La mano del hombre provoca cambios desfavorables en el planeta. Ejemplo de ello son los incendios forestales, muchas veces intencionales, que no siempre logran ser detenidos. Por tal motivo, el Gobierno prorrogó hasta el 13 de enero de 2024 la emergencia ígnea para “continuar adaptando medidas urgentes” contra las llamas.
Además manifestaron la intención de convocar autoridades provinciales y organismos involucrados “con el objetivo principal de frenar los incendios y comenzar inmediatamente con la reestructuración de las zonas afectadas”.
La decisión se publicó hoy en el Boletín Oficial a través del Decreto 2/2023. El mismo lleva las firmas del presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Juan Manzur; y el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié.
Con la prórroga, adoptada de manera inicial el 11 de enero de 2022, se intentará mejorar la prevención y respuesta. Asimismo, con el decreto “se continuará agilizando y simplificando el trabajo conjunto y coordinado entre los organismos nacionales, provinciales y locales competentes”. Respecto al accionar frente a la emergencia, se explicó que se hará “bajo las premisas de celeridad, economía, sencillez y eficacia”.
De este modo, la medida hace hincapié en mejorar la eficacia al momento de combatir las embravecidas llamas con la prevención y respuesta rápida a nuevos casos.
Con la mira en los incendios recurrentes
La extensión del daño causado por la mano del hombre no se detiene en los incendios, sino que su incidencia impacta también en el calentamiento global. Las condiciones climáticas propagan el fuego de manera descontrolada al punto de que se vuelve impredecible. Frente a ello, la nueva norma advierte un “panorama adverso” planteado por el cambio climático.
Sus posibles consecuencias son sequías prolongadas que “se extienden y repiten de manera recurrente durante los veranos en los últimos años”. A su vez, esto produce que “la temporada de fuego no se vuelve solo estacional, encontrándose esta situación favorecida por las actividades humanas y las condiciones meteorológicas y ambientales”.
Por otro lado, los considerandos de la medida resaltaron la importancia de extender la declaración de Emergencia ígnea a toda la Argentina. Esto se debe a que “continúa el riesgo de superación de la capacidad de respuesta de los medios empeñados en el combate del fuego”. Lo cual involucra “la criticidad de la situación y el peligro inminente de una catástrofe ambiental”.
En tanto, al momento de referirse al cambio climático, sostuvieron que ”las acciones de mitigación son fundamentales y deben materializarse de manera urgente”. Frente a ello, aseguraron que “está aumentando el riesgo y la magnitud de los incendios forestales que cada vez se prolongan por más tiempo”.
El clima en el primer trimestre del año
Diciembre adelantó con altas temperaturas lo que se viene en los próximos meses. La meteoróloga del Instituto de Clima y Agua, Natalia Gattinoni explicó que “estas condiciones favorecieron el aumento en la demanda atmosférica”.
Como inminente consecuencia indicó que “generó un desecamiento del contenido hídrico en los suelos de las provincias de Buenos Aires, San Luis, La Pampa y Entre Ríos”. Asimismo, resaltó que “las lluvias registradas en el norte de Santa Fe, este de Santiago del Estero y sudeste de Córdoba permitieron estimar un leve aumento del almacenaje en los suelos”. Este variado y presente abanico climático impactó en los cultivos ya implantados y las labores de siembra y cosecha.
De cara al primer tramo del año, desde el Instituto confirmaron que la mayoría de los modelos de pronósticos indican la permanencia de la fase fría. La misma, bautizada como La Niña, se mantendrá durante el verano con intensidad leve a moderada. “La probabilidad de ocurrencia de esta fase es igual al 77% para el trimestre de diciembre-febrero 2023”, remarcó la meteoróloga. A lo que agregó como contracara “ante un 23% de probabilidad de ocurrencia de fase neutral”.
Un 2022 repleto de incendios forestales
El año pasado estuvo repleto de epicentros ígneos y consecuentes hectáreas perdidas. Según los últimos datos del Ministerio de Ambiente, desde comienzos del 2022 hasta septiembre se incendiaron 1,2 millones de hectáreas en todo el país, cifra que continúa en aumento. Estos siniestros desencadenan una problemática ambiental que afecta a la biodiversidad de estas zonas.
Asimismo, el primer reporte de incendios de diciembre del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, informó focos activos en seis provincias. Ellas fueron: Jujuy (Ledesma), Salta (General José de San Martín y Orán), La Rioja (Chamical), Tierra del Fuego (Tolhuin), Santa Fe (San Gerónimo) y Misiones (Apósteles).
Sin embargo, unas horas antes las provincias de Buenos Aires y Catamarca eran los epicentros de sus propios focos. Desde 2019 hasta la actualidad se registraron más de 3.700 incendios que afectaron al menos 2.417.764 hectáreas en el país. El sector más afectado fue el norte debido a las sequías. Además, la superficie quemada continúa en ascenso a causa del fenómeno climático de La Niña.
Según registros oficiales, durante los meses previos al inicio de la primavera 2022 se superó el total del territorio afectado en todo 2021. El viceministro de Ambiente, Sergio Federovisky, aseguró que hoy en día en Argentina todo el año es temporada de incendios. Frente a esto, les cientifiques estiman que el panorama empeorará como consecuencia del cambio climático.