Brasil avanza con la creación de un proyecto que presenta un nuevo marco fiscal del gobierno del presidente Lula Da Silva, que viene a reemplazar a la norma del techo del gasto público y congelaba el presupuesto por 20 años de la gestión del ex presidente Michel Temer. El anuncio lo realizó el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha.
El proyecto fue presentado en el Congreso- donde el oficialismo no tiene mayoría y está construyendo consensos- por el ministro de Economía, Fernando Haddad, pendiente de tratamiento. La nueva regla fiscal que propone el gobierno de Lula establece nuevos límites superior e inferior a cuánto puede desembolsar el gobierno, previendo un crecimiento real de los gastos entre 0,6% y 2,5% anual.
«Esta reforma no es una bala de plata que resuelve todo, es el comienzo de un camino, un plan de vuelo para saber cómo enfrentar los problemas de la economía brasileña», expresó Haddad frente a les líderes del Congreso.
Qué vienen a proponer
Este jueves el Ministerio de Hacienda brasileño anunció que la nueva regla fiscal limitará el incremento de los gastos públicos en un 70% con respecto a la variación de los ingresos fiscales de los 12 meses anteriores.
El proyecto, pendiente de aprobación, establece nuevos límites respecto a cuánto puede desembolsar el gobierno. En épocas de crecimiento, los gastos no podrán aumentar más del 2,5% anual por encima de la inflación. Mientras que en los períodos de contracción económica, los gastos no deberán superar el 0,6% anual por encima de la inflación.
Además, la propuesta del ministro de Economía, prevé déficit público cero del gobierno federal en 2024, superávit de 0,5% del PBI en 2025 y superávit de 1% en 2026, al término del mandato de Lula. Cada año, la meta de resultado primario debe fluctuar dentro de un margen de tolerancia de 0,25 puntos porcentuales del PIB nacional.
Para evitar el incumplimiento, se establecen sanciones y estrategias de desaceleración que pueden hacer que el techo alcance el 50% de la variación de los ingresos.
«Debe haber margen para la autocorrección. Por muy buenas que sean las intenciones de los gestores públicos, los propios dirigentes difícilmente podrán hacer ajustes si no encuentran instrumentos de corrección», indicó Haddad.
Recaudación impositiva
El ministro de Economía además remarcó que el nuevo marco fiscal “incluye al pobre presupuesto”. Sin embargo, expresó que es necesaria una recaudación impositiva para que los números alcancen una armonía sin impactar en la inversión pública. En ese marco, aseguró la necesidad de que aquelles que tengan mayores ingresos, paguen los impuestos.
«Si el que no paga impuestos comienza a hacerlo, todos vamos a pagar menos intereses, y para que eso ocurra es necesario que el que está fuera del sistema entre al sistema», aseguró Haddad.
Según los analistas, para 2024 el gobierno de Lula se enfrentará a un ajuste que pretende un déficit cero para el próximo año. Mientras que para este año se prevé un déficit de 120.000 millones de reales- 25.000 millones de dólares-.
Una política de credibilidad
Brasil cerró el 2022 con una deuda pública del 73,5% del Producto Interno Bruto (PBI), siendo su nivel más bajo en más de cinco años. Según Haddad, la deuda pública seguirá creciendo hasta el 2026.
Durante la campaña electoral de 2022, Da Silva se comprometió a establecer una normativa para planificar el gasto público. Una fórmula de control que permita inversiones sociales por encima de la inflación, además de depender del crecimiento económico y la recaudación fiscal de cada año. En este marco, la política presentada por Haddad es un gran factor de credibilidad para su gobierno.
Además, con este proyecto, la gestión de Lula busca poner fin al techo del gasto público que se aprobó en el gobierno de Temer en 2016, que limita el aumento de los gastos a la variación de la inflación del año anterior. Y a su vez fue avalado por el sistema financiero y su sucesor de derecha, el ex mandatario Jair Balsonaro.