
Por Uniรณn de Productores y Productoras Caprinos (Uproc)
La provincia de San Luis tuvo una รฉpoca de gloria (hasta la dรฉcada de 1980) en cuanto a la diversidad de alimentos que producรญa. Desde naranjas y duraznos hasta trigo y girasol, productos que no sรณlo se consumรญan a nivel local sino que tambiรฉn se trasladaban a otras regiones. Gran parte de esta capacidad productiva estaba ligada a la agricultura familiar campesina e indรญgena de la mano de obras de riego a partir de diques y canales o, en muchos casos, simplemente de obras comunitarias de captaciรณn de agua de arroyos y rรญos.
Hoy muchas de esas actividades perdieron peso hasta el punto de desaparecer y en su lugar se muestran los mega equipos de riego por pivot con producciones tรญpicas del paquete agroexportador: soja, maรญz o algodรณn transgรฉnico. Estos cultivos no son tradicionales de nuestra zona y nada tienen que ver con la soberanรญa alimentaria.
Si ponemos el ojo en el sector de las carnes tambiรฉn aparecen grandes empresas produciendo cerdos en confinamiento o feedlot con las mayores inversiones del paรญs en el rubro. Estas operaciones econรณmicas no se hicieron a espaldas del Estado. Al contrario, fueron acompaรฑadas de una u otra manera por los distintos gobiernos. Al mismo tiempo, se fueron invisibilizando prรกcticas tradicionales de las que solamente se habla como aรฑoranzas de otros tiempos. Es el caso de la producciรณn caprina.
El salario caprino y la producciรณn local
En San Luis el โchivo puntanoโ tiene nombre propio con reconocimiento local y nacional, pero poco se conoce de cรณmo se desarrolla ese trabajo y la importancia econรณmica, social y ecolรณgica que representa. En silencio, desde muchos sectores del Estado y de la sociedad, se asiste a la lenta desapariciรณn de la actividad.
La poblaciรณn rural considerada โdispersaโ en la provincia es de aproximadamente el cinco por ciento (segรบn datos del censo de 2010 โlos datos del censo 2022 aรบn no se conocen pero se estima que la cifra no ha variadoโ). La reducciรณn de la poblaciรณn en el campo es multicausal pero refleja la pรฉrdida de potencial del sector agropecuario ya que la disponibilidad de mano de obra es indispensable. Este es el caso principalmente de la actividad caprina, directamente ligada a las familias que crรญan los animales.
Cerca del 90 por ciento de las familias crianceras buscan otras fuentes de ingreso para sostenerse, como trabajos rurales por cuenta propia o en estancias, empleos provinciales o municipales, planes sociales, pensiones y jubilaciones. Estas tareas quitan tiempo a la actividad caprina pero les garantizan un piso de ingresos. El trabajo extrapredial (fuera de los campos) es consecuencia de la limitaciรณn en la tenencia de la tierra o de la posesiรณn de tierras mal llamadas marginales, que son las que tienen las familias de origen campesino e indรญgena.
La reducciรณn del tamaรฑo de las majadas es consecuencia de la opciรณn por otros trabajos, de los cambios en el uso del suelo y de nuevas ruralidades que entienden de otra manera la actividad caprina.
Segรบn datos del Servicio de Sanidad Agroalimentaria (Senasa) de 2019, el stock caprino provincial era de aproximadamente 112.734 cabezas distribuidas en 3500 establecimientos. Eso significa un promedio de 33 cabras por unidad productiva, un tamaรฑo de majada muy inferior a los que pueden aceptar la mayorรญa de los campos de los nรบcleos de agricultura familiar (NAF) existentes.
Un salario por Ley para rescatar la actividad caprina
Por todo lo argumentado, desde la Uniรณn de Productores y Productoras Caprinos (Uproc) sostenemos una propuesta para el reconocimiento del sector: el salario caprino. โLa idea es que cualquier familia que tenga al menos 50 cabras pueda acceder a un ingreso mensual que le permita desarrollar la actividad dignamenteโ, explica Fani Funes, integrante dela Uproc.
El ingreso deberรก ser igual a dos salarios mรญnimos y las familias beneficiarias deberรกn residir en el campo y realizar el pastoreo de las cabras de forma natural. El valor de dos salarios mรญnimo representa hoy el equivalente al precio de trece chivos. Para promover que la inscripciรณn al salario caprino sea para la mujer rural, se implementarรก un extra del 20 por ciento para los casos donde se inscriban mujeres.
Segรบn la propuesta legislativa que promovemos, los salarios deberรกn pagarse con fondos del presupuesto provincial equivalente a dos salarios mรญnimos para mil familias. Tambiรฉn deberรก destinarse un 30 por ciento de la partida presupuestaria para el funcionamiento del Equipo Ejecutor, que deberรก verificar (aรฑo a aรฑo) que la producciรณn sostenga las 50 cabras madres necesarias para percibir el beneficio.
Quienes reciban este salario deberรกn vender al menos el 30 por ciento de su producciรณn a travรฉs de los frigorรญficos del Estado provincial. Esto generarรญa una buena instancia para intervenir en el precio del cabrito en favor del consumidor.
La idea surgiรณ de ver cรณmo los corrales van quedando abandonados en muchas casas y las familias se dedican a otras actividades menos sacrificadas en el campo o buscan otros trabajos.
Insistimos en que el Estado provincial promoviรณ que familias del campo accedan a empleos estatales o planes, desfavoreciendo la actividad caprina.
En diciembre de 2022 presentamos nuestro proyecto de Ley ante diputados provinciales. La respuesta que obtuvimos fue que nos convocarรกn este aรฑo para seguir trabajando sobre el texto de la iniciativa.
Leonardo Janjetic, tรฉcnico del Instituto Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indรญgena de la Naciรณn (Inafci) que acompaรฑa a nuestra organizaciรณn, recuerda que esta propuesta viene desde hace varios aรฑos. Y argumenta que โes una forma distinta de apoyar al sector, diferente a que se entreguen materiales o botiquines: es un apoyo directo que reconocerรญa el trabajo y la funciรณn social y ecolรณgica que cumplen las familias campesinas e indรญgenas produciendo y viviendo en lugares muy duros, donde no se pueden desarrollar otras actividades productivasโ.
Ademรกs del salario es preciso un equipo de tรฉcnicas y tรฉcnicos idรณneos que hagan un seguimiento a las majadas y a las zonas de pastoreo y que se promueva el registro de cabras. โEs una propuesta que ayudarรญa mucho a las familias que la peleamos en el campoโ afirma Funes.
Lucas Romero, un joven productor que integra Uproc, cuenta que el trabajo con las cabras se hace todo el aรฑo, pero solo unos meses tienen ingresos (por la venta de cabritos). โEste salario nos permitirรญa estar mรกs tiempo en el campo y no depender de otros empleosโ, afirma.
Julio Irusta, productor de un paraje de las sierras (Caรฑada del Rincรณn) donde desaparecieron la mayorรญa de las familias caprineras, agrega: โHicimos un proyecto de ley con todas estas ideas y lo llevamos a la Cรกmara de Diputados de la provinciaโ.
Los objetivos del salario caprino son reconocer y apoyar la producciรณn de cabras y promover el arraigo. Tambiรฉn se busca valorizar el oficio de las familias crianceras, que por la situaciรณn de la actividad viven por debajo de la lรญnea de pobreza, y principalmente de las mujeres, que en la dinรกmica familiar son quienes en general quedan a cargo de esta actividad. Asรญ, el Estado se posiciona para defender un sector vulnerado por el mercado.
El salario caprino debe tener el marco de una polรญtica universal, no de un programa, por eso el planteo es que sea una Ley provincial. Entendemos, ademรกs, que esta polรญtica se debe impulsar a travรฉs de las organizaciones del sector. Es decir, que haya un reconocimiento a aquellas familias que hacen un esfuerzo para estar organizadas.
Unirse para defender la economรญa local
La Uniรณn de Productores y Productoras Caprinos (Uproc) trabaja desde hace diez aรฑos en la zona noreste de San Luis, en las sierras centrales que abarcan parte de los departamentos Junรญn, Chacabuco y San Martรญn. En el transcurso del andar maduramos y debatimos esta propuesta entre 50 familias dedicadas a la crรญa de cabras. A partir de la organizaciรณn colectiva, hoy contamos con algunos silos y maquinaria comunitaria e hicimos experiencias de venta en conjunto de chivos, cueros. Actualmente comercializamos leche de cabra junto al Movimiento Campesino de Cรณrdoba (MCC).
Aprendimos esta labor de nuestra madre o padre: la crรญa de caprinos es una actividad que se transmite de generaciรณn en generaciรณn. Es, tal vez, la formaciรณn de oficio mรกs barata que exista. Serรญa prรกcticamente imposible enseรฑar en una instituciรณn pรบblica todo el conocimiento del pastoreo de majada y de los manejos necesarios en los campos de monte nativo. Por esto, los productores y las productoras que existimos actualmente somos el resguardo de una actividad con un alto valor cultural, de compatibilidad ambiental y econรณmica.
Por ejemplo, casi siempre la actividad caprina se complementa con la bovina porque las dos especies tienen distintos hรกbitos de pastoreo. Pero cuando las cabras desaparecen, los campos se comienzan a cerrar de monte y baja la superficie que pueden aprovechar los bovinos. Esto genera un bajo rendimiento de esas superficies en la cantidad de kilos de carne vacuna que potencialmente se pueden producir.
Otro aspecto a tener en cuenta es que las modificaciones atmosfรฉricas, que son consecuencia de la sobre-explotaciรณn capitalista de los bienes comunes, hacen cada dรญa mรกs impredecible el clima. Frente a esto, las cabras tienen una mayor capacidad de adaptaciรณn debido a su rusticidad. Los Estados que logren desarrollar polรญticas estables para preservar esta actividad tendrรกn una fuente de proteรญna animal barata para ofrecer a la poblaciรณn.
Nuestra organizaciรณn es fruto de muchas charlas en los parajes y de ir reflexionando sobre por quรฉ se va achicando el sector caprino: porque se buscan trabajos menos sacrificados y porque se presentan otras producciones como exitosas o mรกs importantes. Y creemos que el Estado tiene una responsabilidad en eso. Una propuesta como el salario caprino serรญa un reconocimiento histรณrico al trabajo de tantas familias, que las familias puedan permanecer en los territorios rurales y, tambiรฉn, una forma de sostener a quienes ya desarrollamos la actividad productiva.