El próximo 13 de abril llega a las salas nacionales uno de los mejores thrillers de origen europeo, “Kompromat, el expediente ruso”. En ella, un funcionario francés, jefe de la Alianza Francesa de Siberia, cae preso por el FSB de Rusia, un servicio secreto ruso que lo detiene por un supuesto delito inventado.
En ese marco, el protagonista se convertirá en un verdadero héroe, quien hará todo lo posible para escapar de una cultura de tradiciones fuertes. Basada en hechos reales, pero con ciertas libertades, su director, Jérôme Salle, se apodera de la historia de un funcionario público y la transforma en un thriller político que mantiene nervioses a les espectadores de principio a fin.
Durante una noche de 2017, las autoridades rusas arrestan a Mathieu, un miembro del Instituto Francés en Irkutsk. Encarcelado y acusado por el abuso de su hija, se da cuenta de que es víctima de “Kompromat”, una palabra rusa que combina dos conceptos, “comprometedor” e “información”.
El protagonista, que se ve aislado y sin saber qué hacer, toma la opción de huir como la única solución. En ese marco, ante la imposibilidad de demostrar su clara inocencia, se las ingenia para armar un plan de escape.
Un guion muy efectivo, armado por el propio Salle junto a Caryl Ferey, quienes mezclan escenas del presente con diferentes partes de la vida de Mathieu. El público, además de apreciar su traslado a Siberia, descubrirá con quien está casado, la relación con su hija y un evento cultural organizado como parte de su trabajo en la Alliance Francaise, que resulta clave en la trama.
También aparecen escenas de un día de caza con un financiero ruso y de cómo socializa con su entorno, imágenes que no son definitivas, pero que van construyendo la atrapante historia.
Gilles Lellouche y su acertado papel interpretativo
Sin duda, algo clave en este film es su protagonista, Gilles Lellouche, quien se las arregló para convertir a este torpe hombre llamado Mathieu en un ser empático. Un personaje que vive variadas emociones, tristeza, ira y desamparo. Aunque, hay muchos momentos en la película que se transmite cierta emoción surrealista.
Su contrafigura, Joanna Kulig, como Svetlana, en un papel con más emociones vivaces en el film, resulta muy acertada en la interpretación de alguien que está atrapada en un dilema imposible. Ella muestra con éxito y honesta ingenuidad todo lo que se necesita para ser una fiel cómplice. Se trata de una actuación que permite que el espectador se involucre más con la trama.
Otras actuaciones bien logradas son, por ejemplo, la de Igor Jijikine, como un oficial intimidante en toda la persecución, y Danila Vorobyev, el marido destruido de Svetlana.
En resumen
El director y coguionista francés Salle ha logrado un film entretenido con cierto mensaje aleccionador subyacente y una banda sonora absolutamente sublime. En efecto, es un thriller de primer nivel que se intensifica con el paso del tiempo y con una atmósfera pesada.
A su vez, se respeta la simplicidad y franqueza de la trama, ambientada en lugares naturales muy atrayentes. Otro recurso ingenioso es el cambio de nombre de KGB.
Por último, si bien comienza como un duro thriller político, poco a poco se convierte en un film de aventuras más convencional que no hace más que prolongarse. El mismo dura poco más de dos horas, siendo esta su parte más endeble para una película que se podía resolver en unos respetables 90 minutos.