En diciembre de 2001, nuestro país vivió uno de los momentos más trascendentales de su historia reciente. Los acontecimientos que tuvieron lugar en aquel mes cambiaron el rumbo político, económico y social de Argentina de manera significativa.
Para entender plenamente lo que sucedió en diciembre de 2001, es necesario remontarse al contexto que lo precedió. Argentina estaba atravesando una profunda crisis económica, con altos niveles de desempleo, una deuda externa insostenible y una política monetaria que no lograba contener la creciente inflación. Las medidas de ajuste implementadas por el gobierno de Fernando de la Rúa generaron un descontento generalizado entre la población, que veía cómo su calidad de vida se deterioraba día a día.
Fue el 19 de diciembre de 2001 cuando la situación alcanzó su punto de quiebre. Ese día, una serie de manifestaciones y saqueos sacudieron la Ciudad de Buenos Aires y se extendieron por todo el país. Las imágenes de supermercados vacíos y destruidos, junto con la represión policial y la violencia en las calles, quedaron grabadas en la memoria colectiva de los argentinos.
Como consecuencia de la agitación social y política, cuya represión policial dejó un saldo de 39 muertos y 500 heridos, el presidente De la Rúa anunció su renuncia el 20 de diciembre de 2001. Este hecho marcó un hito en la historia argentina, ya que después de su renuncia lo sucedieron cuatro presidentes en once días.
Estos son los hechos económicos y sociales que se retratan en Diciembre 2001, la nueva miniserie del sello Star Original Productions, dirigida por Benjamín Ávila. El thriller político está basado en el libro El palacio y la calle del periodista Miguel Bonasso, en el que se investiga el oscuro backstage político de la crisis, la verdad sobre la masacre policial y el papel que jugaron tanto el peronismo como el radicalismo durante la caída del gobierno de la Alianza.
La serie cuenta con la participación de los actores Jean Pierre Noher, Luis Luque, Diego Cremonesi, Nicolás Furtado,, Luis Machín, César Troncoso, Fernán Mirás, Jorge Suárez, Manuel Callau, Cecilia Rossetto, Manuel Vicente, Alejandra Flechner, Vando Villamil, Ludovico Di Santo y Sergio Prina.
El arte como forma de reconstruir la memoria histórica colectiva
El arte, incluyendo el cine y otras formas de expresión artística, tiene un papel fundamental en la reconstrucción de la memoria histórica colectiva. Dada su tumultuosa historia política, no es sorpresa que América Latina haya producido algunos de los mejores thrillers políticos del mundo. El latin noir ha ofrecido un terreno imaginativo para cuestionar las prácticas turbias de los gobiernos y exponer las maquinaciones y la corrupción del estado –policial, militar y judicial– que se han normalizado en la vida cotidiana.
El cine nacional también tiene excelentes producciones que han abordado temas relacionados con la historia reciente de la Argentina. La Historia Oficial (Luis Puenzo, 1985), Rojo (Benjamín Naishtat, 2018), Azor (Andreas Fontana, 2021) y Argentina, 1985 (Santiago Mitre, 2022). Sin embargo, la crisis de 2001, hasta ahora, sólo sirvió de marco para la ficción narrada en La Odisea de los Giles (Sebastián Borensztein, 2019).
Todos los hombres del Presidente
La democracia es escenario de un teatro político, en el que el público-pueblo adquiere conciencia de sí mismo al contemplar a sus representantes. Sin embargo, es el trasfondo del poder, la trastienda oculta a los ojos de todes, el lugar en el que los líderes manejan la construcción del sistema. Estos backstage de la historia suelen ser fascinantes, ya que revelan las zonas oscuras y poco conocidas de cómo se tejieron las tramas que cambiaron la realidad en momentos clave de la vida de un país.
En Diciembre 2001, el director Benjamín Ávila se posiciona como Alan Pakula –director de All President’s Men, la película centrada en la investigación periodística del escándalo del Watergate que condujo a la renuncia del presidente estadounidense Richard Nixon– en 1976 y sumerge a la audiencia en los entresijos del poder, los tejes de los partidos políticos y sus líderes, sus negociados mientras les ciudadanes, en todos los lados del espectro político, perdían la fe en las personas que dirigían el país.
Los nombres que la Historia no olvidará
La serie comienza en racont con la recreación de parte de la represión policial el 19 de diciembre de 2001. En la escena, Enrique «Toba» García (interpretado por Sergio Prina) asiste a Martin Galli después de que es baleado por la policía, aunque se han tomado algunas licencias en la representación, ya que Galli fue reprimido en la Avenida 9 de Julio y no en la Avenida 25 de Mayo.
La narración retrocede para contar cómo se gestó la crisis. Intercala imágenes de archivo de la campaña de Menem, el anuncio del plan de la Convertibilidad y la posterior campaña de la Alianza, para explicar el origen y las consecuencias del conflicto que culminó con el asesinato de 39 personas en uno de los días más oscuros de la historia nacional.
El gobierno de De la Rúa se encontraba en una situación difícil tras la renuncia del vicepresidente «Chacho» Alvarez. Esta partida generó una serie de tensiones internas y debilitó aún más su imagen. Como respuesta, se designó a Ricardo López Murphy como Ministro de Economía, una decisión que resultó ser efímera y que contribuyó a aumentar el malestar social con un paquete de medidas asfixiantes.
Ante la creciente crisis, De la Rúa, negado a aceptar el rumbo crítico que estaba tomando el país, depositó su confianza en el economista Domingo Cavallo, quien se presentaba como la solución (cuando también formaba parte del problema) y prometía acceso a los fondos del FMI. Sin embargo, estas medidas no lograron revertir la situación y el malestar social continuó en aumento.
Durante este período, la oposición, liderada por Eduardo Duhalde, desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la crisis. Aprovechando la debilidad del gobierno, presionó y movilizó a la gente con el objetivo de desestabilizar aún más.
A medida que los errores y las malas decisiones se acumulaban, Argentina se sumergió en un caos sin precedentes. Las medidas económicas adoptadas fueron brutales y la población respondió con protestas, marchas y saqueos. El descontento generalizado llevó finalmente a la renuncia del presidente De la Rúa, representando así un punto de inflexión en la historia del país con la sucesión de cinco presidentes en tan solo once días.
La importancia de producciones como Diciembre 2001
El guion, a cargo de Mario Segade, desarrolla la historia de manera coherente, en una narración que fluctúa entre las causas y el efecto de la crisis. Sin embargo, los personajes a veces pueden parecer unidimensionales, dado que es una historia compleja con muchos nombres en juego para un formato de seis episodios de 40 minutos.
A pesar de la falta de profundidad en la construcción de las personalidades, la actuación del elenco es impecable. Teniendo en cuenta que en las adaptaciones de hechos reales puede ser difícil lograr una caracterización adecuada cuando muchos de los actores históricos todavía están presentes en el escenario actual.
Diciembre 2001 no es perfecta, no obstante las producciones audiovisuales sobre hechos históricos tienen una importancia significativa ya que permiten explorar y comprender mejor el pasado, al presentar eventos y personajes que han dejado una huella, positiva o no, en la historia. Permiten revivir momentos cruciales, conocer diversas perspectivas y sirven para reflexionar sobre su impacto en el presente.