El viernes pasado, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó un decreto por el cual se aprobó el nuevo Concepto de Política Exterior de la Federación Rusa. El objetivo, según explicó el Kremlin, es actualizar tanto las áreas prioritarias como las metas de las actividades de la diplomacia rusa.
De esta manera, sostuvo Moscú, el nuevo Concepto adoptado es un documento de planificación estratégica que representa “un sistema de puntos de vista sobre los intereses nacionales de la Federación Rusa en ámbito de la política exterior”. Mediante él, el gigante euroasiático dio a conocer una serie de principios básicos rectores de su política como así también los objetivos estratégicos de ella.
El rol de Rusia en un mundo en transición
Según el documento elaborado por el Kremlin, Rusia se posiciona como uno de los centros soberanos del desarrollo mundial que busca mantener un equilibrio de poder para construir un sistema internacional multipolar. Moscú asegura que Rusia sigue un curso de política exterior de múltiples vectores e independiente dictado tanto por sus intereses nacionales como por la consciencia de su rol para la seguridad global.
“La política exterior de Rusia es pacífica, abierta, predecible, consecuente, pragmática, basada en el respeto de los principios universalmente reconocidos en el derecho internacional”, sostuvo el gobierno ruso en el documento. Del mismo modo, el nuevo Concepto establece que “la actitud de Rusia hacia otros Estados o asociaciones interestatales está determinada por la naturaleza constructiva, neutral u hostil de política hacia la Federación Rusa”.
En ese marco, el documento señala que “la humanidad atraviesa una era de cambios revolucionarios”, en referencia a la construcción de un mundo multipolar que contrasta con el declive del unipolarismo.
“Los cambios en curso, generalmente favorables, provocan el rechazo de una serie de Estados, acostumbrados a pensar según la lógica del neocolonialismo”, indica el nuevo Concepto. De esta manera, desde el Kremlin denunciaron que “se están haciendo intentos para frenar el curso natural de la historia” a través de distintas metodologías para eliminar a los competidores.
En este sentido, a su vez, el gobierno ruso diagnosticó que las instituciones multilaterales sufren una fuerte presión, que la crisis de la globalización económica se agudiza, que el papel del factor fuerza en las relaciones internacionales se encuentra en aumento e incluso que los conflictos se expanden en varias regiones estratégicamente importantes.
En esa misma línea, desde Rusia denunciaron que Estados Unidos, junto a sus países aliados, tiene el objetivo de debilitar al gigante euroasiático de todas las maneras posibles. “Este curso de Occidente ha adquirido un carácter integral que se fija en el plano doctrinal. No fue elección de la Federación Rusa”, sostiene el documento.
Objetivos estratégicos e intereses nacionales
El Kremlin establece tres objetivos estratégicos en el desarrollo de su política exterior. En primer lugar, en el nuevo Concepto aparece el objetivo de garantizar la seguridad de Rusia, su soberanía en todas las esferas, como así también la defensa de su integridad territorial.
En segundo lugar, Moscú se propone también la creación de condiciones externas para el desarrollo del país. Por último, como el otro gran objetivo estratégico, el Kremlin busca fortalecer la posición de Rusia como uno de los grandes centros soberanos del mundo moderno.
A su vez, esos tres objetivos estratégicos están guiados por una serie de puntos que hacen al interés nacional de Rusia en el ámbito de su diplomacia. Entre ellos se encuentra la protección del orden constitucional, la soberanía y la independencia e integridad territorial del país.
Asimismo, los puntos incluyen el mantenimiento de la estabilidad estratégica para la seguridad global, el fortalecimiento de los fundamentos jurídicos de las relaciones internacionales, la protección de derechos, libertades e intereses de la ciudadanía rusa e incluso la protección de la sociedad rusa ante la información extranjera destructiva.
Del mismo modo, según el Kremlin, otros de sus intereses nacionales que guían su política exterior son mejorar la calidad de vida del pueblo ruso, promover el desarrollo tecnológico sostenible y fortalecer los valores tradicionales del país, como así también conservar sus recursos naturales.