Marruecos – Francia, sin duda alguna, es mucho más que un partido. Primero porque, aunque sea un deporte, el fútbol siempre es mucho más que un partido por lo que genera y más aún lo es una semifinal del mundo. No cualquier selección puede lograrlo y estar entre los 4 mejores del planeta, en el deporte más popular del mundo, es algo digno de recordar. En segundo lugar, como vamos a detallar a continuación, porque el partido entre ambas selecciones está atravesado por un vínculo cargado de historia.
La invasión europea
Como gran parte de sus vecinos, durante la primera mitad del siglo XX, Marruecos estuvo dominado por el imperialismo europeo que, con anterioridad, se repartió el continente africano. Desde 1912 hasta 1956, fecha en que Marruecos logró la independencia, el país árabe fue dividido entre franceses y españoles y se convirtió en un Protectorado de ambas naciones.
Más de 50 años de dominación francesa en una parte del actual territorio de Marruecos, con años de guerras incluidos, dejaron un recuerdo poco feliz en la memoria colectiva marroquí. Durante aquellos años, de manera contraria a la impostada moralidad europea a la que asistimos en los últimos días, el pueblo marroquí era tratado humillantemente y como si fuera una ciudadanía de segunda en su país natal.
En este marco, más allá del pasado compartido, el vínculo entre ambas naciones se encuentra atravesado por una creciente tensión en la actualidad. No solo por los vaivenes de las relaciones internacionales y la relación entre los gobiernos sino porque, al igual que en la época colonial, los habitantes marroquíes -pero africanos y árabes en general- en Francia, son vistos como un enemigo de época por cierto sector de la política.
Alegría en África y el mundo árabe
Uno de los hechos más trascendentes e importantes que generó el partido, sin ninguna duda, fueron los festejos que se dieron no solo en Marruecos sino en el continente africano y en gran parte del mundo arabe. Como dijimos al principio, el fútbol es mucho más que un deporte y atraviesa lo más íntimo de las culturas populares.
En una región tan golpeada, dividida e injusta, el heroíco papel de la selección marroquí generó un sentimiento de unidad y solidaridad capaz de atravesar fronteras. No es solo porque es la primera selección africana que, independientemente de lo que pase contra Francia, jugará los 7 partidos del mundial, lo cual es histórico. También se esconde, más allá de lo que uno pueda pensar del rol de Marruecos en el Sahara Occidental, la historia colonial de todo un continente.
En este sentido, el mundial de la selección marroquí es también una revancha histórica en un juego de 11 contra 11. Lo que para Argentina fue el Mundial del 86, el partido de Maradona contra Inglaterra, para África y el mundo arabe fueron las victorias contra las selecciones europeas.
Solidaridad y alegría en regiones conflictivas
La solidaridad entre Palestina y Marruecos, que ya había quedado en evidencia en otros partidos, no fue la única imagen de un sentimiento compartido más allá de las fronteras africanas. A pesar de los conflictos entre ambos Estados, se viralizaron videos de centenares de argelinos festejando la victoria marroqui contra la Portugal de Cristiano Ronaldo. En Irak, Siria, Egipto y Arabia Saudita también hubo celebraciones en las calles.
En este marco, el fútbol volvió a ser un factor de unidad y alegría en un continente con muchos conflictos regionales, pobreza y, en reiteradas oportunidades, explotado por intereses ajenos a los de su propio pueblo. La pelota, por unas cuantas horas y quizás semanas, globalizó una respuesta histórica y la felicidad popular del mundo arabe.
Represión y militarización en Francia
La victoria de la selección arabe ante Portugal desató la alegría de les marroquíes y, una vez más en este mundial, volvieron a festejar en muchas ciudades europeas. Sin embargo, en la Francia de Emmanuel Macron, el lema «libertad, igualdad y fraternidad» no aplicó para los festejos marroquíes. Las fuerzas del orden, que esperaban cualquier excusa para hacerlo, reprimieron y mostraron la contracara europea de los festejos en en el mundo arabe.
En los Campos Elíseos de París, luego de montar un fuerte dispositivo de seguridad de más de 1200 efectivos, al menos 174 personas fueron detenidas. La policía afirmó que hubo grupos violentos pero la represión no distinguió y fue para todas las personas que allí se encontraban.
Las fuerzas de seguridad hoy
Para el día de hoy, mientras Macron esté presenciando el partido contra Marruecos en Qatar, el gobierno francés anunció el despliegue de 10.000 agentes de las fuerzas de seguridad. El ministro del interior de Francia, Gérald Darmanin, remarcó que al menos la mitad de ellos estarán en París.
La otra parte del operativo contará con una fuerte presencia de efectivos en las ciudades francesas con más presencia de la comunidad marroquí, a la espera de lo que suceda tras el fin del partido.
En un país que cuenta con más de 1.300.000 marroquíes y una comunidad musulmana de 4.000.000 más que seguramente se inclinará hacia la nación africana, la tensión está a la orden del día.
La tensión, sin embargo, es el resultado de un creciente discurso racista, xenófobo y anti-árabe impulsado por la ultraderecha. Un nacionalismo de exclusión que atraviesa hasta liberales y socialdemócratas europeos, que se encuentran al pie del cañón para subirse a la agenda deshumanizante contra habitantes de sus propios países. Frente a este escenario, parece quedar a la vista que el resultado del partido determinará cuál es la actitud de la policía y la gendarmería francesa.