 80% del área ocupada por pueblos indígenas contenía bosques (330 millones de hectáreas), de las cuales 173 millones de hectáreas pertenecían a la categoría de “bosques intactos”.
A través de la investigación se arribó a múltiples conclusiones y Micaela Camino destacó que es necesario “trabajar para garantizar derechos y contribuir a mejorar la vida de las personas que viven en los bosques”.
En cuanto a cuál es la próxima etapa, remarcó: “Tal como muchos organismos internacionales indican, respetando derechos y liderazgo, debemos co-construir junto a las personas que poseen saberes tradicionales e indígenas y encontrar soluciones innovadoras a la crisis ambiental y climática en que nos encontramos”.