“Linyera ilustrado”, fue el término que usó Carlos Polimeni al recordar a Luca Prodan y sus andanzas por Buenos Aires, una de las ciudades que habitó tras su llegada a la Argentina, en 1980. Quienes no frecuentaban los recitales de rock podrían haber confundido a ese pelado que vagaba por las calles con un vagabundo cualquiera. Podrían haber ignorado que un sábado habría llenado un Estadio Obras junto a su banda, mientras que el lunes lo veían tirado tomando sol en una plaza porteña.
Sin embargo, en el país del “el que no salta es un inglés” existe la paradójica historia de ese tipo, quien, aún hablando y cantando en inglés, marcó una nueva etapa en el rock argentino. El idioma en las letras de Sumo despertó polémicas, pero no fue un problema. Además, Luca era italiano.
El cantante adoptó el inglés tras su paso por un prestigioso colegio escoces, al que también asistió el Rey Carlos III, y su estadía en Londres. En la capital inglesa ahondó en nuevos sonidos como el post-punk y el reggae, que luego implementó en estas tierras provocando un estallido en la escena local.
La Argentina lo había “salvado” de morir de sobredosis de heroína y él, sin saberlo, le devolvió el favor. A 70 años del nacimiento de Luca Prodan, Nota Al Pie habló con Carlos Polimeni, periodista y autor del libro LUCA. Un ciego guiando a los ciegos. Un libro que ya lleva doce ediciones y que presenta la vida del italiano mucho antes de convertirse en un mito argentino.
LUCA. Un ciego guiando a los ciegos
Publicada en 1990, se trata de una de las primeras biografías acerca del europeo que diez años antes había arribado a la Argentina. Desde su lanzamiento, el trabajo de Carlos Polimeni fue presentado con cinco tapas distintas. El contenido sigue siendo el mismo, aunque desde la segunda edición cuenta con una carta que Andrea Prodan -hermano de Luca- le hizo llegar al autor.
“Nunca toqué un centímetro de la versión original, nunca quise cambiar nada”, expresó Polimeni al respecto. En ese sentido, argumentó que si modificaba el trabajo, también se vería alterado el “espíritu original” del libro, el cual había sido publicado tres años después de la muerte de Luca.
“Si yo variaba el libro, si le agregaba datos o una reescritura, lo que variaba era el espíritu original de un libro que fue escrito cuando Luca no era un mito, ni muchísimo menos. Cuando estaba casi olvidado, cuando todavía ni Divididos ni Las Pelotas eran grupos importantes”, explicó el autor.
A diferencia de la construcción sobre las figuras de rock, en su libro el periodista presenta al Luca que él mismo se cruzó en diferentes espacios: “Arriba de un escenario, en el trabajo profesional y también en la vida ciudadana”. Sobre esto último, mencionó que encontrarse a Prodan por la calle era algo frecuente porque “era un músico que yiraba por la ciudad”.
Además, contó que el italiano radicado en Argentina no tenía ni una casa fija, ni otro trabajo más que salir a tocar. “Su trabajo era salir con su banda y, muy excepcionalmente, grabar discos. Hacia una vida muy de ciudadano, como una vida de linyera ilustrado”, recordó.
Su llegada a la Argentina
Luego de haber estado de pupilo en el Gordonstoun School de Escocia, uno de los colegios por excelencia de la aristocracia europea, Luca se fue a Inglaterra. En Londres además de incursionar en la música, también se metió con la heroína y se le fue de las manos. Tras superar el coma hepático al que había caído, tuvo que escapar de ella para salvarse: a Italia no podía volver porque había desertado del servicio militar, su destino tenía que ser otro. Encontrarse con el argentino Timmy McKern lo ayudó a decidir el rumbo ideal. Había visto una foto de McKern en su casa de Córdoba y quiso venir. Otro punto a favor era que acá la heroína todavía no había llegado. Luca estaría “a salvo” por un tiempo.
“El estado psíquico mental con el que llegó era el de un sobreviviente”, sostuvo Polimeni con respecto de cómo estaba el músico italiano. Además, el autor de LUCA. Un ciego guiando a los ciegos aseguró que Prodan “creyó que acá podía escapar de su destino seguro de morir de una sobredosis de heroína”.
Cuando Luca arribó a la Argentina, la dictadura militar todavía estaba al mando. Acá conoció parte de la familia de Timmy McKern, entre quienes se encontraba Germán Daffunchio. Con Daffunchio empezó a zapar y nació la idea de tener una banda. A ellos se sumaron Alejandro Sokol y Ricardo Curtet. Más tarde, Stephanie Nuttal, la novia inglesa de Prodan, llegaría para convertirse en baterista de la banda. El grupo funcionó en Córdoba y luego se mudó a la localidad bonaerense de Hurlingham.
“Acá encontró como terapia empezar a hacer música, el chiste de empezar a hacer música con gente que no era música, sino la que iba encontrando en sus alrededores”, señaló el periodista.
Cuando los monos llegaron
Instalades en Buenos Aires, corría el año 1982 y la guerra de Malvinas dificultó un poco las cosas. Por pedido de sus padres, Stephanie debió volver a su país y la baja obligó a reorganizar la banda. De esta manera, Luca seguiría en voces, pero Sokol tomaría la batería; Diego Arnedo el bajo y Roberto Pettinato el saxofón.
Un año después, Sumo grabó Corpiños en la Madrugada, un álbum con un tirada de alrededor de 300 casetes. En 1984 se incorporaron Ricardo Mollo y Alberto Troglio. Y en 1985, la banda se consagraría en el under con Divididos por la Felicidad, el disco de La Rubia Tarada.
A pesar de vivir en una sociedad diezmada por la guerra de Malvinas, el alcance de Sumo no tuvo dificultades al presentar un repertorio en inglés. “Sonaba como una banda de otro planeta y parecía una banda inglesa”, recordó Carlos Polimeni. En tanto, dijo que eso en un país colonizado culturalmente por el rock anglosajón, y sobre todo por el británico, “no sólo que no era un problema sino que, al contrario, era una solución”.
“Yo creo que Luca hace un grupo que parte la historia del rock en Argentina”, opinó el periodista. Y continuó diciendo: “Es un grupo que cambia el sonido y cambia la perspectiva del rock cantando una parte del repertorio en inglés; introduciendo el reggae, mezclando el punk y el post- punk con la música psicodélica”.
Asimismo, Polimeni puntualizó en la obra que Prodan desarrolló en castellano, cuando fue “argentinizándose”. “Hace temas como Mañana en el Abasto donde brilla como artista en un país que prácticamente desconocía y con un idioma que no manejaba”, completó.
Luca (not) dead
Quienes conocieron a Luca, de alguna manera veían venir el final por la fragilidad de su estado. Sobreviviría a sus adicciones a la heroína, pero en Argentina profundizó su consumo de alcohol que le generó una cirrosis hepática. En 1987, el mismo año de After Chabón, Luca fue encontrado muerto. Dos días antes, Sumo se había presentado en el estadio del Club Atlético Los Andes.
Sin embargo, en aquellos tiempos la noticia de su muerte no fue digna de una estrella de rock. Más bien, parecía estar en el olvido. “Fue mucho más respetado y su mito fue mucho más grande después de muerto”, aseguró Polimeni.
En tanto, señaló que “Luca era un personaje pintoresco y Sumo era una banda importante”, pero su figura no era tan relevante en ese entonces. “Podría ser por el estado de salud o porque la banda tenía sus propios límites o porque el público de los ‘80, en el medio del optimismo alfonsinista, prefería la música más divertida y bailable”, completó el periodista.
Con Luca muerto, además de Sumo, también concluía una etapa entera del rock argentino. La premonición había sido cantada: “The happy days were busted, and that’s the way things go…” (los días felices se quebraron, pero así son las cosas…”).