Sudán, país ubicado al noroeste de África, sufre una de las crisis sociales y económicas más grandes de su historia. En principio, ya han pasado cuatro semanas desde el comienzo de los enfrentamientos armados entre el Ejército y grupos paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Las luchas por el poder en el territorio africano se encuentran lideradas por Abdelfatha al Burhan, comandante de las Fuerzas Armadas. Enfrentados a este grupo se halla la mencionada fuerza paramilitar encabezada por Mohamed Hamdan Dagalo, mejor conocido como Hemeti.
El conflicto, que estalló precisamente el 15 de abril, dejó hasta el momento un saldo de más de mil muertos y alrededor de un millón de desplazados de sus tierras. Esta oleada de violencia sin fin tomó las calles de la capital sudanesa, Jartum, cuando las dos facciones militares más peligrosas iniciaron una larga lucha por el poder.
Marc Lavergne, especialista en el Cuerno de África y Oriente Medio aseguró: «El conflicto actual esconde una batalla entre la élite político-militar establecida del centro del país y una élite militarizada emergente de Darfur por el control del Estado. Es una nueva fase en la lucha entre el centro y la periferia».
Les civiles sudaneses comenzaron a huir de la capital y del país mientras la lucha continúa sin divisar un final cercano. Si bien es cierto que hay una crisis alimentaria, económica, climática e influyente debido a la Guerra de Ucrania; se suele omitir la raíz del problema: las políticas macroeconómicas y las instituciones que promovieron esta crisis.
Al día de hoy, les habitantes sobreviven encerrados en sus casas por miedo a las balas perdidas, sin agua y electricidad y con escasas reservas de comida. Incluso, en un suburbio al este de Jartum, testigos informaron ataques aéreos y explosiones.
Un problema de raíz mayor
Como suele ocurrir en las crisis de los países del 3er mundo, Estados Unidos y sus organismos bancarios están inmersos de uno u otro modo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) recientemente impuso la liberalización en Sudán, particularmente en el sector agrícola, para promover las importaciones.
A pesar de aquelles que bregan por la liberación y el libre mercado, la liberalización de Sudán significa simplemente eliminar cualquier barrera al comercio y los obstáculos a la inversión extranjera. Esto reduce, a su vez, el poder del gobierno para regular la economía.
Cabe destacar que Sudán es un país rico en petróleo y minerales, además de ser considerado el granero de África. En un informe publicado por Oxfam en 2002, “la rápida liberalización agrícola fue una causa clave del aumento de la pobreza y la inseguridad alimentaria en África”.
El FMI estuvo involucrado durante muchísimos años en Sudán. El país fue objeto de al menos 11 programas del Fondo. Tan solo entre los años 1979 y 1985, hubo 5 préstamos del FMI a Sudán. Además, la relación no es buena ya que el Fondo trató al país con dureza cortando créditos y ayuda a la menor señal de incumplimiento o disconformidad política. (Fuente: Noticias Pía).
La situación en el país africano
Sumado al problema de raíz, Sudán se enfrenta a un problema de sequía sin precedentes. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó este miércoles un informe en el que alerta que existe un 66% de probabilidades de que la temperatura media anual supere 1,5ºC especificado en el Acuerdo de París.
Otra situación delicada sucede con los bancos, los cuales se encuentran cerrados desde hace un mes debido a la escasez de dinero en efectivo. Y sin contar que los precios se han disparado: ejemplo de ello son los alimentos, que se han cuadruplicado. Además, los valores de la gasolina se han multiplicado por veinte.
La ONU pidió 3000 millones de dólares para proporcionar una ayuda humanitaria para toda la población del país y a cientos de miles que huyen a los países vecinos. El plan de ayuda se centrará en la escasez de alimentos, agua, refugio, salud, ayuda en efectivo y artículos básicos de socorro.
Tras la muerte de 18 trabajadores humanitarios y múltiples saqueos, se interrumpió gran parte de la ayuda humanitaria internacional de la que incluso en tiempo normal dependen gran parte de los 45 millones de sudaneses.No obstante, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el lunes una distribución de víveres en el estado de Al Yazira, al sureste de la capital, para les desplazades por los combates.