A días del inicio de la VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y Gobierno de la Celac, Nota al Pie conversó con el periodista especializado en geopolítica, Gabriel Fernández, sobre el escenario que se abre. Según él, se afirmará un sendero multipolar que le “dará aire” a las naciones latinoamericanas para tensionar sus situaciones de dependencia con el vecino del norte.
-En un marco de crisis geopolítica a partir de la disputa entre el bloque anglosajón en decadencia y el esquema multipolar en ascenso: ¿esta cumbre expresa una reafirmación de una América Latina multipolar?
-Creo que una de las características de este período es la determinación de las naciones latinoamericanas de continuar la concreción de acuerdos comerciales, y muchos de ellos vienen del bloque euroasiático. Pero hacerlo sin declamar posiciones políticas internacionales, lo cual es muy delicado.
El Norte Global dominado por el capital financiero no logra concentrar el poder que en otro momento congregó y las potencias emergentes multipolares han dejado de ser países subdesarrollados. Sin embargo, el Norte no ha perdido ni su capacidad de fuego ni su capacidad de presión, su incidencia sobre los asuntos internos de nuestros países continúa. Su presencia en organismos financieros internacionales tienen una gran influencia y nos conduce a una situación muy compleja en la que nadie quiere prescindir de las inversiones de infraestructura, ni de los swaps chinos y la comercialización.
Nadie quiere prescindir del acceso al sendero multipolar: ya sea la adscripción a la Iniciativa de la Franja y la Ruta o los BRICS. Pero todos saben, cómo está quedando claro en varias experiencias dentro de América Latina, que Estados Unidos tiene herramientas y contactos internos en nuestros países para desarrollar una ofensiva que genere un traspié a este andar multipolar. Entonces nuestro continente encuentra esta reunión de Celac en Buenos Aires con una determinación económica de base que es la de, sin romper con el Norte Global, vincularse con las potencias emergentes multipolares, en especial con las asiáticas. Sin embargo, no colisionar con el Norte.
-Esta nueva cumbre estará signada por el regreso de Brasil luego de que Jair Bolsonaro haya retirado al país del espacio. ¿Se consolida una coordinación entre México, Argentina y Brasil, las tres principales potencias industriales del continente?
-En principio creo que sí, que la vuelta de Lula al gobierno brasileño es positiva para la unidad del Sur. La potencialidad del espacio es muy grande porque América Latina es el principal productor de alimentos del mundo, y la convergencia de estos tres países implica el involucramiento del desarrollo industrial.
Ahora bien, es probable que se avance en acuerdos significativos y, en paralelo, no se establezca con nitidez lo que podríamos llamar un “Unasur expandido”, una confederación política que se posicione desde el Sur Global de forma autónoma al hemisferio norte. Este es el recorrido que han hecho varias naciones latinoamericanas bien orientadas como Argentina y México, pero también Venezuela. En el tramo más reciente han tomado todos los recursos posibles dadas las circunstancias sin emitir ningún tipo de valoración política que pueda llegar a ser argumento para enfrentarse al Norte. Lo que están ganando las naciones latinoamericanas es tiempo.
Por ejemplo, entre los países que siguen comerciando combustible con Rusia y teniendo a China como principal comprador externo encontramos naciones que han apoyado a los rusos sobre la situación en Ucrania, otras que se han mantenido neutrales y otro grupo que ha legitimado las sanciones de la OTAN. Creo que América Latina y especialmente la política exterior argentina y mexicana han sido una clara expresión de todo esto. Veremos cómo se sitúa en este nuevo marco el gobierno brasilero.
-¿Este multilateralismo que viene practicando la Celac entrará en contradicción con la definición de denunciar situaciones de caotización que vienen sucediéndose como la toma del Congreso en Brasil o el proceso de desestabilización en Perú?
-No sabemos qué hará cada nación así que será interesante el debate, pero sí sabemos dos cosas. La primera, que los integrantes más importantes de la Celac se han pronunciado por la continuidad institucional y han denunciado las acciones golpistas y desestabilizadoras. Por ende, es probable que se ratifique la institución democrática como forma de resolver los problemas. En segundo lugar, hay un antecedente claro y es el de la Cumbre de las Américas el año pasado. Argentina desde la asunción del Frente de Todos se retiró del Grupo de Lima, debilitándolo casi hasta su inexistencia y también a la OEA, fortaleciendo la Celac.
En aquella Cumbre de las Américas Argentina rechazó abiertamente frente al gobierno de los Estados Unidos lo que llama las exclusiones y los bloqueos a Cuba, Venezuela y Nicaragua, naciones a las que se les negó la participación por parte de los organizadores. Y señaló que en el continente es preciso debatir abiertamente con todos sus miembros. Entre esos dos elementos, continuidad institucional y la búsqueda de un debate sin exclusiones ni bloqueos, esa ha sido la posición enunciada por Argentina como conducción de la Celac desde hace un tiempo a esta parte.
-¿El bloque euroasiático y sus miembros más potentes como China, Rusia e Irán va a estar atento a lo que suceda en esta cumbre?
-Sin lugar a dudas. El mundo está muy interrelacionado y así como han estado muy atentos a la reunión en Davos del Foro Económico Mundial harán lo mismo con lo que suceda en la Celac porque están pendiente de cómo influya en la región los Estados Unidos. La filosofía china es la que comanda el vínculo con América Latina, y esa concepción está relacionada con observar lo que hacen los demás y no cuestionar aunque no implique acuerdos políticos importantes y garantizar el desarrollo de la comercialización y las inversiones en infraestructura. De este modo, sostener las relaciones independientemente de las turbulencias políticas en el continente.
En lo estratégico esos contactos comerciales terminan teniendo un correlato político entonces efectivamente China presta mucha atención a lo que sucede en América Latina. Si se despeja la polvareda que genera la guerra nos vamos a encontrar con un vínculo económico-comercial de Argentina y muchas naciones latinoamericanas con el bloque euroasiático que le da aire a la hora de tensionar y negociar con aspectos pendientes a resolver con el norte del continente. Mientras esto no suceda no habrá un posicionamiento público donde se acuse a tal o a cual protagonista por su acción con relación a nuestro país.
-Se han barajado diferentes iniciativas económicas al interior de la Celac como el proyecto de la moneda común pero también acuerdos de integración energética entre Brasil y Argentina. ¿Se esperan grandes anuncios para esta semana?
-Van a haber anuncios aunque pongo entre paréntesis el tema de la moneda común. El comportamiento de Brasileña en el último tramo del gobierno del PT no expresó entusiasmo en una confluencia económica plena. Veremos si esto se ha modificado pero dentro del gabinete de Lula hay figuras que tienen a volcarse sobre la continuidad de la preeminencia del dólar en detrimento de la emergencia de nuevas monedas.
Esto está alineado al escenario internacional: es muy difícil que el dólar sobreviva como patrón de acumulación e intercambio pero eso no significa que se haga un anuncio y dentro de dos años simplemente tengamos una moneda que lo desplace. Es todo un proceso.
En cambio, creo que el primer paso para América Latina puede ser la creación de un banco latinoamericano con representantes de cada uno de los países miembros. Mientras haya un trabajo coordinado entre las áreas económicas de los diferentes países latinos creo que es posible instaurar un Banco del Sur, para la moneda común considero que aún falta un tramo también por los desequilibrios de PBI entre los miembros.