Lula da Silva posiciona a Brasil como un interlocutor por la paz en el sistema internacional. Tras sus visitas de Estado a China y Emiratos Árabes Unidos (EAU), el mandatario brasileño plantea la necesidad de conformar una mesa de trabajo que genere las condiciones para una salida pacífica en Ucrania.
Nota al Pie analiza la reorganización geopolítica del gigante sudamericano tras la asunción del líder del Partido de los Trabajadores (PT) y la influencia multipolar en los asuntos internacionales.
Un G20 por la paz
Así lo definió Luiz Inácio “Lula” da Silva en el marco de una rueda de prensa en Abu Dhabi. El presidente brasilero ratificó la necesidad de que las naciones del mundo que rechazan el espíritu guerrerista se unan para tratar de restaurar la paz entre Rusia y Ucrania.
“Cuando hubo la crisis económica de 2008, rápidamente, creamos el G20 para tratar de salvar la economía”, recordó Lula en referencia al organismo intergubernamental que nuclea a 20 de las más poderosas economías del planeta.
“Estamos encontrando a un grupo de personas que prefieren hablar de paz que de guerra, y creo que va a funcionar”, subrayó esperanzado. El dirigente metalúrgico viene insistiendo en detener a quienes, a fuerza de la expansión de la industria armamentística, fomentan la guerra. Según su mirada, no solo Vladímir Putin y Volodímir Zelenski son responsables, sino también Estados Unidos y la Unión Europea (UE), al alentar la escalada bélica. A propósito, instó a China y los Emiratos Árabes Unidos a fortalecer los grados de coordinación para impulsar una mesa de trabajo.
A diferencia de las potencias occidentales, ni el gigante asiático ni Brasil impusieron sanciones contra Moscú. A su vez, se posicionan como mediadores en la búsqueda de una salida pacífica al conflicto que estalló el 24 de febrero de 2022 con el inicio de la Operación Militar Especial. Por su parte, EAU también adoptó la neutralidad, aunque es sabido que recibió a numerosos empresarios rusos en su territorio, quienes buscan evitar las sanciones occidentales.
El Multipolarismo toma la iniciativa
Las declaraciones de Lula se articulan con su visita diplomática, en primer lugar, a China y, en segundo lugar, a los Emiratos. Xi Jinping recibió en Beijing a su homólogo brasileño y ambos suscribieron 15 acuerdos para reforzar la cooperación bilateral en áreas del comercio, la tecnología y la comunicación.
Asimismo, durante la recepción que el jeque Mohammed bin Zayed al Nahyan le ofreció en el palacio presidencial de Abu Dhabi, los mandatarios firmaron una serie de acuerdos, principalmente energéticos.
Pero más allá de la coyuntura política, las expresiones de Lula se encuadran en la estrategia geopolítica del Multipolarismo Pluriversal para resolver favorablemente la situación en Ucrania.
El esquema internacional que nuclea fundamentalmente a los Estados productivos asociados del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) considera que la estrategia guerrerista y unilateral del Unipolarismo Financiero se ha agotado y por eso toman la iniciativa estratégica.
En esa línea se articulan las declaraciones de Emmanuel Macron y Lula, referentes de potencias regionales que se han rebelado no solo por la situación en Ucrania sino también contra la supremacía del dólar, por ejemplo.
El cuadro internacional del último mes indica una reunión bilateral entre Xi y Putin en Moscú; otra del español Pedro Sánchez con el mandatario chino en Shanghái; Macron y Von der Leyen también allí; y este encuentro con Lula.
Mientras tanto, el canciller ruso Serguéi Lavrov emprende un viaje a Brasil que continuará en Venezuela, Nicaragua y Cuba. En efecto, la Casa Blanca ya no es el único espacio de definición de los asuntos internacionales.
Desde ya, la aceleración del giro geopolítico del Unipolarismo hacia el Multipolarismo no solo se expresa en el plano espacial sino en acuerdos económicos concretos. En este marco, Lula estima en más de $12.700 millones de dólares los acuerdos firmados en China y EAU.
El estancamiento productivo del Norte Global tiene su reverso en el proceso expansivo que viven las economías emergentes que desde inicio de siglo se han organizado en espacios asociativos alternativos al G7.
Brasil protagonista en el tablero mundial
A su vez, el posicionamiento del presidente brasilero sintetiza un movimiento que desarrolla desde el inicio de su mandato: la consolidación de Brasil como potencia regional sudamericana y la escalada a actor global.
Sus grados de articulación con diversos actores lo sugieren, pero también lo expresa concretamente: “Brasil está de regreso”, planteó Lula en Beijing. En menos de 60 días tuvo una reunión bilateral en Estados Unidos con Joe Biden y en China con Xi Jinping.
El líder del PT caracterizó a la presidencia de Jair Bolsonaro como un “relativo repliegue diplomático”. Por su parte, el referente del Partido Liberal brasilero emergió con la espalda de los sectores continentalistas del Unipolarismo Financiero asentados en el Comando Sur del Pentágono y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Luego de la caída del nacionalista Donald Trump, la estrategia en política exterior de Bolsonaro descansó sobre la red multipolar que venía tejiendo Itamaraty hace más de una década, tal cual se expresó en la abstención a condenar a Rusia en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por el contrario, Lula tiene diálogo con los sectores globalistas que gobiernan la Casa Blanca y el Departamento de Estado, pero decididamente los ha retomado con el esquema multipolar. La colocación de Ilan Goldfajn como nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la heterodoxa Dilma Rousseff en el Banco de Inversión de los BRICS pone de relieve la potencia brasileña. “Nadie prohibirá a Brasil mejorar su relación con China”, le transmitió un confiado Lula a Xi en su reunión bilateral.