La VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño (CELAC), realizada en nuestro país el día martes, puso de manifiesto el potencial de un continente unido. En este sentido, con la «unidad en la diversidad» como apotegma, la Cumbre abrió el comienzo de una nueva etapa de integración regional en Latinoamérica.
De este modo, la trascendencia e importancia de lo ocurrido en la jornada del martes reside también en el marco internacional en el que nuestro continente vuelve a emprender un decidido camino de integración regional. La crisis sistémica del orden global, con una feroz puja por la nueva distribución del poder mundial, permite allanar el camino para que Latinoamérica se vuelva un actor central.
La Declaración de Buenos Aires
Más allá de los acuerdos bilaterales alcanzados en el desarrollo de la Cumbre, los países miembros de la CELAC, al finalizar la jornada, emitieron un comunicado conjunto denominado «Declaración de Buenos Aires». En el documento, a lo largo de 28 páginas, se pueden vislumbrar más de 100 puntos de consenso en diversas áreas temáticas junto a 11 declaraciones especiales.
Entre los puntos más importantes a destacar se encuentran:
- El compromiso de los países miembros de la CELAC en avanzar en la integración regional, promoviendo la unidad en la diversidad de los pueblos latinoamericanos.
- La plena vigencia de nuestro continente como Zona de Paz, proclama que fue firmada en la II Cumbre de la CELAC en el año 2014.
- El compromiso con la no interrupción de los procesos democráticos.
- El no intervencionismo en los asuntos internos de los Estados.
- El respeto a los DDHH.
- La preocupación por el incremento de la deuda pública de los Estados latinoamericanos tras la pandemia del COVID 19.
- La necesidad de garantizar la seguridad alimentaria.
- La importancia de que los países de la región impulsen modelos económicos que prioricen el desarrollo productivo con inclusión social.
- La adopción de políticas públicas, con un enfoque preventivo, multidisciplinario e integrado para combatir «el Problema Mundial de las Drogas».
- La cooperación en materia ambiental para luchar contra el cambio climático.
- La necesidad de reducir la brecha de género existente en el mercado laboral, los salarios, el empleo de calidad e incluso en el acceso a la seguridad social.
- El pedido de fin del bloqueo estadounidense contra Cuba.
- El apoyo al reclamo argentino sobre las Islas Malvinas.
- La continuidad del diálogo en Venezuela.
El camino latinoamericano hacia el multipolarismo
Como venimos sosteniendo en Nota al Pie, el mundo vive un periodo de transición hacia el multipolarismo. El orden internacional establecido tras la Segunda Guerra Mundial e impuesto por Estados Unidos se encuentra en una crisis sistémica que reconocen hasta los propios actores del bloque anglosajón.
En ese marco, sin grandes declaraciones públicas pero a paso firme, Latinoamérica avanza hacia el esquema multipolar impulsado desde China – Rusia. La VII Cumbre de la CELAC, como todo lo sucedido en las horas previas, será recordada como la configuración de un enorme paso hacia ese camino.
La vuelta de Luiz Inacio Lula da Silva a la presidencia de Brasil, como adelantamos, era significativa en ese sentido. El mandatario brasileño, que se espera que lidere esta nueva etapa de integración regional, se suma a potenciar el trabajo realizado por el tándem Argentina – México en el último tiempo.
De esta manera, mientras convive con el enorme poder de presión de EE.UU., nuestro continente se abre paso para configurarse como un polo emergente de poder. El fortalecimiento de los espacios de integración como lo son la CELAC, el MERCOSUR o la UNASUR, resulta el camino natural para contrarrestar la influencia de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en nuestra región y para consolidar la opción de una Latinoamérica Multipolar.