El pasado jueves llegó a la gran pantalla la última producción del director Ari Aster, quien cautivó al público con películas tan originales, dispares y sorprendentes como Hereditary y Midsommar. Se trata de Beau tiene miedo (Beau Is Afraid) otro film de terror, donde se apuesta al humor negro. Dado que presenta un papel protagónico, donde un hijo busca regresar a los brazos de su madre, no es raro que el actor elegido haya sido Joaquin Phoenix.
Como siempre, el resultado es desconcertante y algo fascinante. De seguro despertará en les espectadores varias sensaciones que irán desde la diversión, la incomodidad hasta el terror.
Con dos éxitos a su favor, no es extraño que este nuevo proyecto de Aster seduzca al público. Esto, además, denota bastante libertad por parte del estudio hacia el director para crear algo que resulte alocado. En este sentido, con ciertos giros es imposible no relacionarlo con Alicia en el país de las maravillas o un Mago de Oz más macabro.
Al comienzo, el público será testigo del nacimiento del personaje principal desde su propia perspectiva. Un inicio oscuro, silencioso e inquietante, que dura hasta que ese bebé recibe un chirlo por un médico y se escucha su primer grito. Luego, este pequeño se adentrará al mundo y sus horrores, donde el mismo se convertirá en una de las amenazas más grandes.
La película es como una pesadilla, donde nada es real. Está divida en varios actos sobre las aventuras de la mente y vida del alocado protagonista. Un personaje cercado por la culpa, la ansiedad y tratando de encontrar su regreso a casa con el objetivo de darle un fin a los miles de problemas que adeuda con su madre. Un viaje entre el subconsciente y la realidad de Beau Wassermann, que, según el espectador, puede resultar extrañamente bello u horripilante.
Joaquín Phoenix deslumbra una vez más
En un film lleno de ambición, donde se da un constante tire y afloje entre lo absurdo, la trama plasma de manera poco lineal una semana en la vida de un hombre solitario de mediana edad. El cual deja ver que tiene un vínculo tóxico con su madre.
Tras su nacimiento, uno de los momentos de humor oscuro que adelanta lo que se vendrá, lo siguiente es ver al protagonista contarle a su joven analista que piensa regresar a la casa de su madre para visitarla. A partir de entonces comienza la verdadera aventura.
Este inhóspito personaje no podía ser interpretado por cualquier actor, sino en alguno capaz de afrontar tal desafío. Y Joaquin Phoenix es perfecto para esta personalidad ficcionada con una psicosis infantil y nerviosa. Se trata de una persona perdida en el mundo, quien parecer entrar en crisis en cualquier momento.
La película es más que solo tres horas de angustia, desesperación y comedia negra. Ya que como toda producción de Aster y su sello de no atarse a ninguna norma, presenta giros para crear un experimento emocional entre el terror y la ansiedad para les espectadores.
Sin escapar a ser nombrada como la película más extraña del año, es un film que se deja ver. Además de su protagonista, también goza de muy buenas actuaciones secundarias como las de Patti Lupone y Stephen McKinley. Sin embargo, lo que realmente se destaca es el guion, lo que la convierte en otra obra extraña de un director que hasta ahora no defrauda.