Trabajadores administrativos del CONICET convocaron a un ruidazo para el jueves 2 de marzo y pusieron en marcha la junta de firmas para dar a conocer su situación. Recientemente, el Sistema Integral de Notificaciones Electrónicas les informó que deberán volver a la jornada de ocho horas. Así también, se produjo la modificación arbitraria de los contratos de trabajo, amparados bajo la modalidad del Artículo 9, lo que significaría la degradación de sus funciones.
Para conocer más, Nota al Pie dialogó con Agustina López Villar, secretaria adjunta de ATE CONICET. La entrevistada explicó que el horario que quieren mantener es el que se empezó a utilizar en el contexto de la pandemia: una jornada laboral de seis horas con un día de teletrabajo.
“Para los salarios que tenemos nosotros, por estar en el Estado, es beneficioso. Nos ahorramos mucho dinero en transporte, en almuerzo. Nos permite una organización familiar mucho más sencilla”, sostuvo.
Además, agregó que con la modalidad mixta no hubo retrasos, no hubo errores; al contrario, los métodos electrónicos se efectivizaron y se hicieron formas de trabajo más fluidas.
En esta misma línea, remarcó que es necesario que se conserve el teletrabajo, el cual aportó “mucha eficiencia a la hora de poder desarrollar las tareas y cumplir con los requerimientos y los tiempos”.
La situación de los contratos
El CONICET tiene 1.500 trabajadores administratives, de los cuales, aproximadamente, 1.000 se encuentran en situación de precarización, con una planta transitoria de renovación anual. Esos contratos se ordenan con una función específica que desarrolla el trabajador o la trabajadora; una letra que es el tipo de rangos de estudios que tienen; y un número que señala el grado, relacionado con la antigüedad del trabajo en el organismo.
Desde noviembre, los contratos han sido confeccionados con varios errores menores de tipeo, por lo que tuvieron que ser armados dos o tres veces. Pero lo que pudieron notar, según contó Agustina López Villar, fue un cambio de función, que implicaba una degradación de las funciones. “Si esto ocurre sin conocimiento o acuerdo del trabajador, viola las leyes laborales”, denunció.
En la carta que le presentaron a la Dra. Ana María Franchi, presidenta del CONICET, desde el gremio consideraron que puede haber tres consecuencias importantes ante esta situación. La primera sería perder el registro de la experiencia laboral acumulada durante años, la formación in situ de desarrollar tareas y la responsabilidad adquirida por estas razones.
En segundo lugar, existe un impacto de manera directa al momento de concursar una planta permanente según la función a la cual cada une aplica. Y, por último, desconoce las funciones técnicas que ya se vienen desarrollando, impidiendo el acceso a la función específica de Ciencia y Tecnología, derecho adquirido en instancia paritaria y aún no consagrado.
Además, de acuerdo a Agustina López tiene otros efectos negativos. El año pasado, en La Plata, se firmó un suplemento de Ciencia y Tecnología para les trabajadores del CONICET que tenían tareas en esas áreas. Pero, al degradarles la función, muches de elles no entraron en el cobro de ese suplemento, que tiene un rango económico entre el 15% y el 70% del sueldo de acuerdo a la función que cada une desarrolle.
El reclamo de les trabajadores del CONICET continúa
Las respuestas que recibieron desde la gerencia de Recursos Humanos (responsables de confeccionar los contratos) es que el nomenclador “nuevo” dice que su función es la que les asignan ahora. Lo que agregó la secretaria de ATE CONICET es que, pese a eso, no hubo un cambio en lo que están haciendo en el día a día porque siguen desarrollando las mismas tareas.
El jueves, previo al ruidazo, se reunirán con la gerencia de Recursos Humanos con la esperanza de poder darle una resolución rápida a esta situación que ya lleva casi cinco meses.