A casi tres años del crimen de Fernando Báez Sosa, avanza en los Tribunales de Dolores el juicio oral contra los ocho acusados por su asesinato. Este miércoles, durante el tercer día de audiencias, declararon tres amigos de la víctima, varies empleades del boliche Le Brique de Villa Gesell, dos policías y el acusado falsamente Pablo Ventura.
De este modo, más testigos suman sus declaraciones sobre lo ocurrido el 18 de enero de 2020 frente al boliche Le Brique, ubicado en la mencionada ciudad costera. Cabe recordar que aquella madrugada, un grupo de jóvenes rugbiers atacaron a golpes a Fernando Báez Sosa, de 18 años, hasta asesinarlo.
Al día de hoy ya declararon les padres de la víctima, Graciela Sosa y Silvino Báez, el padre de la novia de Fernando y diez amigos del joven asesinado. El abogado defensor de los imputados, Hugo Tomei, expresó que no sabe si sus defendidos prestarán declaración durante el juicio.
La carátula de la causa es la de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más participantes”. La defensa de la familia de la víctima, encabezada por Fernando Burlando, anticipó que pedirá la sentencia a prisión perpetua para Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y los hermanos Luciano, Ciro y Lucas Pertossi.
Los testimonios: el racismo y la violencia a flor de piel
Uno de los testimonios más importantes brindado ante les jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari fue el de Luciano Bonamaison, uno de los amigos de Fernando presente al momento del crimen. El testigo declaró que antes y durante el ataque, los acusados se arengaban con frases racistas.
Mientras los rugbiers golpeaban a Fernando, incentivaban su accionar diciendo “negro de mierda, mátenlo”. Por ende, este detalle suma un valor agregado a los elementos raciales y de clase, siendo parte de las motivaciones del homicidio doloso y “por placer”. Sin embargo, el abogado querellante Fabián Améndola sostuvo que la fiscalía rechazó al inicio de la investigación que se tratara de un crimen racial.
Por otra parte, Bonamaison identificó a Máximo Thomsen y Luciano Pertossi como dos de los atacantes directos. Continuando con más declaraciones, otro amigo de Fernando, Franco Cervera, señaló en su testimonio a Ayrton Viollaz como uno de los arengadores del asesinato.
Según Cervera, Ayrton Viollaz “no paraba de gritar”, para dar a entender que “le iba a pegar a cualquiera que pasara”. Asimismo, declaró que el ataque fue “sorpresivo” y “lo más violento posible”, pese a que los amigos de la víctima “trataban de pedir que paren”.
La pelea en el boliche
El jefe de seguridad del boliche Le Brique, Alejandro Muñoz, también prestó declaración en la jornada de hoy. Afirmó que, poniendo en manifiesto el ataque contra Fernando, nunca vio tal violencia en los 20 años de experiencia en el rubro.
Según contó el empleado de boliche, hubo una pelea en medio de la pista ubicada dentro del local bailable. Muñoz fue el encargado de retirar a Máximo Thomsen, sobre quien aseguró que estaba “muy agresivo” y tuvieron que sacarlo entre dos personas.
En el caso de Fernando, Muñoz declaró que salió “muy tranquilo” del lugar. Otro empleado de seguridad de Le Brique, Fabián Maximiliano Ávila, declaró en contraposición que él fue quien retiró a Fernando del lugar.
“Yo agarré a uno de los ‘rugby’, no sé quién era, uno de pantalón corto. En ese momento, Fernando, que tenía la camisa rota, le pegó una piña en el estómago al que yo sostenía. Nos caemos los dos para atrás, y ahí me levanto y lo agarro a Fernando y le digo que me acompañe afuera”, relató.
El último de los testigos dentro del boliche fue Cristian Ignacio Gómez. “Cuando llegué, la pelea estaba iniciada. Terminé calmando y reduciendo a Matías Benicelli, que agredía a todo aquel que identificara como rival o de otro grupo. Yo lo saqué de Le Brique, reduciéndolo con los brazos en la espalda”.
El relato de los policías
Maximiliano Rosso Suárez, integrante de la Infantería de la Policía Bonaerense, contó que se encontraba en la zona debido a la gran cantidad de peleas que se desataban a la salida de boliches.
Sobre el episodio acontecido aquel 18 de enero, relató que, al acercarse a Le Brique, vio “a un chico en el piso, rodeado por gente y gritos. Pregunté qué había pasado y me dijeron que hubo una pelea. Y (les pido) si podrían informarme quiénes lo habían golpeado”.
A continuación, “comuniqué a mi comisión los detalles que me brindaron: ‘Tres personas, uno camisa negra, otro rastas, camisa blanca rasgada’. Con esas indicaciones mande al grupo a buscar a esas personas”, detalló.
El policía declaró que posteriormente le tomó el pulso a Fernando y ya no tenía, por lo que empezó la maniobra de reanimación: “Comienzo a hacerle las maniobras de RCP. Luego, llamo pidiendo apoyo y una ambulancia al lugar”. El efectivo continuó con la reanimación cardiopulmonar “hasta que pudieran llegar los bomberos y colocar desfibrilador”.
La falsa acusación
En la mañana de la tercera audiencia, también estuvo presente Pablo Ventura, incriminado por los rugbiers como “autor” del homicidio. A raíz de esta acusación, el joven estuvo cuatro días preso al inicio de la investigación. Sin embargo, no se encontraba en Villa Gesell en el momento del hecho y fue sobreseído.
El joven declaró que en Zárate (ciudad donde residen los imputados) varias veces vio a los rugbiers pelearse en grupo a la salida de boliches y que “siempre eran mayoría”. Por otra parte, su padre, José María Ventura, calificó a los rugbiers imputados de “asesinos”.
Posteriormente aseguró ante el tribunal que lo que hicieron con su hijo fue “un acto de cobardía total. La detención de Pablo nos cambió la vida y nunca supimos quién lo nombró. Nos hizo un daño muy grande a la familia, estuvimos muy expuestos”. Debido a los daños causados, el joven decidió demandar al Ministerio Público Fiscal bonaerense por 10 millones de pesos.