El glaucoma es una enfermedad ocular que deteriora la visión de forma paulatina e irreversible. Pese a ello, el 40% de las personas no sabe qué es y nunca se tomó la presión ocular. Además, es la principal causa de ceguera irreversible en el mundo y la segunda causa de ceguera en América del Sur. Sin embargo, se trata de la primera causa de ceguera prevenible.
En Argentina lo padecen más de 1 millón de personas, afectando a más del 3% de les mayores de 40 años y el 7% de les mayores de 75. Un dato alarmante, es que se calcula que 5 de cada 10 personas no saben que lo tienen. Además, como suele no dar síntomas y les adultes no se realizan controles de la vista con frecuencia, muchas veces se detecta en estadios avanzados con grados de disminución visual irreparables.
Aunque el glaucoma puede afectar a cualquier persona, les mayores de 40 años y familiares directos de pacientes con la enfermedad tienen más riesgo de padecerlo. De igual modo ocurre con quienes sufrieron traumatismos en los ojos y en aquelles usan o usaron corticoides. Además, otros factores de riesgo son la diabetes, la miopía y la hipermetropía.
Como parte de una campaña nacional de prevención, coordinada por el Consejo Argentino de Oftalmología (CAO), en el Hospital Universitario Austral se realizarán controles de detección precoz de la enfermedad el viernes 21 de abril.
El ladrón silencioso de la visión
El glaucoma es una enfermedad crónica, progresiva y degenerativa del nervio óptico que produce un daño en el campo visual. La Dra. Anahí Lupinacci, coordinadora de la Sección Glaucoma del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral, comentó que lo peligroso de esta enfermedad es que la persona que la padece no se da cuenta en sus comienzos. “Por esta razón, se lo suele llamar ‘el ladrón silencioso de la visión’”, explicó.
En este sentido, el presidente de Asociación Argentina de Glaucoma (ASAG) Dr. Marcos Geria detalló: “No suele dar síntomas porque si uno de los dos ojos se encuentra más dañado por la enfermedad, el otro ojo tiende a compensar la disminución de la visión o es el mismo cerebro el que rellena esas zonas de campo visual”. “Entonces la persona no se percata de que ve menos, si no se realiza controles de la vista, permite que la enfermedad avance sin saberlo”, agregó.
respecto al tratamiento, el Dr. Javier Casiraghi, ex presidente del CAO, indicó que “debe individualizarse según el tipo de glaucoma o las necesidades de cada paciente”. “Lo que se busca es reducir la presión intraocular, que se logra mediante la aplicación de determinadas gotas oftálmicas, la realización de cirugía convencional o láser, o una combinación de las distintas estrategias”, completó. Es decir, el objetivo es que no se siga dañando el nervio óptico y termine ocasionando pérdida de visión irreversible.
La necesidad de controles periódicos
Se estima que la mitad de las personas con glaucoma no sabe que están afectadas. Sin embargo, con un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes conserva su visión. De esta manera, se puede prevenir que un paciente llegue a ser discapacitado visual.
“La mejor estrategia para combatir la enfermedad es ir al oftalmólogo una vez al año, para que sea él quien, con varios estudios, arribe al diagnóstico antes de que sea tarde”, señaló Lupinacci.
Cabe mencionar que el examen es rápido e indoloro, y consiste en la observación del fondo de ojos y la toma de la presión ocular. Estos estudios forman parte de la consulta oftalmológica de rutina. “En caso de detectar posibles signos de glaucoma, por ejemplo, presión ocular alta o algún daño en el fondo de ojo, otros estudios ayudan a arribar al diagnóstico, permiten el seguimiento de la enfermedad, y evalúan la necesidad de iniciar un tratamiento”, agregó.
Por su parte, el Casiraghi explicó que “cuanto antes se diagnostique el glaucoma, menor será el daño sobre el nervio óptico y mayor será la visión que la persona podrá conservar, por eso es tan necesaria la realización de controles de la vista”.
Respecto de cuándo realizarse chequeos para diagnosticar el glaucoma a tiempo, la Asociación Mundial de Glaucoma recomienda que antes de los 40 años se efectúen controles cada 2 a 4 años. Entre los 40 y 60 años, éstos deben aumentar su frecuencia a cada 2 a 3 años. A partir de los 60 años, los controles deben llevarse a cabo cada 1 o 2 años. De todos modos, esta frecuencia dependerá del riesgo particular de cada persona.
La relación entre el ejercicio deportivo y el glaucoma
Realizar ejercicio físico tiene efectos tanto a corto como a largo plazo sobre la presión ocular y sobre el flujo sanguíneo ocular. Por lo tanto, puede influir en la progresión del glaucoma. “Ejercicios isométricos o dinámicos, como caminar y nadar, producen una disminución de la presión ocular transitoria en el momento y el período posterior al ejercicio, respectivamente”, explicó la Dra. Lupinacci.
Según indicó, el efecto de disminución de presión ocular parece sumarse al efecto de los medicamentos para el glaucoma. “No obstante, las reducciones de la presión inducidas por el ejercicio son todas de corta duración y su relevancia en el tratamiento de largo plazo del glaucoma crónico es incierta”, señaló.
Además, sostuvo que, por el contrario, “ciertos ejercicios como el levantamiento de pesas y los de máximo esfuerzo pueden paradójicamente aumentar la presión ocular”. “Este aumento puede ser aún más significativo cuando los sujetos contienen la respiración”, advirtió. Aunque concluyó que, “teniendo en cuenta los efectos benéficos del ejercicio en la salud y el bienestar en general, los pacientes glaucomatosos son alentados a realizar ejercicios aeróbicos regularmente”.