El Río Paraná continúa disminuyendo su caudal de agua, un hecho que se inició en marzo de 2020. Según informó el Instituto Nacional del Agua (INA), aunque las condiciones son en general mejores que las observadas en 2020 y 2021, “la perspectiva climática aún no permite establecer un límite temporal del escenario de aguas bajas predominantes iniciado en marzo de 2020”. Además, comunicó que seguirá bajando su nivel en enero de 2023.
Según el INA, se trata de la bajante más larga desde 1884 y posee características extraordinarias por su magnitud y persistencia. Luego del repunte registrado en octubre y noviembre, el Río Paraná volvió a descender su altura, un hecho que puede observarse en distintos puertos de Entre Ríos.
La importancia de la bajante radica en que afecta el abastecimiento y calidad del agua potable, la navegación y operaciones de puerto, el ecosistema y la generación de energía hidroeléctrica. Si bien las causas son naturales, como la falta de precipitaciones, el cambio climático producto de acciones humanas influye de forma negativa. La sequía que azota la mesopotamia es calificada como histórica por el INA, y la peor de los últimos 60 años.
Consecuencias de una sequía histórica
La bajante no sólo afecta la economía de la población, sino que también influye en la vida ambiental. Los peces se vieron afectados debido a que se ha secado el valle de inundación. Este es el lugar donde se refugian, alimentan y también donde se reproducen. Ante la sequía, aumentaron los incendios en las islas y la contaminación del agua, por no poder diluirse los químicos de los efluentes industriales.
Además, la falta de agua impactó en el riego de cultivos, provocando que las pasturas sean de menor tamaño, con un retraso en el crecimiento en algunas zonas, y en otras una caída parcial o total de la producción. Las industrias que utilizan altos volúmenes de agua también se vieron perjudicadas. En el sector ganadero, hubo venta anticipada de animales con menor peso y peor condición corporal. También el sector lechero se vio alterado.
El Río Paraná en cifras
Según informó Télam, en Paraná, la capital de Entre Ríos, el río bajó 1,05 metros en los últimos 20 días. Actualmente tiene una altura de 1,73 metros, por debajo del nivel de aguas bajas (2,30) y 1,13 metros menor a su altura promedio en diciembre (2,86).
En La Paz, en el noroeste entrerriano, el río Paraná decayó 1,27 metros y llegó a 2,41 metros de altura. Este valor está por detrás de su límite de aguas bajas (3,20 metros) y de los 3,85 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2021.
El puerto de Diamante, en el sur de la costa entrerriana, también registró una fuerte caída de la altura del río (1,10 metros). Su nivel se encuentra en 2,04 metros, por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y del promedio histórico de 3,6, en los últimos 25 meses de diciembre.
Por último, las expectativas no son alentadoras. El INA prevé que las próximas semanas continúe el descenso en las alturas, con 1,41 metros en Paraná previstos en enero; 2,11 en La Paz; 1,50 metros en el puerto de Diamante; y 2,55 metros en Victoria, unos 80 kilómetros más al sur, indicó Télam.