A pocos días del cierre de listas para las PASO del 13 de agosto, se recrudeció la crisis política de Juntos por el Cambio a partir de una disyuntiva electoral: el ingreso o no al espacio del gobernador cordobés y peronista Juan Schiaretti.
La emergencia de Javier Milei también tensiona las diferencias de una alianza que se descompone en la antesala de la elección nacional. Nota al Pie conversó con Humberto Tumini, Presidente de Libres del Sur, sobre el conflicto de intereses al interior de un espacio que desde sus orígenes en 2015 contuvo fuertes contradicciones.
Crisis política y disputa electoral
A días del cierre de listas, la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio se reunió para discutir la eventual incorporación de Schiaretti. El “Gringo” gobierna uno de los territorios más disputados políticamente por su volumen poblacional, sus riquezas agropecuarias e industrias estratégicas.
En los últimos años, junto a figuras como el salteño Juan Manuel Urtubey, Florencio Randazzo e incluso Miguel Ángel Pichetto, ensayaron la “tercera vía” que fracasó en el intento de romper la polarización entre el peronismo y el macrismo.
Según diversas encuestas, Schiaretti goza de un peso propio a escala nacional que oscila por debajo del 5%. Insignificante para aspiraciones presidencialistas pero valioso para las grandes coaliciones que en los últimos años se han debilitado electoralmente.
En ese marco, algunos actores dentro de Juntos por el Cambio avanzaron en conversaciones con el controvertido gobernador peronista y rápidamente diferentes figuras le salieron al cruce.
“Debería haber sido algo planificado, discutido internamente, no una cosa improvisada ocho días antes del cierre de listas”, opinó Mauricio Macri. “Afecta la unidad”, agregaron María Eugenia Vidal y el precandidato a jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri.
Los artífices de su incorporación son Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales y Martín Lousteau. De hecho, aceleraron el diálogo con Schiaretti para firmar un acuerdo programático de al menos diez puntos. Finalmente no hubo acuerdo entre los principales referentes de la oposición y su ingreso quedó en pausa.
Mientras tanto, el actual alcalde de CABA le dió una calurosa bienvenida desde sus redes sociales a José Luis Espert, formalmente parte de Juntos por el Cambio expresando a su propio partido, Avanza Libertad. El líder del PRO en la capital convocó a su alianza a estar “más unidos que nunca” y a ampliar “sumando nuevas ideas y gente de bien”.
El factor Milei
El debate por la incorporación de Schiaretti puede pensarse desde el plano de la estrategia política. En efecto, las “palomas” de Juntos por el Cambio encabezadas por Larreta, el radicalismo y Carrió se inclinan por la ampliación del espacio como condición de gobernabilidad.
Consideran que el fracaso de Cambiemos durante su gestión se debió, en parte, a la firme oposición del peronismo y por eso están dispuestos a negociar con algunos sectores antes.
Sin embargo, los “halcones” con Macri y Bullrich a la cabeza creen que a costa de “ganar gobernabilidad” se pierde profundidad en el programa político. Según el PRO, una de las lecciones de su fracasada experiencia presidencial es la necesidad de profundizar los cambios y evitar el gradualismo.
“Si ganamos iremos en la misma dirección pero lo más rápido posible”, dijo el ex mandatario ante 1200 empresarios antes de perder en 2019, exponiendo su visión política. En ese sentido, la figura de Javier Milei es central.
Más allá de que las diferentes encuestas posicionan al libertario cercano a los 20 puntos y con posibilidades concretas de ingresar a un eventual balotaje, los halcones de Juntos proyectan en él la posibilidad de profundizar su programa político.
Sus propuestas represivas, su intención de dolarizar la economía y sus declaraciones en contra de los movimientos sociales y las organizaciones sindicales son el cuadro perfecto para que ciertos actores del macrismo endurezcan sus posiciones.
Un conflicto de intereses fundacional
Sin embargo, la profundización de la interna de Juntos por el Cambio amenazando con la fractura formal del espacio político expresa una tensión histórica en el plano económico y estratégico.
“Todo indica que sus conflictos reflejan uno más profundo al interior del bloque de poder en el país y está relacionado a la disputa de la renta nacional en los años venideros”, manifestó Humberto Tumini.
Según su mirada, a la histórica renta proveniente del sector agropecuario se le sumará la que provea Vaca Muerta, el litio y la minería. “Macri y Bullrich se muestran más cercanos a los sectores financieros y multinacionales mientras Larreta, la UCR, Carrió e incluso Schiaretti expresan a los grandes grupos económicos locales”, explicó.
En relación a la inclinación de los sectores más duros del PRO en favor de Milei, Tumini expresa el refuerzo de un programa basado en la dolarización, la flexibilización laboral, la apertura externa y la represión a la protesta social.
El referente de Libres del Sur indicó que, si bien el larretismo pretende mostrar una propuesta más democrática y conciliadora, no dejan de subordinarse a los intereses de Estados Unidos en un momento de dependencia financiera con el FMI.
En paralelo, los principales referentes del espacio elevan los grados de confrontación. “Quiere una alianza con Milei para hacer un ajuste brutal con represión”, lanzó Elisa Carrió contra Macri.
“Nosotros no representamos esa línea donde siempre Massa está en el medio”, le reprochó Patricia Bullrich al alcalde porteño, deslizando que su iniciativa se encuadra en la estrategia política del líder del Frente Renovador para subordinar a Juntos por el Cambio.