Un grupo de vecines de Palermo Chico (Ciudad de Buenos Aires) tomaron la determinación de cortar la Avenida Libertador, a la altura de Sinclair, este jueves 15 de diciembre durante la tarde. La medida de fuerza busca el cese de eventos con música amplificada.
Hartos de no poder descansar, planean continuar una batalla legal contra la administración del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) por permitir shows que no están habilitados. El encuentro se englobó bajo las consignas “Queremos dormir”, “Vecinos contra el ruido” y “Que respeten la ley”.
Les concurrentes iniciaron, poco después de las 19 horas, un reclamo y “semaforazo” en la intersección de la Comuna 14, ubicada frente al Paseo de la Infanta y los “Barliches” que rodean los arcos de Palermo. La protesta incluyó cortes, cánticos y banderas para convocar al resto de los vecines.
Les habitantes de la zona vienen reclamando desde hace tiempo a causa de una “intoxicación sonora” que proviene de “recitales, shows, bares ilegales y eventos varios en el Rosedal, el Hipódromo, el Campo Argentino de Polo Argentino y el Paseo de la Infanta”. Así lo consignaron desde sus redes sociales.
Muches de elles aseguran que han recurrido a medicamentos para dormir y a tapones para oídos. Otres han invertido en acustizar sus viviendas, y diversas medidas para amortiguar ruidos y vibraciones.
“No podemos dormir, ni trabajar, ni estudiar: los ruidos transcurren 24×7 en distintos puntos, Vivir en el barrio se ha vuelto un tormento.”, afirman en sus comunicados.
Acción vergonzosa de la justicia
Nota al Pie le consultó a uno de les manifestantes para conocer en profundidad sobre las demandas expuestas. El integrante del grupo prefirió no dar su nombre y fundamentó su negativa en la necesidad de destacar a les vecines como unidad colectiva.
Asimismo, aclaró que no conforman una agrupación orgánica y que sólo se basan en una acción espontánea frente a la problemática que padece el barrio.
“No somos de ningún partido político. Lo único que hacemos es hacer valer nuestro derecho de descansar, de no tener boliches ilegales hasta las 6 de la mañana todos los días”, indicó el referente.
Además, agregó que “En una acción vergonzosa, el juez Darío Reynoso (a cargo del Juzgado en lo Contencioso y Administrativo Nº 24 de CABA) rechazó nuestro recurso de amparo”.
Más tarde, el mismo participante se dirigió a les presentes y alentó a les vecines de edificios circundantes para sumarse a la protesta. “A nadie le gusta cortar la calle, pero es un acto de desesperación. Los fiscales son un desastre, no constatan que es ilegal que haya un boliche en la vía pública y lo trataron como si fuera tema de ruidos molestos. Esto no es sólo ruidos molestos”, afirmó.
A modo de cierre y después de bloquear de manera parcial la circulación de la arteria, una integrante del colectivo utilizó un megáfono para expresar “Sufrimos polución acústica y sonora. Queremos vivir en paz en nuestro barrio”.
Esta primera actividad concluyó con el repetido “Queremos dormir” que atrajo el interés de transeúntes y vecines que fueron poblando la esquina de Palermo.
En defensa del espacio público
Cerca de las 20 horas, el colectivo se dirigió a las puertas del local “La mala” ubicado bajo uno de los arcos que recorren el Paseo de la Infanta. Les manifestantes solicitaron, a la administración del establecimiento, que les enseñen la habilitación municipal correspondiente que les permite utilizar música amplificada.
Les vecines explican que han hecho mediciones en distintas casas y que agotaron las vías institucionales. “[…] presentamos una medida cautelar, nos reunimos con autoridades municipales, fiscales, organismos de control, y no tenemos respuesta. Ningún organismo del GCBA asume la responsabilidad”, precisaron.
Como ronda final, les vecines, se dirigieron por medio del altavoz a concurrentes y consumidores de los espacios abiertos en los bares del sector. De esta manera, advirtieron al público presente acerca de que los “Barliches” invaden el espacio común de los ciudadanos sin pagar ningún impuesto.
La agrupación de auto convocades advierte sobre la ilegalidad de la situación. Muchos de los espacios comerciales “funcionan al margen de la regulación urbanística y sin las correspondientes habilitaciones: ocupan la vía pública con parlantes a todo volumen, más allá de los decibeles, que también se violan”.