El 7 de diciembre Pedro Castillo fue noticia mundial por intentar una peculiar jugada que le costaría su cargo y su libertad. A pocos minutos de que el Congreso votase por su posible destitución, el entonces presidente de Perú quiso disolverlo y llamar a una asamblea constituyente.
Sin embargo, perdió dicha estrategia y terminó tras las rejas, donde rompió el silencio dos meses después de su detención. Fue el medio español El Salto el que consiguió su entrevista por medio de sus abogados.
Con prisión preventiva aunque aún sin sentencia, Castillo permanece en el penal de Barbadillo, dentro de una celda sin ventana. El medio español indicó que solo posee un tiempo para salir al huerto del lugar y desde su detención no ha tenido comunicación con su familia.
Al respecto, el ex mandatario remarcó: “No tengo acceso a comunicación, tampoco a derecho de videollamada con ellos”. Luego añadió: “Se encuentran refugiados en México. Quisiera hablar con ellos”.
“Es complicado y complejo, no se puede explicar solamente de manera política. Jamás intenté subvertir la institucionalidad peruana”, explicó Castillo en la entrevista. Además, en cuanto a su movimiento político, agregó: “Yo quería acercarme al pueblo. Fue un día de hacer eco para los ‘nadies’”.
“Tomé la bandera de la Asamblea Popular Constituyente y di mi discurso recordando y siendo fiel a los pueblos que confiaron y votaron por mí”, recalcó.
Bajo la misma línea prosiguió: “Fue una reivindicación de mi parte. Quise hacer entender a la clase política que el poder popular es la máxima expresión de las sociedades”.
Por otro lado, argumentó: “No quise obedecer a los grupos de poder económicos sociales. Quise poner al pueblo por encima de todo”. También insistió en que nunca intentó huir del país, sino que cuando fue detenido intentaba poner a salvo a su familia de la tormenta que se avecinaba.
Hubo varias personas que tildaron su discurso político como “autogolpe”, a quienes les explicó que “es un discurso que ha creado la derecha”. Luego planteó que “desconocen la realidad de las cosas, son tan ignorantes que se crean sus propias historias y ellos mismos repiten y repiten sin realizar un correcto trabajo de investigación”.
Por último, subrayó: “La prensa tradicional en Perú es una vergüenza. Han intentado destruir a mi familia, está destruyendo a muchas otras personas opositoras de este Gobierno en facto”.
Una estadía complicada
Desde su celda, donde solo tiene un escritorio y un televisor, Castillo confesó cómo fue su último tiempo como presidente. Dentro de sus declaraciones admitió que tuvo problemas familiares y personales que mantuvo durante gran parte de su gestión. Además, mencionó que existieron numerosas amenazas de muerte, algunos intentos de asesinato e incluso ataques racistas contra él, su esposa y sus hijes.
También explicó que se tornó difícil la posibilidad de que sus hijes puedan estudiar en una escuela en Lima. Asimismo, detalló que hubo una pelea por mantener el poder ante un “complot” en contra suyo. Frente a estas complicaciones, el ex mandatario justificó que “fue organizado principalmente por la derecha peruana que sirve a intereses de la derecha internacional, los grupos neoliberales e imperialistas”.
En relación a ello sostuvo que “tienen y han usado toda su maquinaria de poder económico y político. Entre esto, se encuentra la prensa peruana que responde también a estos intereses”. También dictaminó: “Los responsables de la prensa me parecen los verdaderos ignorantes y son ellos quienes dicen que ha sido un autogolpe, no el pueblo”.
Nadie se salvó
Por otro lado, Castillo también se tomó un tiempo para hablar sobre Dina Boluarte, su ex vicepresidenta y actual presidenta de Perú. “Era y es calculadora, ambiciosa. No tenía bases, nadie la conocía, ni en su región la querían porque después me enteré que era una mujer sumamente racista y clasista”, expresó. Luego dio a entender que él la volvió conocida por su llegada al pueblo y que ella solo “se colgó de la lucha”.
A su vez, sostuvo que “se aferró a ser ministra del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, nunca quiso soltarlo. Tuvimos muchas peleas por eso”. También continúo con su verdad al indicar que “lloraba para no ser removida del cargo, decía que tenía familia y nos manipulaba con eso”.
De igual modo, afirmó que Boluarte “trabaja con el Fujimorismo, todos ellos organizaron el complot”. Todo en referencia a que Alberto Fujimori está en el mismo penal, pero con otro trato por estar en cárcel dorada.
“Ella tiene amistad con la derecha”, sostuvo Castillo, quien aún se considera presidente del país. En este sentido, afirmó que el golpe en su contra fue orquestado por Boluarte, la policía de las Fuerzas Armadas y el fujimorismo.
Además, dijo que la actual mandataria “ha quedado expuesta, ha llamado a toda la derecha más violenta de derechos humanos a un gabinete”. En este sentido, aseguró que “solo aparentó ser demócrata hasta que ahora ya es evidente su verdadera personalidad: dictadora”.
Las consecuencias que dejó su detención
Por otra parte, Castillo habló también sobre los reclamos de las movilizaciones que paralizan a todo el país andino. En esta línea, otorgó su apoyo al llamado a elecciones y a la asamblea constituyente, solicitados desde su salida del poder. A su vez, manifestó que el Congreso está “deslegitimado” por completo y agradeció la solidaridad de los presidentes y “pueblos” de varios países.
Por otro lado, el político dio su parecer sobre la represión en Perú, la cual ya acumula cerca de 60 muertes. “El uso desmedido de la fuerza… eso no es lo que está ocurriendo nada más. Es masacre. Están matando a mis compatriotas”, subrayó. Luego sumó: “Hermanos con quien recorrí Perú, Arequipa, Cusco, Ayacucho. Sí, creo que el Perú vive terrorismo de Estado por este Gobierno y sí es una dictadura”.
“El terrorismo es un psicosocial y una mentira que utiliza este Gobierno para callarnos a los opositores”, remarcó Castillo. A su vez, recordó: “A mí me han llamado terrorista desde la segunda vuelta”. “Siendo presidente nos han insultado y maltratado, nos decían terroristas en la prensa y ahora me encarcelan por un delito de rebelión que no he cometido”, concluyó.