Este martes tuvo lugar la quinta audiencia del juicio contra 14 policías porteños por el homicidio de Lucas González, el jugador de Barracas Central que volvía a su casa con sus amigos luego del entrenamiento.
Una de las cuestiones más importantes de la jornada tuvo que ver con la presentación de los resultados de las muestras odoríficas que llevaron adelante canes entrenados sobre la réplica del arma que fue “encontrada” en el auto en el que viajaba Lucas junto a tres amigos.
En este sentido, las pericias arrojaron como resultado que el revólver de juguete fue manipulado en un 90 por ciento por el principal de la Comuna 4D, Héctor Cuevas. El elemento también presentó huellas de las agentes Lorena Miño y Micaela Fariña, quienes fueron puestas en libertad por falta de mérito.
Los resultados de las pericias refuerzan la teoría de que no hubo enfrentamiento armado, tal como declararon los oficiales acusados, sino que el arma fue plantada intencionalmente después del episodio.
Héctor “Peca” González, papá de la víctima, exige que Miño y Fariña sean llamadas a declarar: “Ellas son tan culpables como los que están acusados porque manipularon un arma que se plantó”, afirmó González.
Nunca había visto tanto personal policial y de civil
Claudia Moreira, subinspectora de la Policía Federal Argentina (PFA), declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 porteño, que “había alrededor de 150 personas de la Policía de la Ciudad”, que se encontraban “uniformados, de civil y con chalecos de la Brigada”
Moreira participó de las primeras pericias en el lugar donde se produjo el asesinato de Lucas y aseguró haber percibido “desesperación” por parte de los agentes porteños que consultaban sobre el procedimiento. “Constantemente querían subir al móvil donde estábamos, pero se les pidió que no lo hagan. Nunca había visto tanto personal policial y de civil. Querían saber qué había dicho la doctora (funcionaria judicial), qué había decidido”, indicó la agente, en su declaración a través de la plataforma virtual Zoom.
La declaración del forense
Previo a la declaración de la subinspectora, brindó su testimonio Alejandro Rullan Corna, el médico forense de la morgue del Poder Judicial de la Nación, que realizó la autopsia al cuerpo de Lucas.
“El cuerpo presentaba tres lesiones: dos como resultado de proyectiles de arma de fuego y una lesión compatible con una quemadura en su mano derecha”, declaró Rullan Corna. Además, explicó que la trayectoria del proyectil que terminó en la sien de Lucas, fue de “adelante hacia atrás, de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo”.
En cuanto a la lesión en la mano de Lucas, presuntamente producto de una quemadura, el forense la describió como “compatible con un objeto circular de 0,5 a 1 centímetro de diámetro”, lo que indicaría que es compatible a la medida de un cigarrillo y que fue provocada cuando Lucas aún estaba con vida.
El crimen de Lucas
El adolescente de 17 años fue asesinado el 17 de noviembre del 2021 cuando regresaba a su hogar en Florencio Varela, junto a tres amigos a bordo de un auto VolksWagen Surán. Los futbolistas fueron interceptados por un Nissan Tiida, que circulaba sin identificación, con tres policías de la Brigada 6 de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad de civil y que les hicieron señas para que se detengan.
Los chicos pensaron que podía tratarse de un intento de robo, por lo que decidieron escapar y fue entonces que los efectivos policiales comenzaron a dispararles y una de esas balas impactó en la cabeza de Lucas, que murió al día siguiente en el Hospital de Alta Complejidad El Cruce de Florencio Varela.
Según determinó hasta el momento la investigación, luego de disparar, los policías simularon un enfrentamiento con delincuentes, y a tal maniobra se sumaron otros efectivos policiales que habrían plantado un arma en el auto de las víctimas. Se supo luego que dicho elemento era de juguete.
Por el crimen se encuentran acusados Gabriel Issasi, Fabián López y Juan José Nieva, a quienes se les adjudica la coautoría del delito de ‘homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”.
Otros 11 funcionarios de la policía porteña, también detenidos, están siendo juzgados por el encubrimiento del crimen de Lucas y las torturas que sufrieron los otros tres adolescentes.
Todos ellos están acusados por “falsedad ideológica, privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley, encubrimiento agravado por la condición de funcionarios públicos y por ser el delito precedente especialmente grave e imposición de torturas”.