Este 24 de marzo se cumplen 47 años del inicio de la última dictadura cívico-militar y eclesiástica que impuso el terrorismo de Estado en Argentina. En el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, Nota al Pie te acerca a “Aparecida”, como un modo de conocer la historia de les hijes de desaparecides a través de su propia voz.
“¿Qué edad hay que tener para que el antebrazo de tu madre tenga la exacta medida de tu torso?”, con esa pregunta Marta Dillon, autora del libro, comienza la narración sobre la búsqueda de su madre.
Una llamada por parte del Equipo Argentino de Antropología Forense que supone el hallazgo de los restos de su madre remueve el pasado y, por consecuencia, el presente. La desaparición no es el final sino el comienzo del relato de la periodista de Página 12. Una narrativa atravesada por la más atroz de las ausencias, la búsqueda en tanto algo a lo que aferrarse, y la militancia como salida colectiva.
El libro puede ser leído como una autobiografía, una especie de diario íntimo, una crónica y un relato de investigación documental. Una historia que narra las marcas que dejó la Dictadura Militar desde la perspectiva de una hija, de una sobreviviente.
La búsqueda
Tras 35 años de búsqueda, el relato inicia con el desgarrador momento en que la autora se encuentra con los restos de su madre: “Chasquido de huesos, bolsa de huesos, huesos descarnados sin nada que sostener, ni un dolor que albergar. Como si me debieran un abrazo. Como si fueran míos. Los había buscado, los había esperado. Los quería”.
Además, hay una relación entre los restos hallados y el cuerpo de la narradora, entre la vida de esa mujer que ya no está y el presente como madre y militante por parte de esa hija que al fin encontró respuestas. El cuerpo es ese territorio nostálgico al que se quiere volver y no se puede.
Tras el secuestro de su madre, la vida de Dillon y sus hermanos con su padre continuó en el silencio. En las primeras páginas, la protagonista narra cómo durante años preguntó por su madre a su padre, quien siempre aseguraba que “en 15 días” la verían.
Años más tarde, durante el Juicio a las Juntas, la periodista se encontró con una revelación: “una abogada, Marta Taboada”, se mencionaba durante el juicio haciendo referencia a su madre. Desde ese entonces, inició una búsqueda que continuó durante los ‘90, con su militancia en H.I.J.O.S.
Entre las estrategias para encontrar respuestas, la ayuda vino de la mano del Equipo Argentino de Antropología Forense que, en 2010, identificó los restos de su madre.
Marta Taboada, abogada y militante, fue secuestrada y asesinada por la dictadura cuando Dillon, su hija, tenía diez años. En 2010, tras más de 30 años de búsqueda, hallaron sus restos. A partir de allí, la periodista comenzó a repasar la historia de su vida y la relación con su madre. Así surgió Aparecida.
De aquella militante del FR17 sólo quedaban su calavera, un fémur y sus peronés, hallados en una fosa común del cementerio de San Martín, en donde había sido inhumada como NN.
Aparecida: algo más que una autobiografía
Marta Dillon nació en 1966, en Buenos Aires. Empezó a trabajar como periodista a los 16 años en la trasnoche de Radio Nacional Mendoza. Militante de la agrupación H.I.J.O.S., activista lesbiana y feminista, fue parte de la organización de la concentración Ni Una Menos.
Además, formó parte de la sección Policiales del diario Nuevo Sur (1989/1991), fundó y dirigió El libertino. Como escritora publicó “Santa Lilita, Biografía de una mujer ingobernable” (2002); “Vivir con virus. Relatos de la vida cotidiana” (2004) y “Corazones cautivos. La vida en la cárcel de las mujeres” (2007).
Desde 2002 dirige el suplemento feminista “Las 12”, en Página 12. Junto a Albertina Carri fundó Torta La Productora, donde formó parte de proyectos audiovisuales como “Visibles” (2011) y “La bella tarea” (2012).
Memoria, Verdad y Justicia
Durante la madrugada del 28 de octubre de 1976, un grupo de militares irrumpió en la vivienda de Taboada y se llevó a tres adultos. Además de la madre de Marta Dillon en la casa se encontraban el “Negro” Arroyo y su novia Gladys Porcel, quien estaba embarazada. Les hijes de les tres fueron testigues del secuestro.
Ellos no fueron los únicos, durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) se cometieron detenciones arbitrarias, ejecuciones, torturas, abusos sexuales y censuras. Además, se perpetró un plan sistemático de desapariciones forzadas, que incluyó el secuestro de bebés y niñes apropiados bajo otra identidad.
La última dictadura militar en la Argentina fue parte de la serie de derrocamientos de gobiernos constitucionales que se sucedieron en la década de 1970 en América del Sur. En abril de 1977, las Madres de Plaza de Mayo comenzaron a reunirse frente a la Casa de Gobierno para reclamar por sus hijes, y en octubre de ese mismo año, muchas de esas mujeres comenzaron a buscar a sus nietes.
Entre 2006 y mediados de 2022 se dictaron 278 sentencias, con lo que el total de condenas fue de 1.070 y el de absoluciones de 161. Sin embargo, hasta el día de hoy cientos de hijes y nietes continúan desaparecides.