Este domingo se celebra el Día del Pago Igualitario en Argentina, país donde las mujeres ganan alrededor de un 27% menos que los varones. La fecha fue impulsada por la organización Ecofeminita, la cual asegura que en el tercer trimestre de 2022 la brecha de ingresos totales entre hombres y mujeres se ubicó en 24,5 %.
Más allá de los avances de los últimos años, el equipo de Grow Género y Trabajo aseguró a Nota al Pie que “en líneas generales persisten tanto la segregación horizontal como la vertical”.
Las causas de la #BrechaSalarial son muchas, @ONUMujeres menciona algunas como la desigualdad en las tareas domésticas y de cuidado, el trabajo informalizado, la sobrerrepresentación de mujeres en áreas subvaloradas y peores pagas y la ausencia en puestos jerárquicos.
— Género y Trabajo (@generoytrabajo) April 9, 2023
Además, explicaron que en el primer caso se habla de que “las mujeres están concentradas en las actividades menos valoradas de la economía”. Según el Ministerio de Trabajo, en 2022 las ramas más feminizadas fueron el trabajo en casas particulares (97,5% de mujeres); los servicios sociales y de salud (72,3% de mujeres) y la enseñanza (71,5% de mujeres).
Por el contrario, los varones se insertan mayoritariamente en las ramas más dinámicas de la economía. Por ejemplo: industria automotriz (18,9% de mujeres); energía y minería (9,1% de mujeres), y construcción (3,2% de mujeres).
En cuanto a la segregación vertical, detallaron que “las mujeres tienen más dificultades para acceder a cargos jerárquicos”. En el tercer trimestre de 2022, estas ocupan solo el 31% de las jefaturas y el 34% de los cargos de dirección.
¿Qué dicen los informes?
A su vez, un informe presentado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC) aseguró que, durante el período 2016-2021, la estructura por género se mantuvo estable para el total de los puestos de trabajo. Esto es 43% para mujeres y 57% para varones, aproximadamente.
La remuneración al trabajo asalariado registrado fue generada en un 62% por varones y en un 38% por mujeres. En cuanto a la remuneración de los asalariados no registrados, la participación de los varones fue en promedio de 68% y la de las mujeres, del 32%.
💸 9 de abril: #DiaDelPagoIgualitario en Argentina. pic.twitter.com/A97vx3Eoaf
— Ecofeminita (@EcoFeminita) April 9, 2023
En general, la retribución promedio de los puestos de trabajo ocupados por varones es mayor que la de los ocupados por mujeres. Además, las brechas de género muestran un valor alto para el promedio de remuneraciones por puestos de trabajo y un valor inferior cuando se mide por hora trabajada.
Según el INDEC, en 2021 del total de puestos de trabajo, el 56,9 % estuvo ocupado por varones. Esto infiere que el 43,1% de los puestos de trabajo fueron ocupados por mujeres, con una representación diferente en cada categoría ocupacional: 54,3% asalariadas registradas; 24,6%, asalariadas.
En la misma línea, ese año la remuneración al trabajo asalariado fue mayor en los varones, tanto registrados como no registrados. El número de horas promedio anuales trabajadas por puesto es mayor en varones, para todas las categorías ocupacionales y tramos etarios.
La brecha de género de la remuneración por hora trabajada es mayor en los puestos no asalariados y asalariados no registrados, y crece conforme aumenta la edad.
Tareas domésticas y de cuidado
Las causas de la brecha salarial son muchas. Al respecto, ONU Mujeres menciona la desigualdad en las tareas domésticas y de cuidado, el trabajo informalizado y la ausencia de mujeres en puestos jerárquicos como algunas de ellas.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo del INDEC, el 92% de las mujeres realizan trabajo no remunerado, frente al 75% de los hombres. Además, no solamente son más las mujeres que realizan estas tareas sino que también es mayor el tiempo que les dedican: 6 horas y media frente a 3:40 hs. de los hombres.
El 31% de las mujeres realizan tareas de cuidado sin contraprestación económica y le dedican más de 6 horas. En la misma línea, el 90% de las mujeres realizan trabajo doméstico no remunerado, y le dedican 4 horas por día; mientras que el 69% de los hombres lo hace.
Para el equipo de Grow “el tiempo destinado a estas actividades atenta contra su autonomía económica porque es tiempo que le quitan al trabajo remunerado”. En este sentido, aseguraron que “ la tasa de actividad de varones y mujeres de entre 16 y 59 años varía según la cantidad de hijos menores de edad en el hogar, en detrimento de las mujeres”.
Desde Ecofeminita indicaron que del total de personas que realizan las tareas de la casa, un 70% son mujeres y un 30% son varones. Por esta razón, afirman que “la jornada de trabajo gratuita dentro de los hogares se convierte en la diferencia fundamental que sostiene y reproduce las disparidades en el mercado laboral”.
Políticas necesarias
Consultades sobre las medidas que deberían tomar el Estado y las empresas para que el pago igualitario sea una realidad, desde Grow aseguraron que “en ambos casos se tiene que trabajar para revertir las brechas laborales que explican la brecha salarial”.
Esto implicaría desarrollar programas y políticas que promuevan la inserción de las mujeres en sectores dinámicos de la economía y en puestos de decisión. Del mismo modo, promover una distribución más equitativa de las tareas de cuidado, dado que el mayor tiempo que las mujeres dedican a ellas es el menor tiempo que tienen disponible para insertarse en el mercado laboral.
A su vez, desde Grow explicaron que “las empresas además deben avanzar en mediciones específicas de la brecha salarial por género”. Para luego implementar medidas de corrección en caso de detectarlas.
Sin embargo, también destacaron que “en el último tiempo el Estado ha implementado iniciativas interesantes”. Allí mencionaron la incorporación de la perspectiva de género a la Ley de Economía del Conocimiento, al ofrecer bonos correspondientes al 80% de las contribuciones patronales en caso de contratar mujeres y personas travestis y trans.
En esta línea, desde Grow consideran que “es importante también que las empresas analicen desde una perspectiva de género sus políticas, programas e incluso su cultura”. Por último, concluyeron que esto serviría para “identificar cómo avanzar hacia espacios laborales más inclusivos y equitativos”