Sabino Vaca Narvaja, embajador argentino en China, se reunió con Dilma Rousseff, directora del Nuevo Banco de los BRICS (NBD), y el canciller chino Qin Gang, con el objetivo de agilizar el ingreso de Argentina a la entidad financiera.
En este contexto, Nota al Pie analiza la incorporación del Estado Nacional al espacio en clave geopolítica en una coyuntura en la que Washington pretende reafirmar su control sobre América Latina.
Reuniones bilaterales en Shanghái
Vaca Narvaja se reunió con la ex mandataria brasileña en el marco de un Congreso de Modernización desarrollado en Shanghái. Ambos destacaron la importancia del Nuevo Banco de los BRICS, el espacio financiero fundado por el grupo económico que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. “Nace de la unión de los países emergentes, con la potencialidad de transformar la realidad social y económica, de liberarlos de las instituciones financieras tradicionales”, remarcó el embajador.
Luego, Vaca Narvaja se reunió con el canciller del gigante asiático, Qin Gang, quien ratificó el respaldo chino para el ingreso argentino al banco. El apoyo por parte de ambos países expresa el acercamiento entre Brasil y China que se ha acelerado en las últimas semanas tras la reunión de Lula con Xi Jinping.
Rousseff, flamante directora del NBD, se comprometió a dirigir el banco en favor del desarrollo de proyectos en áreas estratégicas a partir de un enfoque “centrado en las personas”.
¿BRICS+A?
El BRICS es un espacio económico conformado por las denominadas “potencias emergentes”. Se trata de una organización alternativa a instituciones como el G7 que durante décadas han sido el centro de gravedad de la economía mundial. En términos geopolíticos, el BRICS expresa al Multipolarismo Pluriversal, el esquema que confronta con el atlantismo anglosajón anclado en Estados Unidos, Europa y Japón.
Su poderío económico ya tiene una traducción financiera, y es la propia propuesta de crear una nueva moneda común sin relación con el dólar norteamericano. En franco ascenso en el plano internacional, el esquema multipolar asentado en el BRICS vive un proceso expansivo en su afán de articular a otros países y regiones en sus iniciativas. En ese sentido, el NBD ahora conducido por Rousseff busca asociarse con Estados nacionales de Oriente Medio, África y América Latina.
Este proceso viene al compás de la extensión general del BRICS a otras naciones como Egipto, Irán y Argentina. De hecho, en 2022 China respaldó el eventual ingreso nacional en el marco de una reunión de ministros y ministras de Relaciones Exteriores del G20 realizada en Indonesia. Aquel principio de acuerdo expresó la continuidad de otros: la cooperación en salud y ciencia y tecnología durante la pandemia, las inversiones en obra pública, la integración a la Iniciativa de la Ruta y la Franja y la defensa del reclamo soberano argentino sobre las Islas Malvinas.
En declive, el Unipolarismo se aferra a su Patio Trasero
Sin embargo, la Asociación Estratégica entre Argentina y China en lo particular, y la articulación geopolítica con el Multipolarismo en lo general, encuentra un escollo en la dependencia con Estados Unidos. Por un lado, desde el inicio del nuevo ciclo de endeudamiento financiero externo en 2018 con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Argentina se ha subordinado aún más a los intereses de Washington, quien tutela el diseño económico nacional.
Esto se expresa en una escala aún mayor en el plano geoeconómico. La semana pasada la generala del Comando Sur del Pentágono, Laura Richardson, se reunió en Buenos Aires con diversos funcionarios. Y a principios de abril, el presidente Alberto Fernández tuvo un encuentro con su par Joe Biden en Estados Unidos. Washington orientó su discurso a la preocupación por el acercamiento argentino con China y planteó que en caso de no enfriarlo, sufriría consecuencias.
Si bien el Unipolarismo Financiero viene en declive en su enfrentamiento estratégico con el esquema multipolar, en América Latina aún conserva un grado de control importante.
En tiempos donde el dólar estadounidense sufre un notable retroceso en su capacidad de ordenar los asuntos financieros internacionales, en el debate electoral argentino vuelve a reflotar, por ejemplo, la propuesta de dolarizar el sistema económico.
En efecto, en tanto y en cuanto los países latinoamericanos no construyan instrumentos regionales para resguardar sus intereses, Estados Unidos se aferrará con mayor agresividad a su “Patio Trasero” en la disputa internacional.