En julio de 1924, las comunidades Qom y Moqoit, ubicadas en Napalpí, Chaco, fueron masacradas por la policía y gendarmería bajo la orden del entonces gobernador Fernando Centeno. Como resultado, más de 400 niñes, hombres, mujeres y ancianes fueron mutilades, asesinades y enterrades en fosas comunes. Se encontraban reclamando por mejores condiciones, tanto laborales como de vida, en las “reducciones” donde vivían.
En 2014, el Estado nacional comenzó a investigar los delitos cometidos en Napalpí y determinó la apertura de un Juicio por la Verdad que se desarrolló entre el 19 de abril y el 19 de mayo de 2022. Si bien estos juicios no tienen consecuencias penales, es un deber investigar y perseguir todas las violaciones graves a los derechos humanos y contribuir a la reparación en beneficio de las comunidades.
Los documentos históricos guardados en el Archivo General de la Nación junto con el testimonio de sobrevivientes, como Rosa Grillo, fueron claves para determinar la responsabilidad del Estado en el genocidio ocurrido durante la Masacre. El fallo consideró que se trató de crímenes de lesa humanidad cometidos en el marco de un proceso de genocidio de los pueblos indígenas. Fueron probados los delitos de homicidio agravado y reducción a la servidumbre de entre 400 y 500 integrantes de las comunidades Qom y Moqoit.
Rosa Grillo, la última sobreviviente
Rosa Grillo vivía en Lote 40, de “El Martillo”, una zona rural ubicada a unos 30 km de la Planta Urbana de la localidad de Colonia Aborigen, Chaco. La última sobreviviente de la masacre de Napalpí falleció el 4 de abril a sus 115 años. Casi un siglo después, pudo hacer justicia por su padre y varios familiares asesinados en la Masacre. Su declaración en el Juicio por la Verdad fue clave para que se condene al Estado por genocidio.
“Yo era niña, pero no tan chica, por eso recuerdo. Cuando la reducción, mi abuelo cazaba cualquier bichito para rebuscarse. Es muy triste para mí porque mataron a mi papá y casi no me quiero acordar, porque me hace doler el corazón”, expresó Grillo. En 2018, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía Federal de Resistencia la entrevistó como parte del proceso de investigación.
“Un avión de arriba tiraba bolsas y caían al piso y ahí los mataban. Mi abuelo y mi mamá gritaban disparemos, disparemos. No sé por qué mataron a muchos niños y grandes, fue mucho el sufrimiento. Nosotros disparamos en el monte porque queríamos vivir”, agregó. “Ahí comíamos algarrobo y cualquier fruto de los árboles y tomábamos agua de los cardos. Mi mamá me contó que mataron a mi papá. No quiero ver que se repita. Duelen estas cosas. Cómo uno no va sentir la familia. Mi abuelo se llamaba Francisco Grillo y mi mamá Antonia Grillo. Nunca se habló de lo que pasó, recién ahora se habla», sostuvo.
¿Qué fue la Masacre de Napalpí?
En 1882 se inició el proceso de invasión de los territorios indígenas por parte del Estado. Las “reducciones indígenas”, como se llamaban, eran tierras habitadas por las comunidades que fueron vendidas a colonos europeos. La producción agrícola comenzó a crecer y Chaco se convirtió en el mayor productor de algodón. En 1924, Fernando Centeno asumió la gobernación de la provincia, siendo un estanciero algodonero y político radical.
Entre sus iniciativas, propuso que les indígenas tenían que entregar el 15% de su producción de algodón. Las condiciones de vida de semi esclavitud y el pedido de una justa retribución por la cosecha de algodón terminaron en una huelga organizada por las comunidades Qom y Moqoit en julio de 1924. Las fuerzas armadas respondieron masacrando a la población, provocando más de 400 muertos y hostigando a quienes sobrevivieron.