El 15 de enero, The Last of Us se estrenó en HBO obteniendo excelentes críticas en todo el mundo. Una gran cantidad de esos elogios enfatizaron su origen, ya que la historia proviene directamente de los videojuegos. El éxito de la serie es la excepción en una larga historia de malas adaptaciones.
Hollywood pasó décadas tratando de descubrir la forma de adaptar videogames y los resultados de sus producciones no fueron precisamente inspiradores.
Las primeras películas basadas en videojuegos se remontan a principios de la década del 90, con el lanzamiento de Super Mario Bros (Annabel Jankel y Rocky Morton, 1993). En adelante siguieron una gran cantidad de estrenos, todos de calidad dudosa, desde Double Dragon (James Yukich, 1994) hasta Rampage (Brad Peyton, 2018).
Sin embargo, la adaptación de una película basada en videojuegos tardó casi treinta años en obtener una puntuación positiva en Rotten Tomatoes, con Pokémon: Detective Pikachu (Rob Letterman, 2019). Incluso entonces, las reseñas positivas fueron raras. Buenas películas como Sonic the Hedgehog (Jeff Fowler, 2020) apenas fueron elogiadas.
Muchos fracasos, pocos éxitos
Desde el año 2000 hasta el presente, el número de adaptaciones de videojuegos a la pantalla grande se duplicó. Lara Croft: Tomb Raider (Simon West, 2001), Doom (Andrzej Bartkowiak, 2005), Silent Hill (Christophe Gans, 2006), Max Payne (John Moore, 2008) y Prince Of Persia: The Sands Of Time (Mike Newell, 2010), entre otras producciones, llegaron a los cines
También fue el comienzo de la franquicia Resident Evil (Paul W. Anderson, 2002), que se convirtió en la saga de películas de videogames de mayor duración y también en la más exitosa, con una recaudación de $1.2 mil millones de dólares en la taquilla mundial.
Need For Speed (Scott Waugh, 2014) trató de entrar en el mercado que dominaba Fast and the Furious, con un éxito moderado; mientras que Warcraft (Duncan Jones) y Assassin’s Creed (Justin Kurzel) se estrenaron en 2016 para ser humilladas por la críticas. Warcraft fue considerada una gran decepción, pero aún así logró recaudar $433 millones de dólares a nivel mundial.
Assassin’s Creed, pretendía tomar su material de origen tan en serio como los fanáticos del juego. Eso significó un elenco de actores estimados en Michael Fassbender, Marion Cotillard y Jeremy Irons. Fracasó en la taquilla, pero se consideró de mayor calidad que la mayoría de las otras adaptaciones.
Tomb Raider (Roar Uthaug, 2018), protagonizada por Alicia Vikander, y Detective Pikachu, se consideraron buenas. Ambas tienen programadas secuelas dentro de un calendario de estrenos que vio la llegada de Sonic: The Movie 2 y las muy criticadas Mortal Kombat y Uncharted.
El fenómeno del juego Angry Birds generó dos películas animadas, The Angry Birds Movie (2016) y The Angry Birds Movie 2 (2019). Aunque obtuvieron un retorno de taquilla decente, fueron mal recibidas por la audiencia y la crítica.
La televisión como escenario para las adaptaciones de videojuego
El reciente éxito de The Last of Us sugiere una idea que no fue muy tenida en cuenta antes: la televisión y la serialización ofrecen una forma más adecuada para este tipo de narrativa y el diseño de sus mundos.
El surgimiento de las plataformas de transmisión y el auge de la televisión de prestigio, hace posible que estas adaptaciones dispongan de más tiempo y trabajen en sus propios términos. “No tenemos planes de contar ninguna historia más allá de adaptar los juegos”, dijo el showrunner Craig Mazin durante una entrevista con The Hollywood Reporter.
Incluso durante su primera temporada, conformada por nueve episodios, The Last of Us se beneficia de tener el tipo de espacio que una película no puede permitirse, ya sea en términos de estructura narrativa o bien por su corto tiempo de ejecución.
Puede que parezca simple la sugerencia de la correlación directa que existe entre un episodio de una serie y un nivel de videojuego como unidad narrativa. Esta estructura se mapea con solidez dentro de la televisión. En muchos de estos grandes juegos, el mundo se amplía y la dinámica se complica a medida que el jugador avanza en ellos. Lo mismo ocurre con la narrativa televisiva.
Muchos factores influyen en la inmersión de un jugador en el mundo de un videogame: una alta cantidad de horas con la historia, las interpretaciones de les actores, las partituras de les compositores. Todo lo que no puede ofrecer una película en su clásico formato de tres actos y dos horas de duración.
En cambio, una serie puede emular con mucha más comodidad el ritmo de las narrativas de los videogames. Hollywood pasó décadas tratando de descifrar la fórmula para lograr una adaptación perfecta. The Last of Us se alza como un ejemplo convincente de que la televisión es un formato mucho más adecuado para la adaptación de videojuegos.