El pasado domingo, el Senado de Francia otorgó media sanción a la reforma jubilatoria impulsada por el presidente Emmanuel Macron. La modificación de la ley implicaría elevar la edad jubilatoria de 62 a 64 años. A razón de esto, les franceses tuvieron varias jornadas de multitudinarias marchas.
Esta semana será crucial para la vida de les habitantes, ya que la reforma se votará en la Asamblea Nacional, la Cámara Baja del Parlamento francés.
“Se dio un paso importante”, declaró la primera ministra Elisabeth Borne, tras la votación favorable a la reforma, que tuvo a 195 senadores con voto positivo y 112 negativos.
A su vez, Borne, declaró que a pesar de los intentos de obstrucción de algunos grupos, se pudo llevar adelante un debate democratico. En ese sentido, planteó que pondrán toda su energía para que el proceso llegue a la final y que el texto sea votado.
Asimismo, de forma anterior se modificó el Índice Senior. Esta medida consideraba que se realice un control sobre la empleabilidad en favor de las personas mayores. Sin embargo, tras el debate, el Senado sancionó que será solo para empresas con más de mil empleades en noviembre de 2023. Para julio del 2024 se incluirá a las empresas con más de 200 empleades.
Las protestas continúan
Hasta el momento, tanto los sindicatos como la población francesa en general realizaron 6 grandes manifestaciones. Una de las últimas fue el 11 de marzo previo a la sanción. Según el Ministerio del Interior, 368.000 personas se manifestaron en Francia, 48.000 de ellas en París.
Se estima que a pesar de ser numerosa la cantidad de personas en las marchas, fue menor que en la jornada del 16 de febrero. Ese día, el Ministerio dio parte de 440.000 manifestantes en todo el país, estando 37.000 en la capital.
Por su lado, la Confederación General del Trabajo (CGT) francesa sostuvo que hubo un millón de manifestantes en la protesta del 11 de marzo, mientras que el 16 de febrero se estima que hubo 1,3 millones a nivel nacional.
El secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, reconoció que la manifestación en París fue menor a la del principios de marzo. A pesar de ello, aseguró que la convicción es fuerte.
El gobierno ignora los movimientos sociales
Tras ser rechazades por el presidente, Bergen pidió que les dirigentes del país dejaran de negar el movimiento social. El mandatario no recibió a ningún representante gremial, a pesar de que esto fue solicitado en una carta el jueves pasado.
Ante el desplante, la intersindical lanzó un comunicado el sábado por la noche denunciando la situación. En el mismo texto desafiaron a Emmanuel Macron a organizar una consulta ciudadana sobre las pensiones lo antes posible. Pero, por la negativas del Gobierno, se tensó aún más el vínculo con los sindicatos, quienes declararon estar enojados.
“Hay millones de personas en las calles, en huelgas y todo lo que obtenemos de la otra parte es silencio, la gente se pregunta: ¿qué más tenemos que hacer para que se nos escuche?”, dijo Philippe Martinez, líder del sindicato CGT.
El destrato a los sindicatos y a la población se hizo visible en las protestas con huelgas en el sector de transportes, energía y educativo, entre otros.
“Es la recta final”, dijo Marylise Leon, la secretaria general adjunta del sindicato CFDT. “Todo se juega ahora”, declaró en una entrevista a la emisora Franceinfo.
Según diversas encuestas, dos de cada tres franceses no están de acuerdo con la reforma que establece una elevación de los años para la jubilación. De la misma manera, se oponen a adelantar a 2027 la exigencia de reunir 43 años de aportes para cobrar una pensión completa.
Por otro lado, el sondeo de Elabe para BFMTV establece que el 63% de les franceses aprueba la movilización contra la reforma, pero el 78% cree que será votada y aplicada.