La traducción (prueba 8) es una creación de Matías Feldman, quien invita a les espectadores a jugar en un arduo y entretenido experimento escénico. Las funciones se realizan cada martes a las 20 horas en el Teatro Metropolitan, ubicado en Avenida Corrientes 1342, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Sobre traducción (prueba 8)
Durante la obra, les espectaores no sólo tienen que estar muy atentos, sino además saber interpretar y decodificar un copioso texto. En ese marco, el mismo tiene, en gran parte, momentos en los que se habla en alemán y es traducido al español por parte del propio elenco.
Además, si bien la obra tiene un eje y una desopilante historia, con el increíble trabajo interpretativo de estos artistas en escena ello pasa a segundo plano. No obstante, fue desde mediados de febrero cuando el público pudo volver a disfrutarla, siendo una de las mejores de las últimas temporadas de teatro en Buenos Aires.
La misma posee una raíz en el ambiente alternativo, ya que su creador, Matías Feldman, es el director general de la compañía Buenos Aires Escénica y cofundador del Teatro Defensores de Bravard. Este último es un espacio de grandes artistas, cuyo talento siempre está al filo de la vanguardia y exploración escénica.
Asimismo, la pieza fue el eje del Proyecto Pruebas, un laboratorio escénico que desde 2013 se mueve alrededor de la representación, los arquetipos de comedia, el lenguaje y la mixtura teatral. No obstante, en esta ocasión, el proyecto número 8 intenta reflexionar, como sugiere su título, con el ejercicio de traducir.
Además, esta atractiva pieza, difícil de clasificar, pasó también por el Teatro Nacional Cervantes, donde hizo una temporada estupenda durante el 2022 con funciones a pleno desde su estreno.
Su trama gira alrededor de un clan de jóvenes alemanas a finales de la década del ‘60, quienes forman parte de la burguesía, aunque con sangre revolucionaria en sus venas y se ven entusiasmadas con figuras combatientes como la de Ernesto “Che” Guevara.
Una verdadera aventura teatral
Si hay algo que no se puede negar de esta pieza es que no excluye a nadie de la platea, ya que por momentos se acerca al clásico amante del teatro convencional, pero de manera audaz tiene unos inesperados giros que la convierte en una pieza moderna, con condimentos elevados e intelectuales, pero también superficiales y coloquiales que desconcierta a todes.
La clave es dejarse llevar y aceptar el juego, Feldman armó una verdadera experiencia teatral, donde tanto el manejo de actores como la puesta son impecables. Así, si bien tiene un inicio que para más de une no es tarea fácil de seguir, no se puede negar que entretiene y, por demás, desde pasada esta primera media hora resulta desafiante.
Durante un poco más de dos horas su elenco se encarga de mantener en tensión y a pura sorpresa al espectador. Un grupo de artistas muy difícil de destacar, ya que todes están geniales y dan lo mejor sobre el escenario.
Valeria Correa, Juan Isola, Agostina Maldino, Juliana Muras, Paula Pichersky y Luciano Suardi son los encargados de transformarse en una vertiginosa dinámica con numerosos personajes. También brindan un gran soporte vocal al jugar con diferentes tonos de voces y ritmos.
Aparece también la escenografía de Rodrigo González Garillo, tan funcional como llamativa, la acertada iluminación de Ricardo Sica, que crea los climas que cada escena necesita, y el vestuario de Mariana Seropian, imprescindible para terminar de definir estas ricas interpretaciones.
También hay momentos muy desopilantes a manos de Pilar Gamboa, una revolucionaria que sigue al Che, los cuales se proyectan en una pantalla del escenario. Un elemento que también se usa para pasar cortos de archivos para complementar la ingeniosa trama.
En resumen
Una obra excepcional, un ejemplo del mejor teatro moderno nacional y de la gran creatividad que siempre se encuentra en el ambiente alternativo, donde a partir de un experimento teatral basado en lo semántico y lo gestual se ha logrado armar una performance escénica de suma calidad.