La sequía en Uruguay no da tregua y el país vecino vive la peor crisis hídrica en décadas. Las autoridades ya declararon el estado de emergencia y ahora el Ministerio de Salud autorizó agua con mayores niveles de sodio.
Frente a esta situación que afecta a más de dos millones de personas, el gobierno de Uruguay señaló a la sequía como principal causal. Sin embargo, una parte de la sociedad denunció mediante protestas al sistema de producción del agronegocio que consume gran cantidad de agua sin regulación.
Hace poco más de un mes que el agua que consumen les uruguayes no tiene el mismo sabor. Tal es así que el color más oscuro y el sabor salado puso en alerta a toda la población.
En ese marco, desde la cartera de Salud anunciaron que extenderán por 45 días la autorización a Obras Sanitarias del Estado (OSE) para suministrar agua con mayores niveles de sodio y cloruros a los establecidos en la normativa vigente en el área metropolitana.
Las causas que profundizaron las consecuencias de la sequía
Si bien es cierto que la falta de precipitaciones afectó a los reservorios de agua potable, no hay que dejar de mencionar la responsabilidad de la gestión de las autoridades.
De esta manera, la gestión de OSE y el Ministerio de Ambiente tomaron un camino que lleva a la aparente privatización del suministro. Siguiendo esta línea, las decisiones políticas como la ausencia de planificación territorial y de políticas de gestión adecuadas en las cuencas hidrográficas, afectaron fuentes de agua indispensables.
Este escenario ha generado una situación crítica en la cuenca del Río Santa Lucía, fuente de agua para más del 60 por ciento de la población del país. Además, la falta de compromiso para estudiar el impacto del agronegocio también pone en evidencia las fallas de la diligencia.
Un ejemplo de esto es la negativa de estudiar el impacto de la forestación en las nacientes de las cuencas y analizar la recalificación de suelos de prioridad forestal en esas zonas; que en consecuencia llevó a la disminución de los caudales de hasta un 50 por ciento en momentos de estrés hídrico como el actual.
Montevideo, la capital donde vive más de la mitad de la población, podría quedarse sin agua el 23 de junio, según informaron desde OSE. Ante la gravedad de la situación, se mantienen niveles excepcionales de sodio y se comenzaron excavaciones en búsqueda de agua potable.
De esta manera, realizaron excavaciones en el suelo en el Parque Batlle, una zona ubicada cerca del mítico Estadio Centenario. No obstante, los resultados fueron negativos por el caudal.
El derecho al acceso a agua potable y la salud
El acceso a agua potable es un derecho humano universal pero gran parte de la comunidad de Uruguay no puede consumir el agua de las canillas por los efectos en su salud. Desde mayo los niveles de cloro permitidos subieron a 750 miligramos por litro de agua y de sodio a 440.
La ministra de Salud, Karina Rando, dijo en una conferencia de prensa que esos niveles se mantendrán hasta mediados de julio, por lo menos. Porque si bien hubo lluvias, no alcanzó para paliar la crisis. Asimismo, explicó que OSE solicitó el permiso para incrementar los niveles de trihalometanos en el agua que suministra.
“El hecho de tener que incrementar la utilización de desinfectantes clorados para mantener un agua que sea apta, desinfectada, que no tenga microorganismos y se pueda seguir consumiendo, hace que se utilice más cloro y se formen más de estos compuestos”, afirmó Rando.
Existen 27 trihalometanos diferentes y según la ministra “no tienen propiedades dañinas para el organismo por períodos de consumo menores a decenios”. Frente a este escenario, Rando dijo que aún el agua suministrada por OSE es segura para consumo humano.
Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta prolongada de agua con trihalometanos está asociada al cáncer de colon y de vejiga.
Por último, frente a esta grave situación, cabe preguntarse cuáles serán las próximas medidas ante la emergencia por falta de agua.