En los últimos días se viralizó un video de presentación del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) y el traslado de detenidos. La instalación de El Salvador fue presentada como la cárcel más grande de Latinoamérica, en el contexto de la “guerra contra las pandillas” que está llevando a cabo el Estado salvadoreño.
Es en este contexto que, durante la inauguración de un centro tecnológico, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, opinó que la mega cárcel salvadoreña es un campo de concentración. “Creen que eso es la seguridad y se disparan las popularidades. Indudablemente, lo vivimos también en Colombia” resaltó Petro.
La respuesta de Petro llegó hasta Nayib Bukele, máximo mandatario salvadoreño, el cual manifestó vía Twitter que “los resultados pesan más que la retórica”. También agregó que desea que Colombia realmente baje los índices de homicidios, tal como él lo logró.
En el vaivén de tweets, el Presidente colombiano declaró que la cifra se redujo de 90 a 13 los homicidios por cada 100 mil habitantes en el 2022 en Bogotá, una baja que se habría dado desde 1993. “No hicimos cárceles sino universidades”, afirmó Petro.
Lo llamativo del regocijo de Bukele tras su aparente éxito de doblegar a Las Maras es que después de décadas agobiantes para la población, el mandatario haya sido capaz de controlarlos de forma tan rápida. ¿Cómo es que solo un presidente pudo terminar con las mafias que azotan al país? Las acusaciones sobre que Bukele negoció con las pandillas parecerían tener sentido.
¿Qué es el CECOT?
El 31 de enero el presidente Nayid Bukele inauguró el Centro de Confinamiento del Terrorismo a través de un video explicativo y cinematográfico. Según el Gobierno salvadoreño, en las instalaciones vivirán 40.000 mil detenidos. La institución se encuentra ubicada en el municipio de Tecoluca, San Vicente, en una zona alejada del resto de la ciudad, y plantean que el mismo cuenta con un área de 1645 kilómetros.
El centro cuenta con tecnología para escanear y revisar a cada uno de los detenidos, como así también vigilancia permanente. Asimismo, informaron que el recinto tiene un almacén de armas y equipos de seguridad para el personal integrante del comando antidisturbios.
Sus guardias también se encargarían de realizar requisas diarias para obtener información necesaria y así evitar que se rompa el orden. En esta índole, el Ejército se tendrá a cargo el resguardo de todo el perímetro del lugar. Serán 600 efectivos de la Armada, mientras que también contará con la presencia de 250 policías.
Por otro lado, la instalación tiene espacios denominados como fábricas en los cuales los presos deben trabajar en distintas ramas como pintura, textil o carpintería, entre otros. En cada celda se alojan 80 personas, las cuales van a estar privadas de circular libremente dentro del Cecot. Asimismo, tiene espacios de castigo que están sellados en su totalidad sin acceso al mínimo de luz.
Dispositivo disciplinario y derechos humanos
La idea de privar la libertad de una persona en viejas épocas era parte del proceso juzgamiento de un delincuente. El punto cúlmine del mismo se reducía en muchos casos a la tortura y muerte. Se cree que la versión actual de la cárcel nace con el advenimiento del capitalismo. A partir del nuevo sistema, los reos eran usados como mano de obra. El filósofo Michel Foucault concibió a dichas instituciones como la exterioridad del aparato judicial, la cual se ocupa de repartir, clasificar, y crear un aparato de vigilancia.
“La forma general de un equipo para volver a los individuos dóciles y útiles”. El formato de cárcel implica la detención como castigo máximo ante la infracción en una sociedad. La prisión como dispositivo disciplinario tiene entero poder sobre les detenides, a los cuales se les impone una nueva forma.
Es claro que la nueva prisión salvadoreña hará uso de una disciplina despótica, para amoldar a esos cuerpos a nuevos parámetros. Allí surge la cuestión de los derechos humanos. ¿Realmente todas las personas detenidas son lo que dicen ser? Según los medios locales, se estaría encarcelando a gente que no está involucrada en las pandillas.
Asimismo, diversas entidades pusieron la mirada sobre el Cecot por la manera de accionar con les detenides. Amnistía Internacional fue una de las entidades en expresar su preocupación. La misma sostuvo que el régimen de excepción cometió violaciones masivas de los Derechos Humanos a través de detenciones arbitrarias y violaciones al debido proceso. Asimismo, denuncia que se comete tortura y malos tratos.
Los arrestos masivos criticados por los organismos de derechos humanos, se basan en que el régimen de excepción permite las detenciones sin una orden judicial. A su vez, están suspendidas algunas garantías constitucionales, que fueron aprobadas por el Congreso.