El pasado lunes, el Gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordaron modificar la meta de acumulación de reservas internacionales para 2023. De esta forma, pactaron una reducción de casi USD 2.000 millones debido al efecto de la sequía sobre las exportaciones.
A través de un comunicado de prensa, el organismo internacional detalló que la decisión forma parte del acuerdo a nivel técnico entre las autoridades argentinas y el personal del FMI sobre la cuarta revisión del acuerdo de facilidades extendidas o Servicio Ampliado del Fondo (SAF).
El convenio entre Argentina con el organismo internacional dejó una reducción de casi USD 2.000 millones en la acumulación de reservas. Cabe mencionar que, según expresó el FMI, el acuerdo está sujeto a la aprobación de su Directorio Ejecutivo “que se espera se reúna en las próximas semanas”.
“Una vez completada la revisión, Argentina tendrá acceso a alrededor de USD 5.300 millones”, sostuvieron. Además, el equipo del FMI, encabezado por el director adjunto Departamento del Hemisferio Occidental, Luis Cubeddu, y el jefe de Misión para Argentina, Ashvin Ahuja, mantuvo reuniones presenciales y virtuales con las autoridades argentinas. El eje estuvo puesto en discutir políticas sobre la cuarta revisión.
Desde Washington, Cubeddu y Ahuja expresaron: “En el contexto de un entorno económico más complejo, la revisión se centró en evaluar el progreso de la implementación del programa, actualizar el marco macroeconómico”.
Asimismo, agregaron que “todos los criterios de desempeño cuantitativo hasta fines de diciembre de 2022 se cumplieron con cierto margen”. Claro está que el gobierno de Alberto Fernández cumple al pie de la letra el acuerdo con el organismo internacional.
Casi el 55% del territorio nacional presenta graves síntomas producto de una sequía. Entre ellos, la baja en las importaciones. Con la falta de lluvias y ahora la ola de calor, esta situación impacta de lleno a la economía y al sector agropecuario.
Un contexto que no ayuda
En vistas de que Argentina presenta algunos números alarmantes, para el FMI “se necesitan acciones de política más sólidas para salvaguardar la estabilidad, abordar el aumento de la inflación y los reveses de políticas”.
Si bien la situación que atraviesa el sector agropecuario no ayuda, para el FMI el déficit fiscal primario de 2022 alcanzó el 2,3% del Producto Bruto Interno (PBI), cuando la meta era del 2,5%. Esto se debe a que hubo un sólido control del gasto y las acciones para mejorar la focalización de los subsidios y la asistencia social.
Si se analiza correctamente el “control de gasto”, el plan de Sergio Massa para con la economía no es más ni menos que un ajuste al bolsillo. Más allá del problema con la sequía, se mantendrá la meta de déficit fiscal de 1,9% del PBI del corriente año.
Hasta 2026 se pagará el Acuerdo de Stand By (tomado por Mauricio Macri). Posteriormente, se empezaría a pagar la deuda con el Fondo.
Una vez más, entre ajustes, quita de programas sociales y falta de recursos a los sectores más vulnerables, Argentina se consagra como el país que viene cumpliendo al pie de lo pactado.
Por otro lado, según Télam, la meta de acumulación de reservas para el primer trimestre se reducirá a más de USD 3.000 millones y en casi USD 2.000 millones en todo el año.
Acuerdos para el Gobierno, mano dura para el pueblo
En el acuerdo del pasado lunes, uno de los puntos que se conversó fue el de la política fiscal. En ese sentido, desde el Fondo Monetario sostuvieron que “para cumplir con las metas de reducción del déficit y fortalecer la progresividad de los subsidios energéticos, las autoridades planean continuar implementando el esquema de segmentación acordado”.
Asimismo, eliminarán los subsidios para les usuaries residenciales de mayores ingresos a partir de mayo y para les usuaries comerciales, a fines de 2023. De igual manera, “tomarán medidas tempranas y decididas para abordar de manera sostenible los costos fiscales de la aprobación imprevista de la moratoria de pensiones, para asegurar los objetivos fiscales para este año y los próximos”, explicaron.
Con respecto a la política monetaria y cambiaria, desde el Fondo sostienen que “las autoridades pretenden mantener positivas las tasas de interés oficiales en términos reales”. De igual manera, se comprometen a no utilizar las reservas internacionales como tampoco emitir instrumentos de deuda externa, de corto plazo, para intervenir en los mercados cambiarios paralelos.
Finalmente, en cuanto a la estrategia de financiación, tanto Cubeddu como Ahuja expresaron que se está implementando una “estrategia proactiva de gestión de la deuda en el mercado local”.
Como era de esperarse ya que Argentina es el alumno brillante del FMI, el organismo internacional ratificó su compromiso manifestando que “damos la bienvenida a su compromiso continúo para abordar los desequilibrios macroeconómicos y salvaguardar la estabilidad”.