En 1938, el autor francés Jean Cocteau escribió una obra de la cual nunca imaginó el éxito que lograría por décadas, y las distintas versiones que se darían por distintos escenarios alrededor del mundo. Hoy, su trabajo vuelve aggiornado en una versión dirigida y adaptada por el argentino Daniel Veronese.
Los padres terribles (Les Parents Terribles) cuentan con un elenco certero para unos personajes tan audaces como divertidos. Es una historia con muchos giros, enredos y sin escapatoria para reflexionar en familia. Las funciones son de viernes a domingos a las 20hs, en Caras y Caretas 2037, Sarmiento 2037, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Las entradas pueden adquirirse por Alternativa Teatral.
Sinopsis
La obra tiene un potente inicio donde se presentan varias confrontaciones dentro de un seno familiar, las cuales van delineando la complejidad reinante en las relaciones de un grupo singular. La tensión y la sorpresa no dan descanso hasta el final, todo condimentado con bastante humor y una marcada crítica social.
La versión nueva mantiene bastante fidelidad con el texto original de Cocteau, aunque hay cambios en ciertos personajes, lo cual le suma cierta cuota de frescura al concepto de familia moderno. Pero, al mismo tiempo, mantiene la intensidad original en un triángulo de amor que nadie se espera. Son cinco personajes, cuyas personalidades impactan en el espectador y contrastan en posiciones de cómo amar y construir las relaciones en estos tiempos difíciles.
Entre engaños, reproches y venganzas, estos inusuales habitantes de un cuento alocado se desarrollan en dos espacios sencillos: el hogar de una familia de clase media y el departamento alquilado de una joven adulta muy liberal. Hay espacio para distintas cuestiones familiares, como el nido vacío, las propias frustraciones y el traslado a las nuevas generaciones y los recuerdos de buenos tiempos vividos en el pasado.
Desnudar secretos familiares
Los Padres Terribles desde su estreno se han posicionado como una obra clave para exponer las falencias, debilidades y la complejidad de un seno familiar. En su momento se tildaba de modernidad a lo planteado. Hoy a varias décadas de su estreno, dichos conflictos se mantiene vigente y no escapa a cualquier desorden que habita en más de un hogar en estos días.
En la versión actual hay un cambio de géneros de estos progenitores rebeldes que dan título a la pieza. Así el público esta vez conoce a un padre sobreprotector que tiene una relación muy unida con su único hijo, la cual se ve debilitada cuando el joven le cuenta a la familia que tiene novia.
Su pareja es una mujer que le lleva más de quince años, y que además es abiertamente bisexual. A su vez, ella está en una relación paralela con otra mujer mayor. También está la madre, una persona que, en secreto, esconde su pasión por otra persona fuera de su matrimonio. La fuerza del destino desemboca en que la amante de la madre resulta ser la nueva novia de su hijo.
Así, se conforma un triángulo amoroso entre hijo, madre y amante. Desde esta loca premisa, la historia presenta varios giros con tintes de tragedia griega, que no deja de sorprender a la platea.
El elenco goza de figuras renombradas, como Sofía Gala Castiglione, muy bien en el personaje de esta joven adulta en busca de un verdadero amor. Luis Ziembrowski es muy divertido como este padre controlador y dependiente de todo lo que hace su hijo.
Se suman Ana Garibaldi y Ana Katz, estupendas como las dos piezas femeninas, claves en este revolucionado clan familiar. Ellas son la madre y la tía de este joven que ha comenzado a transitar los caminos del amor, bastante alejados de lo tradicional. Max Suen es quien da vida al personaje masculino principal, un papel que le resulta difícil. Entre la ingenuidad y la rebeldía, va ganando soltura y seguridad en su interpretación durante el transcurso de la obra.
En resumen
“Los padres terribles” tiene una versión nueva que se acerca mucho más a la sociedad de estos tiempos, y juega con plasmar las familias que se conforman en la tradición pero secretamente tratan de asimilar la modernidad del mundo de hoy. Un texto con mucha cuota de humor pero que encierra la ferocidad de un hogar desordenado, y sus habitantes que lucen unidos pero que realmente ya casi no se conocen.